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Los días de la derrita

Rogelio Blanco, destacado intelectual cepedano, nos recuerda con añoranza -y exactitud- algunos aspectos de <b> la derrita</b>, una de las fases de la liturgia invernal de la matanza, en la que se aúnan los curiosos aspectos gastronómicos con otros e

Rogelio Blanco, destacado intelectual cepedano, recuerda con añoranza -y exactitud- algunos aspectos de la derrita, una de las fases de la liturgia invernal de la matanza, en la que se aúnan los curiosos aspectos gastronómicos con otros elementos antropológicos.

Morriondo, 31 de enero de 2001

Siguiendo con el tema anterior de la mata del cocho cabe apuntar algunos datos más. En aquel momento se aprovechaba el hígado que cocido se comía con patatas, así como la sangre, que se servía cocida y encebollada.

Además se completaba con un segundo plato que consistía en tocino cocido, pero de la barbadilla o barbado o sangradero, es decir, de donde se le metía el cuchillo al animal. LA DERRITA

Después de la matanza, se dejaba orear la manteca que producía el animal, si bien la mayor parte se localizaba en el manto o rodeña, que se separaban y le dejaban incorporada la pajarita(bazo) y los riñones. Se troceaba, se ponía en la caldera de la derrita, casi siempre gran perola de cobre, al fuego hasta que se fundía.

En el liquido graso, bien fundido, se introducían los riñones, la pajarita y, además, un trozo de lomo, un chorizo, cebollas, manzanas (preferentemente reineta), peras de invierno y tortas(tostas) de pan, principalmente.

Al pan, a las cebollas y a las manzanas cuando se sacaban se les rociaba con azúcar. ¡Y a comer!.

Una buena dieta para el colesterol y riquísima. Mi madre siempre esperaba a yo llegara del internado en las vacaciones de Navidad para hacer la derrita, sabía que tal cena me derretía a mí también. Aún lo sigue haciendo.

La manteca se destinaba luego para guisar el resto del año, sobre todo patatas sazonadas, etc. Como todos saben, en La Cepeda no hay olivos, y a falta de aceite…

Posteriormente la manteca la destinaron para hacer jabón. Ya ni eso.

Había un refrán que decía que De los cerdos se aprovechan hasta los andares. El refrán está perdiendo validez.

Pero la derrita sigue teniendo encanto.

¡Qué aproveche!

Rogelio Blanco

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