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Comienza el año Santo Compostelano

De nuevo entramos en un año santo. El ciclo se repite. Los caminos hacia Compostela van a estar en el 2004 más animados que nunca. Es un año especial para los peregrinos

Una esperanza, una fe, un reto o una promesa harán que millones de personas emprendan un largo viaje en el año 2004 hacia occidente, siguiendo la estela invisible que traza el sol en el espacio celeste, ruta intuida por los peregrinos cuando contemplan la Vía Láctea, en la noche estrellada. El año 2004, que ahora empieza, es Año Santo Compostelano, el primer Año Santo del nuevo milenio, un motivo más para peregrinar por la más popular de las sendas medievales, que sigue uniendo las grandes ciudades del corazón de Europa con Santiago de Compostela.

EL IMPULSO ETERNO.

Desde la antigüedad, el ser humano ha sentido una intensa atracción que le lleva hacia los lugares relacionados con los grandes hombres de la civilización o las religiones. Así han surgido sagrados lugares vinculados a dioses, santos y profetas.

Impelidos por la búsqueda del conocimiento, la fe o la intermediación para alcanzar los paraísos celestiales, los hombres han acudido siempre a esos puntos. Ya en la época final del imperio romano, por ejemplo, conocemos el caso de Eteria, una mujer de profunda fe, nacida previsiblemente en el Bierzo (León, norte de España), y que llegó a recorrer tierras que hoy están en Israel y Jordania, buscando lugares sagrados.

La veneración de los cuerpos de mártires y santos tomó un auge especial en la Edad Media, cuando las condiciones de vida eran en Europa absolutamente precarias. Pestes, guerras y hambrunas hacían que raramente un ser humano sobrepasase los treinta años de vida. Y en medio de la inquietud y la lucha por la supervivencia, el hombre se aferró mágicamente a sus creencias, esperando que tras su muerte encontrase al menos la felicidad en el más allá.

Cuatro eran los lugares básicos de la peregrinación medieval: Los Santos Lugares, casi siempre inaccesibles; Roma, sede del papado y donde reposaba San Pedro; Colonia, con la tumba de los tres Reyes Magos, y Santiago de Compostela, el confín de occidente, donde se hallaba la tumba del apóstol Santiago.

CAMINO DE SANTIAGO.

Cuando en el siglo IX se divulgó por Occidente la noticia del hallazgo del supuesto sepulcro del discípulo de Cristo; uno de más privilegiados testigos de la vida del Maestro, surgió un flujo peregrino que ya nunca cesaría.

En torno al sepulcro surgieron templos y monasterios que hicieron de Santiago de Compostela una nueva Roma, a la que acudían gentes desde todo el orbe cristiano, siguiendo una red de vías que tapizaba el mapa de Europa, y que incluía rutas marítimas que utilizaban los viajeros de las tierras nórdicas y de las islas británicas.

Desde el medioevo hubo también años especiales para ganar indulgencias. Fueron los “años santos”, aquellos en los que la festividad del apóstol, 25 de julio, cae en domingo. Es un privilegio papal confirmado por diversos pontífices desde el siglo XII.

ONCE SIGLOS

Desde el momento en que se difundió el hallazgo de la sepultura del apóstol, todo tipo de gentes se dirigió a este destino, cada vez en mayor número. Monjes, hombres de letras, gentes de fe, mendigos, truhanes o simples curiosos emprendieron la aventura de viajar hasta Compostela.

Peregrinos de toda Europa e incluso de Asia, comenzaron a trazar, a golpe de pisadas, una serie de rutas con un punto de confluencia: Santiago.

Se crearon así varias vías que desde toda Europa confluían en Navarra, al sur de los Pirineos Occidentales, para continuar a través de los reinos de Castilla y León hasta el confín oeste peninsular, atravesando bellas ciudades como Puente la Reina, Estella, Nájera, Burgos, Castrojeriz, Carrión, Sahagún, León, Astorga, Ponferrada, Villafranca, Triacastela y Portomarín.

Era éste el gran Camino Francés que, nutrido por caminos que cruzaban toda la Galia, llevaba a la ola de peregrinos por ciudades cargadas de templos y valiosas reliquias.

Pero había otros caminos secundarios. El principal lo constituía la Vía de la Plata, camino romano que la llevaba casi un milenio de vigencia en los inicios de la peregrinación, y que unía Astorga con Mérida, las dos principales urbes romanas del occidente de la Hispania romana. En la Vía de la Plata se juntaban los peregrinos que llegaban de Andalucía, el Algarbe, el reino de Toledo y otras partes de península, que transitaban por él hasta Astorga para enlazar con la gran corriente peregrina.

