La presente exposición se propone revisar la relación entre literatura y pintura moderna. Para ello se han seleccionado algunos momentos críticos del siglo XX en que la interacción entre estas dos disciplinas creativas actuó como un poderoso impulso para el desarrollo de la modernidad.
Con una sola excepción, el vehículo elegido para contar esta historia son los llamados libros de arte. Se trata de libros ilustrados por un pintor por medio de alguno de los procedimientos de la estampación artística: grabado, litografía, xilografía, etc. Se han elegido libros que fueron obras clave para el arte moderno, bien porque catalizaron su núcleo germinal en la trayectoria creativa de su autor, bien porque ejercieron una influencia importante sobre otros artistas de su tiempo, bien por ambas cosas a la vez.
Junto con los libros se exponen algunas pinturas y dibujos creados en torno a ellos por sus autores y que demuestran su carácter central. En cuanto a los textos literarios se han seguido tres criterios alternativos: en muchos casos se trata de textos escritos por el propio pintor, en otros se trata de textos que fueron creados en colaboración, o que se deben a un escritor muy próximo al pintor, finalmente puede tratarse de textos ajenos, pero que han sido apropiados por el pintor, que los interpretó e hizo suyos al ilustrarlos.
Se han seleccionado cuatro ámbitos históricos cuya cronología se dispersa entre los comienzos del siglo XX y el final de la modernidad. En cada ámbito se sitúan uno o más artistas entre cuyas obras respectivas se proponen relaciones de afinidad, correspondencia o contraste. La exposición no aspira a ningún tipo de totalidad; pretende solamente suscitar una temática muy amplia que se evoca mediante algunas indicaciones fragmentarias. Se acoge a la capacidad sugeridora de la verdad poética más que a la fuerza exacta de las verdades actuales.
Los cuatro ámbitos de la exposición son los siguientes:
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Los inicios: Hacia un lenguaje universal. Con Wasili Kandinsky, Olga Rozanova y Sonia Delaunay en 1913.
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El gran cuestionamiento: Obliteraciones Con Picasso y Max Ernst en torno a 1930.
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La madurez final: El Zenith. Con Matisse y Miró en torno a 1950.
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La madurez final: El Nadir. Con Rauschenberg y Saura en 1964 y 1994 respectivamente.