Villamejil, León, 4 de julio de 2001
Un estudio realizado sobre la situación del arte en las regiones de Castilla y León, afirma que están en trance de desaparición 450 vestigios románicos en el territorio. Por desgracia uno de ellos es cepedano: los restos del monasterio medieval de Montealegre. Esto es una muestra más del abandono del territorio, donde hay una notable arquitectura popular en lugares como Los Barrios de Nistoso, Ponjos, Valdesamario, San Feliz, La Silva, etc. Pero falta un inventario y educación conservacionista.
Están deteriorándose los dos casones señoriales que aún perduran en la zona, el de Benamarías y el de Otero de Escapizo, y hay aún elementos religiosos de interés en otros puntos, como Requejo, Donillas, etc en lamentable estado.
A ello se une la falta de un estudio sobre los vestigios mineros, que también están siendo dañados irremediablemente por repoblaciones forestales.
Por todo ello, la Asociación Ordoño I hace un llamamiento a los distintos organismos oficiales y culturales para que actúen en consecuencia y eviten estas pérdidas de los elementos arquitectónicos de valor de la zona.
El monasterio de Montealegre
Según se relata en el Libro Apuntes para la Historia de La Cepeda (Tomás Alvarez. Endymion, Madrid 2000) el mejor monumento medieval de La Cepeda era la iglesia románica de Montealegre, desgraciadamente en ruinas, en la que se combinó el románico rural de la espadaña con un interesante ábside románico y una finura de ajedrezados que ennoblecían puertas y ventanas.
El abandono del territorio ha propiciado que poco a poco haya sido desmantelada y robada.
El edificio parece que tiene su origen en el monasterio de San Martín de Montes, que en 1165 pasó a depender del monasterio de Poibueno, por donación de Fernando II. En torno al 1203 debieron establecerse en esta zona los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, que controlaron el lugar, no sin desavenencias con la curia de Astorga y el monasterio de Carracedo. Durante el dominio hospitalario cambió la denominación del centro, que pasó a ser San Juan, y se realizó la magnífica obra que actualmente está en ruinas.
Hacia 1940 se cayeron las bóvedas y en 1954 el obispado recogió algunos capiteles y ménsulas, que fueron expuestos en la muestra de Las Edades del Hombre de Astorga, en el año 2000. El resto yace en un deterioro creciente, bajo maleza y zarzas.
Según los estudios de Manuel Gómez Moreno, el edificio poseía sólo cabecera románica, ya que el crucero era del siglo XVI. La arruinada cabecera cuenta con tres ábsides, el central de forma poligonal, lo que recuerda otras edificaciones de las órdenes militares. La obra es de granito y pizarra.
Los capiteles y ménsulas recogidos en el Museo de los Caminos de Astorga tienen un trabajo relativamente tosco. En uno de ellos se representa a un abad con báculo entre monjes y en otro a un hombre que cabalga sobre un león.
María Concepción Cosmen Alonso estima que la obra es protogótica, de los primeros años del siglo XIII, justo después de que el templo pasara a la Orden de San Juan de Jerusalén. Su planta correspondería a un templo de tres naves, la central más ancha. Los ábsides laterales tienen una anchura de 3,5 metros, en tanto que el central es de 5,5. En medio de la ruina actual, subsiste con cierta dignidad la espadaña, de románico rural.