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Una mirada a Giotto

El Louvre presenta una excelente ocasión para dirigir una profunda mirada a Giotto di Bondone, Il Giotto, el artista italiano que rompió con el medievo y facilitó la llegada del Renacimiento.

París, 11 de marzo de 2013
Giotto (1267-1337) se dedicó a los temas religiosos, pero los acercó a la realidad mundana. Fue alabado por sus contemporáneos, Dante, Petrarca y Boccaccio, y estudiado por Leonardo y Miguel Ángel, quienes vieron en él a un rupturista que acercó el arte a un mundo sensible.

En efecto, Con Giotto, las figuras planas cargadas de simbolismo, de factura bizantina, dan paso a unos cuerpos en los que se percibe el volumen, la corporeidad. Los objetos, las construcciones y el paisaje empiezan a tener perspectiva. Frente a lo plano de la pintura bizantina, en Giotto aparece una visión “escultórica” de los seres humanos y la naturaleza.

Del 18 de abril al 15 de julio, se abre esta gran cita con 30 obras procedentes de colecciones francesas, y del extranjero (MOMA de Nueva York, National Gallery de Washington y centros artísticos de Florencia y Padua) que nos permiten acercarnos al taller, a los formatos de las tablas y a los compagni (asistentes) del pintor.

Giotto di Bondone nació en las proximidades Florencia, la ciudad donde murió en 1337 cuando estaba en la cima de su gloria. Pintor, arquitecto y escultor, su fama hizo que fuese reclamado de fuera de la Toscana, desde Milán a Nápoles. Desde los años 90 del siglo XIII ya tuvo que trabajar con colaboradores, para dar salida a las demandas.

La exposición arranca con un excelente punto de partida al contar con una serie de obras de Giotto y sus seguidores inmediatos en poder de las colecciones francesas, entre ellas el Louvre (Estigmatización de San Francisco de Asís, una cruz monumental y un cuadro de la crucifixión adquirido en 1999).

La división cronológica se inicia con “Los primeros años”, probablemente basados en una formación florentina en torno a Cimabue. Es aquí donde de muestran dos paneles notables, reunidos por primera vez, pintados al final de Duecento: Madonna de San Giorgio alla Costa, del Museo Diocesano de Florencia, y la estigmatización de San Francisco de Asís, del Louvre, uno de los tres cuadros de este pintor cuya producción da lugar a acalorados debates entre los historiadores del arte. Se perciben en estas obras los principios de un arte nuevo, más realista. Las figuras tienen una mayor presencia y peso, en tanto que se percibe la sensación de profundidad.

Luego se pasa a “La madurez dela artista, de Padua a la Santa Croce de Florencia, los años 1305-1325, donde se presente un préstamo excepcional del Civici Musei en Padua, el Dios Padre, de un conjunto de los más famosos del artista, la decoración de la Capilla de los Scrovegni en Padua (1303 - 1305).

Para terminar, se recuerda la estancia de “Giotto en la corte de los reyes angevinos de Nápoles 1328 a 1332”, cuando Giotto trabajó en torno a la corte de Nápoles, en la residencia real de Roberto de Anjou y de la Reina Sancha de Mallorca, y en el convento de Santa Clara.

Giotto. Santo Stefano (1330-1335). Del Museo Horne, Florencia.

Giotto. Santo Stefano (1330-1335). Del Museo Horne, Florencia.

Giotto, La estigmatización de san Francisco de Asís. Museo del Louvre. RMN-Grand Palais (Musée du Louvre) /Michel Urtado

Giotto, La estigmatización de san Francisco de Asís. Museo del Louvre. RMN-Grand Palais (Musée du Louvre) /Michel Urtado

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