La vida de Amedeo Modigliani estuvo presidida por un sino trágico, pero en su corta existencia logró un estilo definido. Ahora, esta exposición reúne por primera vez casi una cuarta parte de las obras del artista, y sitúa al mismo en un primer plano de la plástica de su tiempo.
Modigliani ha sido calificado como pintor maldito, por sus rarezas, sus amoríos y su vinculación a las drogas. Su muerte, seguida del suicidio de su última amante, contribuyó a esa leyenda trágica.
Nació en Liorna, Italia, en 1884 y pronto empezó a pintar. También empezó en edad temprana a acusar problemas de salud. Los problemas pulmonares y el aprendizaje le llevaron por numerosos puntos de Italia, entre ellos Florencia y Venecia.
De familia judía, acomodada y culta, pudo conocer bien el arte italiano, viajar y llevar una vida relativamente movida. Fue en Florencia, en 1903, donde se inició, según algunas fuentes, en el ocultismo y la drogadicción.
En París se rodeó de amigos, algunos judíos como él (Max Jacob). Otro compañero, Brancusi, le inició en la escultura. Pero fue en la pintura donde destacó, con sus retratos y bellos desnudos, donde se aprecia un arcaicismo, frecuentemente emparentado con la escultura indígena africana y con el cubismo.
Confluyen en sus mujeres las líneas arcaizantes y una cierta melancolía expresiva, cuando no una marcada sensualidad.
En 1917 conoció a Jeanne Hébuterne, con la que tuvo una hija. Ingresó en un hospital de París el 22 de enero de 1920 y falleció el 24, sin haber recuperado la conciencia. Su compañera, embarazada, se arrojó desde un quinto piso, al día siguiente del fallecimiento del pintor.
La muestra del Museo de Luxemburgo.
La exposición que ahora se puede ver en la capital francesa se inauguró el pasado 23 de octubre y permanecerá abierta hasta el 2 de marzo. Dado el éxito inicial, se espera alcanzar con ella un récord multitudinario en cuanto a la acogida de público.
La retrospectiva ofrece un centenar de telas y un valioso conjunto de dibujos del maestro italiano. Su comisario general, Marc Restellini, subrayó la calidad de las obras y puso de relieve el talento del pintor, que hubiese sido escultor, si su salud lo hubiera permitido.
En opinión de Restellini Modigliani murió muy joven, en 1920, todavía en pleno aprendizaje, lo que no le impidió encontrar un estilo propio, muy personal.
La exposición refleja la trayectoria del artista -marcada por la enfermedad, el alcohol y la droga-, interesado en el cubismo, el tachismo, el expresionismo y luego, durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) en el arte de Africa, Asia y Oceanía, todavía atípico entonces, al que acompañó en sus telas de referencias italianas, impresionistas y fauvistas.
Entre los cuadros exhibidos en París figuran los célebres retratos de Paul Guillaume, sus compañeras Béatrice Hastings y Jeanne Hébuterne y sus amigos. También aparecen por primera vez algunas telas nunca expuestas antes.
Los dibujos muestran otro de los aspectos esenciales del artista, su trabajo gráfico, brillante y tan virtuoso como el de Pablo Picasso y Henri Matisse, indispensable para la comprensión de su obra, estimó Restellini.
El museo evoca, además, "el inmenso talento de escultor" de Modigliani, "con un conjunto único de sus cariátides esculpidas, pintadas y dibujadas", con las que escandalizó a sus contemporáneos y que permiten comprender mejor el proyecto de "Templo de lo voluptuosidad" que imaginó cuando compartió taller con Constantin Brancusi.
Amigo de Max Jacob, Picasso y otros grandes de su tiempo, Modigliani fue descubierto tardíamente por el mercado, pocos años antes de morir en París, víctima de una meningitis tuberculosa. Su muerte desesperó a su última compañera, Jeanne Hébuterne, embarazada de ocho meses, que se suicidó dejando sola a la pequeña hija de ambos, Jeanne, a quien Restellini acusa de haber desvalorizado la obra paterna por haber reconocido como auténticos varios cuadros falsos.
La heredera del artista no fue la única que actuó así y las numerosas falsas atribuciones son una de las razones por las que, en su opinión, su obra no ha sido aún reconocida verdaderamente como una de las más importantes del siglo XX.
La organización de esta muestra se efectúa sobre un orden cronológico, agrupando los distintos trabajos en función de determinados individuos (coleccionistas) que fueron clave en la vida del artista italiano. El capitulo uno se relaciona con Paul Alexandre, médico y mecenas; el segundo con Paul Guillaume, el merchante y coleccionista, y el tercero con Zborowski, el merchante-poeta.
La muestra sucede en el prestigioso centro cultural francés a otras dos magníficas exposiciones, una sobre Rodin y otra relativa a Rafael.
Nu couché aux cheveux dénués. 1917.