Aún había más rutas. Peregrinos del norte de Europa viajaban por mar y desembarcan en los puertos gallegos; el Camino de Braga, senda seguida por los portugueses de Coimbra y Oporto que entraba en Galicia por Tuy; la Vía Cantábrica, que era seguida fundamentalmente por los viajeros que de paso que iban a Santiago deseaban venerar en Oviedo las innumerables reliquias de la Cámara Santa.

ARTE, FE E HISTORIA.

Ya en la Edad Media aparecieron descripciones de la senda peregrina. El Camino Francés quedó dibujado en el Códice Calixtino, escrito por un monje francés, que dejó constancia, en medio de leyendas, de abundantes datos monumentales, religiosos, culinarios, etc.

Historia y arte han hecho de este trayecto la senda cultural europea por antonomasia. En los centros de población surgieron monasterios, iglesias y catedrales ricas en relicarios y obras de arte. Hay maravillosos ejemplos de arquitectura. En el gótico destacan las catedrales de León, Burgos y Astorga; en el románico las de Santiago de Compostela y Jaca, además de San Isidoro de León, con un magistral Panteón de Reyes. Pero en todo el camino hay maravillas. En pequeños pueblos como Eunate, Torres del Río, Roncesvalles, Castrojeriz, Villarcazar de Sirga, El Cebrero, Barbadelo o Villar de Donas.

No falta un barroco granítico bellísimo en Galicia; un mudéjar humilde y bello en Sahagún, o el arte de Gaudí en palacios de León y Astorga.

El esplendor de la ruta jacobea continuó hasta el siglo XV, cuando con la reforma protestante y las guerras de religión, descendió radicalmente el número de peregrinos. Entró entonces en una fase de decadencia que se fue agravando en los siglos siguientes hasta tocar fondo en el XIX.

NUEVOS PEREGRINOS.

El Camino ha entrado en una fase decisiva de recuperación, con el impulso de autoridades civiles y religiosas, y apoyado por un público que hastiado de turismo de mar y playa vuelve sus ojos al interior, a la cultura, al arte y al descanso.

Algunos datos han fortalecido el auge de la peregrinación en el último tercio del siglo veinte, cuando el desarrollo turístico español posibilitó el relanzamiento del trayecto como destino para los viajeros.

Un listado de eventos ocurridos en ese tiempo nos da una visión de este auge.

1.982. Primera visita del Papa Juan Pablo II;

1985. Santiago de Compostela, declarada por la UNESCO “Patrimonio de la Humanidad”;

1.987. El Consejo de Europa designa al Camino como Primer Itinerario Cultural Europeo;

1.989. Segunda visita del papa Juan Pablo II. Medio millón de jóvenes se reúnen en el Monte del Gozo;

1.993. El Camino de Santiago, declarado “Patrimonio de la Humanidad”;

1.994. Concedido a Santiago el premio Europa Nostra a la Conservación del Patrimonio;

1.997. Las Médulas y San Millán, en el entorno del Camino, son calificadas como “Patrimonio de la Humanidad”;

1.999. Último año Santo Compostelano del siglo XX;

2000. Santiago de Compostela, Capital Europea de la Cultura.

SEIS MILLONES DE VIAJEROS.

Tradicionalmente, la gran mayoría de los peregrinos que llegan a Santiago de Compostela vienen por el citado Camino Francés. Son ya un buen número los que lo inician en Roncesvalles, en la frontera francesa, a donde muchos llegan ya con cientos de kilómetros recorridos. Luego en España se incorporan en otros puntos. Los más conocidos son Burgos, León y Astorga.

Los peregrinos son principalmente españoles, y franceses, pero abundan los alemanes, belgas, ingleses, italianos, norteamericanos y brasileños. Pero el cupo de nacionalidades es ingente. No sorprende al viajero hallarse con gentes venidas de Australia, Islas Vírgenes, Sudáfrica, Corea o Jordania.

En el 2004, Año Santo, se espera que el flujo sea muy grande. El arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, que abre el 31 de diciembre del 2003 la Puerta Santa de la catedral de la ciudad para dar comienzo al Año Jubilar 2004, prevé que lleguen a ese templo seis millones de personas en el curso del ejercicio.

Tomás Álvarez

Fachada de la catedral compostelana, meta final de la peregrinación. Imagen de guiarte.com. Copyright

Fachada de la catedral compostelana, meta final de la peregrinación. Imagen de guiarte.com. Copyright

Roncesvalles, entre los boscosos Pirineos Occidentales. Imagen de guiarte.com. Copyright

Roncesvalles, entre los boscosos Pirineos Occidentales. Imagen de guiarte.com. Copyright

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