Guiarte logo Guiarte.com

Trajes de acero y tela

La Fundación Santander Central Hispano presenta una magnífica exposición en la que se combinan las más bellas armaduras con trajes de moda del siglo XX.

Christian Beaufort-Spontin, conservador de la Armería Imperial del Kunsthistorisches Museum de Viena, es comisario de esta exposición, en la que la dureza y el brillo del acero destaca ante la flexibilidad y colorismo de la moda actual, representada por los trabajos de Roberto Capucci, un modisto tan notable como inclasificable, que trata las telas de forma absolutamente peculiar, como si estuviera trabajando con esculturas.

Hace cinco años, el responsable de la Fundación Santander Central Hispano, viajó a Viena para ver una exposición de este tipo, y encargó al conservador de la Armería Imperial de Austria organizar un evento en España. La actual muestra es heredera de aquella, pero está enriquecida con una colección de armaduras aún más espectacular, en la que se reúnen magnificas piezas del museo austríaco junto a otras de la Armería Real de Madrid.

La muestra sólo se verá en España, hasta el 24 de noviembre, en la Sala de Exposiciones de Madrid de la Fundación Santander Central Hispano. Tiene el título de "Vestidos y armaduras. Roberto Capucci. Moda de ayer y hoy en seda y acero".

En la misma se presenta una selección de 14 armaduras de los siglos XVI y XVII de la Armería Imperial del Kunsthistorisches Museum de Viena y 7 de la Real Armería de Patrimonio Nacional de España, junto a las creaciones del gran modisto italiano Roberto Capucci, que por primera vez presenta sus diseños en España.

Es una exposición de gran vigor plástico, que confronta dos materiales en apariencia tan opuestos como el acero y la tela para mostrar como la moda, reflejo del ideal de belleza de cada época, se ha manifestado conforme a su tiempo tanto en vestidos como en armaduras.

El arte está en el acero y en la tela, porque los creadores de las obras han ido más allá del papel del artesano. Ni los armeros de los siglos XVI y XVII ni Roberto Capucci han limitado su destreza a realizar atuendos con estos materiales. Ambos comparten el don de transformarlos: el acero se modela como tela y ésta, a su vez, se trata como acero. Así la fantasía de estos artistas ha logrado, a partir de materiales no afines, conquistar otros mundos, trascender la "moda" y lo puramente "artesanal".

Las grandes armaduras Actualmente se valoran a las viejas armaduras de gala como obras de arte, por ser verdaderas esculturas en acero. Junto a ellas, los diseños de Capucci tienen también todo el vigor de lo artístico. Sus creaciones muestran un diseño absolutamente emparentado con la plástica del siglo XX.

El contenido artístico de los vestidos de este diseñador se hace patente en su valor intemporal, en su capacidad de alejarse de las tendencias de la moda e, incluso en mayor grado que las armaduras de gala, en el logro de haberse sustraído a la propia función de envolver el cuerpo, convirtiéndose en verdaderas "esculturas textiles", lo que le ha provocado que ya hayan alcanzado el reconocimiento de obras de arte.

Originariamente, las armaduras no fueron creadas para ornato sino para la protección del cuerpo, pero pronto sufrieron fuertemente la influencia de la moda pues eran precisamente los círculos sociales que protagonizaban la vida pública y marcaban la pauta a seguir, los que lucían estas piezas. La armadura, igual que el vestido, comenzó entonces a realzar u oprimir determinadas partes del cuerpo para acercarse al ideal vigente de la moda. A medida que la armadura perdió su función original, protectora, fue ganando como atuendo artístico.

Esa tendencia se afirmó en el siglo XVI cuando se comenzó a sacrificar la función originaria de la armadura y ésta pasó a considerarse ante todo un objeto artístico exclusivo, un símbolo de estatus. Se convirtió así en uno de los elementos preferidos por la nobleza europea, que veía en su suntuosa ejecución el rango y la posición de su portador, llegando incluso a ser empleadas las armaduras como atuendo de clase por quienes podían permitírselo.

Fue tal el prestigio de estas piezas, que se convirtieron en un regalo diplomático sumamente apreciado. Su función como regalo se prolongó cuando, perdida ya su función como vestimenta representativa, se convirtieron en objetos de cámaras de arte y colecciones regias. Gracias a esta función como objeto de colección, las armaduras sobrevivieron durante el siglo XVII, considerándolas símbolo de la gloria del Estado o monumento a los antepasados laureados.

Acostumbrados a las narraciones épicas literarias, donde la armadura del héroe cobra un notable protagonismo y es descrita con minuciosidad, los coleccionistas de armaduras pasaron a ser algo así titulares de recintos sacros de reliquias de héroes.

Y en estas “reliquias” se invertían unas cifras cuantiosas, porque el refinamiento de su elaboración era notable, y su acabado contaba con la colaboración de grabadores y doradores, que dejaban la pieza rutilante… y cara. Una buena armadura costaba en el siglo XVI doce veces más que una pintura de Tiziano.

Las armaduras expuestas servían básicamente como vestimentas de máximo nivel, destinadas a ser lucidas en desfiles, torneos, juegos caballerescos y acontecimientos políticos, siempre pretendiendo centrar la atención.

