Patrimonio
Richard Ford, autor de Handbook for travellers in Spain, 1845, encontró la ciudad húmeda, fría y triste, pero son estas característica las que hacen del aire santiagueño algo especial.
Son éstas características de fría y húmeda lo que da al granito ese tono verdoso que uniforma y armoniza el arte de la urbe, y le da una pátina de eternidad.
El mismo Centro de Arte Contemporáneo, contruído por Alvaro Siza y criticado hace años por sus líneas rectas y modernas que en nada encajaban con el aire local, ha tomado en sus primeros años de vida ese tono musgoso que armoniza el conjunto urbano.
Otros viajeros se han visto sorprendidos al pretender hallar una ciudad medieval y encontrarse con un Santiago barroco. Pero lo medieval existe en abundancia, en la misma catedral compostelana, bajo la inmensa cobertura barroca está la joya románica, casi íntegra.
Y ese románico y gótico se encuentra entre las callejuelas y paseos y en los mismísimos parques, como el recientemente abierto a la espalda del monasterio de Santo Domingo, donde se contempla a la par el exterior de su iglesia gótica del siglo XIV, y las numerosas tumbas del cementerio del enclave. Jardín de recreo, cementerio y gótico forman una mezcolanza propicia para el deleite de espíritus añorantes o de divertidos estudiantes que organizan en la noche misas negras y tranquilas copulaciones, con el telón de fondo de las torres barrocas de la ciudad, iluminadas, que muestran la preeminencia religiosa santiagueña sobre el mundo de lo terrenal.
Hasta en los verdosos cimientos de los grandes edificios se esconden portadas románicas, como éstas, de los basamentos de San Martín Pinario. Foto guiarte