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La provincia de León quiere unirse al año de Gaudí

La provincia de León celebra el 150 aniversario del nacimiento de Gaudí, no en vano el genial arquitecto catalán dejó dos importantes obras en la provincia: el edificio de Botines en León y el palacio episcopal de Astorga.

Gaudí nació el 25 de Junio en 1852 en Reus, Tarragona. Su nombre era Antonio Plácido Guillermo Gaudí i Cornet. Se graduó en Barcelona en 1878 y en esta ciudad desarrolló una ingente obra, en sintonía con un período expansivo, tiempo de Renaixenca.

Barcelona estará a la cabeza de este año-Gaudí. No en vano, allí tiene obras como la Sagrada Familia, un monumento sorprendente, singular, donde Gaudí hace un ejercicio naturalista de inusitada belleza. Esta iglesia inacabada fue el centro de trabajo de buena parte de la vida de Antonio Gaudí, que pasó allí recluido 16 años. Hoy descansa bajo ella.

León también debe promocionar su legado Gaudí

Pero por suerte, la provincia de León también tiene obra para promocionar en el año Gaudí, aunque el genial arquitecto pasó por nuestra provincia años amargos, como ha recordado el Diario de León.

Según el rotativo, León pretende sumarse a los actos del aniversario del arquitecto, aunque este prometió no volver a poner los pies en Astorga ni pasar por allí ni subido en globo. Pero pese a aquel desencuentro, los leoneses harán folletos bilingües con destino a Gran Bretaña para atraer turistas

En un reportaje que firma Verónica Viñas, se informa de que León no quiere quedarse fuera de los actos previstos (se conmemoran los 150 años del nacimiento y los 75 de su muerte). El concejal de Turismo, Jesús María Cantalapiedra, contactó la semana pasada en Londres con más de 70 agencias de viajes, a las que ha prometido enviar folletos bilingües -aún sin editar- sobre la presencia de Gaudí en León.

Pese a que el genial arquitecto dejó en esta provincia un importante legado: los edificios de Botines y el Palacio Episcopal de Astorga, lo cierto es que Gaudí se juró a sí mismo no volver a poner los pies en la capital maragata. Ni subido en globo volvería a cruzar esa ciudad, llegó a decir. El rechazo, por dos veces, a su proyecto y numerosos obstáculos y trabas administrativas, que van retrasando y reformando su obra, acabarán por desesperar al arquitecto. La obra parece condenada desde un principio. Incluso, en pleno proyecto muere el contratista, sin duda un importante colaborador.

A estos sucesos hay que añadir la muerte en accidente del obispo Joan Grau, el único eslabón que había sujetado a Gaudí a una obra en medio de tantas decepciones.

Estos episodios oscuros de la brillante trayectoria del arquitecto catalán son relatados detalladamente por la escritora Ana María Férrin, en sus libros Gaudí. De piedra y Fuego y Gaudí. La huella del genio, un trabajo de investigación y documentación en el que la autora ha invertido más de quince años. Dos volúmenes imprescindibles y oportunos para conocer el pensamiento de uno de los grandes renovadores de la arquitectura española.

Cuenta Férrin que el arquitecto viajó como mínimo nueve veces a Astorga en los cuatro años que estuvo al cargo de las obras. Semanalmente, el fotógrafo Cordeiro le enviaba una foto, para que Gaudí pudiera seguir desde Barcelona la marcha de los trabajos.

También Gaudí tuvo problemas a la hora de cobrar. En una carta, dirigida al Ministerio, en la que reclama sus honorarios, dice textualmente: contrasta penosamente ver la gran diferencia que media entre el Estado, y los clientes particulares, que saben satisfacer sus honorarios a los profesionales dignos, sin hacerles mendigar lo que en justicia les corresponde....

La muerte del obispo Grau abriría una brecha definitiva entre los canónigos de la Catedral de Astorga y Gaudí, quien dimitiría el 8 de enero de 1894. Once años después, el obispo Julián de Diego se propuso acabar el palacio y conseguir la vuelta de Gaudí. Por entonces, el arquitecto, que contaba 53 años, vivía los momentos más dulces de su carrera. Inmerso en el proyecto del parque Güell y la reforma de la Casa Batllo, sin olvidar su dedicación plena a la Sagrada Familia, Gaudí rechazó el ofrecimiento. Pero habrían de pasar aún muchos años y una guerra civil con su secuela de destrozos y su utilización como cuartel de la Falange, para que la obra de Gaudí quedara concluida, a pesar de que el arquitecto había lanzado su propia maldición: No serán capaces de terminar el palacio. Lo dejarán inacabado.

El magnífico palacio episcopal de Astorga, obra de Antonio Gaudí. Foto de Tomás Alvarez-guiarte.com Copyright

El magnífico palacio episcopal de Astorga, obra de Antonio Gaudí. Foto de Tomás Alvarez-guiarte.com Copyright

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