La moda Es este carácter de objeto de lujo, de colección, y sobre todo la riqueza ornamental de las armaduras, lo que las vincula con el esplendor y las singulares formas de las creaciones de Roberto Capucci, siendo ambas manifestaciones magníficos ejemplos de los refinamientos técnicos y artesanales del pasado y el presente, ejemplos de alta costura de ayer y hoy.

Hay que subrayar que la comparación entre el arte del armero y el arte de Cappuci no se establece de un modo directo, sino que se desprende de un modo puramente asociativo. Así las armaduras expuestas se han seleccionado, más que siguiendo un criterio cronológico, por sus formas singulares, sus detalles o motivos, que las asocian con los vestidos de Capucci.

Las armaduras estriadas remiten inevitablemente a las clásicas creaciones plisadas de Capucci, en las que confiere consistencia metálica a las telas; pero a veces sólo es el adorno grabado en un peto o espaldar lo que nos evoca la afinidad con las ropas del diseñador italiano.

Capucci Roberto Capucci es sin duda uno de los creadores de moda más peculiares y geniales de la Italia del siglo XX. Más que vestidos hace esculturas. Sus modelos son únicos; no hace copias; y su obra tiene un marcado cariz escultórico. Desde un principio resultó inspirado por las líneas cubistas y ha seguido adelante con sus diseños personales sin preocuparse estar en línea con modas eventuales ni con lo que hicieran otros.

Nació en Roma el 2 de diciembre de 1930. Después del bachillerato artístico estudió en la Academia de Bellas Artes y en 1950 abrió en Vía Sistina su primer taller. En junio de 1951 presentó por primera vez sus diseños en el parque de la villa de Giambattista Giorgini, provocando gran interés por su creatividad y originalidad. Aquella presentación fue especial. Era un desfile de los grandes de la moda del país y Capucci quedó excluido por su juventud. Al día siguiente él hizo un desfile con sus modelos innovadores. Lo vendió todo.

De 1951 a 1960 presentó sus diseños en Florencia dentro del calendario de la Moda Italiana, en el Sala Bianca del Palacio Pitti. En septiembre de 1952 organizó en el Hotel Victoria de Amsterdam su primer desfile individual. En 1956 fue aclamado por la prensa internacional como el mejor creador de la moda italiana de alta costura. Ese mismo año presentó sus creaciones en EE.UU.

En octubre 1957 protagonizó junto a otros prestigiosos diseñadores en Kiev y Leningrado el primer desfile de moda en la entonces Unión Soviética. En septiembre de 1962 repitieron el desfile en Moscú. Volvería a desfilar en la ciudad en 1972. En febrero de 1958 presentó sus creaciones en Punta del Este, Uruguay. Volvió allí junto a otros diseñadores en 1960.

De 1960 a 1968 presentó su obra dentro del calendario de la Chambre Syndacale de la moda en París. En 1962 abrió un estudio en esa ciudad, donde permanecería seis años. La prensa francesa le dedicó críticas muy positivas. Sería el primer italiano al que ofrecieron firmar un perfume en Francia. Pero dejó París, dando la espalda a los intereses meramente comerciales.

En 1968 se estableció definitivamente en Italia e instaló su centro creativo en Vía Gregoriana, Roma. En 1970 colaboró con Pasolini realizando el vestuario de Silvana Mangano y Terence Stamp para la película Teorema; la experiencia le marcó profundamente.

En fechas posteriores presentó sus creaciones en Zagreb, Pretoria y Johannesburgo. En 1980 buscando la total libertad creativa y la investigación pura, decidió separarse de todas las instituciones oficiales de la moda y se propuso presentar una sola colección al año, cada vez en una ciudad distinta, aquella -dice Capucci- que esté dispuesta a acogerme. Sus desfiles se convirtieron a partir de entonces en verdaderas exposiciones individuales. Entre ellas podrían destacan las realizadas en: Palazzo Visconti de Milán (octubre 1982), Sumitoro Corporation de Tokio (noviembre 1983), Embajada de Italia en París (enero 1984), National Guard Armory de Nueva York (mayo 1985), Palazzo Venezia de Roma (enero 1987), Galleria Nazionale d´Arte Moderna de Roma (enero 1989), Madam Fashion Show de Munich (marzo 1989), Schauspielhaus de Berlín (noviembre 1992), Castillo de Shoenbrunn de Viena (abril 1994).

En septiembre de 1986 se acercó al mundo del Teatro aceptando, a petición del Organismo Lírico Arena di Verona, colaborar en Omaggio alla Callas. Creó y realizó los trajes de las sacerdotisas de Norma de Bellini, algunos de los cuales se encuentran hoy en museos italianos y extranjeros como el Muenchener Stadtmuseum de Munich, Victoria & Albert Museum de Londres, Museo del Castello Sforzesco de Milán, o la Galleria del Costume del Palacio Pitti de Florencia.

Actualmente vive y trabaja en Roma. Ha recibido distinciones de diversas entidades dedicadas a la moda, la enseñanza y el arte, por su labor dentro del campo de la creatividad y el diseño.

Trajes de acero y tela
© Guiarte.com tiene el Copyright de sus colaboradores - Todos los derechos reservados
Guiarte.com | Quienes somos | Datos legales