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Surrealismo en el Centro Pompidou

El Centro Pompidou de París presenta hasta el 24 de junio una magnífica muestra artística titulada “La revolución surrealista”, que recoge un excepcional conjunto de obras de artistas clave del siglo XX.

La muestra lleva el mismo nombre de la revista que Andre Bretón fundó en 1925, titulada "La revolución surrealista", una revolución que aglutinó a pintores y escritores que recurrieron al impacto del subconsciente en el comportamiento humano, tesis en la que había profundizado Sigmund Freud.

En un mundo dominado por el cambio social y tecnológico, los artistas modernos se enfrentaron desde el XIX en un vertiginoso afán de búsqueda de nuevos horizontes. Fue así como se sucedieron impresionistas, expresionistas, futuristas, simbolistas, cubistas, dadaístasЕ en una permanente vorágine, atizada por el rol económico del arte, aupado a elemento de consumo diario por el crecimiento de una amplia burguesía y agitado por el surgimiento de notables galeristas que imprimieron su sello en las vanguardias.

Los antecedentes del surrealismo son lejanos. Algunos están en los mundos medievales o en obras maestras como la de El Bosco; otros son más cercanos, como el dadaismo, movimiento artístico anarquista nacido en la segunda década del siglo XX, como posición antitética, nihilista, negativa frente a un mundo Цel occidental- empeñado en la destrucción.

En un ambiente denso de los días de guerra, los dadaístas rechazaron los valores occidentales, los dogmas y de las teorías capitalistas y mostraron su pintura en galerías y cafés, singularmente en Zurich y luego en otros puntos, como París, donde Tzara fue predicador de la doctrina.

El surrealismo fue en alguna medida el hermano positivo del dadaísmo; pensó en construir desde el rechazo a la realidad objetiva. Bretón creyó percibir una afinidad entre el arte y la locura cuando atendía a los heridos durante y fue quien se empeñó en "romper las ataduras a la razón". …l coincidió con Tzara en el París de la posguerra.

Los surrealistas huyeron a la par del juego estético de alguno de los ismos y del cientificismo de otros, para buscar un mundo donde engarza la realidad con los sueños; rebuscaron en el alma humana y en los mitos, creando una visión moderna de la mitología. Si el hombre renacentista imaginó un portal de Belén o la escenografía de un tema de Dionisos o Venus con un fondo de torres góticas, el surrealista crea una nueva mitología donde aparecen nuevos seres hijos del sueño y de la modernidad: relojes viscosos, máquinas inútiles, tigres armados de fusil. Y creó también unos edenes de arena o de agua, donde convivía una nueva humanidad, una nueva fauna y unos nuevos dioses.

A partir de un paisaje o un objeto, el surrealista provoca otra realidad, subvirtiendo la lógica y las doctrinas burguesas, rompiendo inercias, morales y convenciones.

En la muestra del Centro Pompidou, se presentan Цhasta fin de junio- seiscientas obras, de unos 60 artistas, en las que se rastrea la huella del surrealismo, desde los años veinte hasta la mitad del siglo XX.

Las notables obras de Dalí, Max Ernst, Picasso, Miró, Magritte, y otros muchos artistas vinculados al surrealismo proceden de los fondos del propio centro y de otros destacados museos de Europa y América, así como algunos tan lejanos como el de Arte Contemporáneo de Teherán, que prestó un fresco de Max Ernst, que preside la primera sala, al lado de unas telas de De Chirico.

En un total de 20 salas del centro, se muestran también obras de ”scar Domínguez, Giacometti, Wifredo Lam, Dora Maar, Man Ray, André Masson, Roberto Matta, Francis Picabia, Yves Tanguy, André Breton, etc. La muestra abarca no sólo trabajos pictóricos, sino esculturas, collages, películas, poemas, libros y cuadernos, incluido el célebre "Manifiesto surrealista", así como y objetos de todo tipo que inspiraron al grupo, desde las máscaras y estatuillas africanas a las piedras semipreciosas, muñecas, amuletos indígenas y animales disecados.

Los artistas se presentan a través de conjuntos monográficos, documentados con elementos y curiosidades oportunas, bajo epígrafes como Sueño, Noche, Ciudad, Historia natural, Erotismo o Blasfemia.

Todo se ordena en función de la "Epifanía del shock", eje central de toda obra surrealista, cuyos motivos y temas se imponen brutalmente al espectador, tomado siempre por sorpresa y asaltado por múltiples preguntas ante enigmas sin respuesta, según el comisario de la muestra, Werner Spies, quien reconoce que las obras Цahora ya en la retina colectiva- han perdido el impacto y su extrañeza de antaño, porque los postulados surrealistas se han integrado ya, de alguna manera, en el nuevo modo de percepción del hombre actual.

Sin el aporte surrealista, nuestro modo de percepción e interpretación no podría comprender las instalaciones artísticas, videoclips, películas, publicidad y experiencias interactivas a las que el ser humano de nuestros días está acostumbrado. Es cierto que los surrealistas ampliaron el campo de la belleza y del pensamiento, a la par que dejaron un regusto por lo arbitrario y lo contradictorio.

La plenitud surrealista comienza con la década de los años veinte, al final de la Primera Guerra Mundial, y concluye en la década de los años cuarenta, con la Segunda Guerra Mundial, catástrofe que conduce al exilio a muchos artistas, fundamentalmente hacia América. Masson, Max Ernst, Dalí, Granell, Duchamp, y otros muchos surrealistas vivieron algún tiempo allí

Pero así como triunfó el movimiento en lo pictórico, e incluso en el cine Цel ejemplo de Buñuel es emblemático- su recorrido en la literatura no alcanzó el vigor esperado.

En Estados Unidos, buena parte de los huidos prosiguió con una obra fecunda, pero en ella mermó el sentido colectivo de la generación surrealista, y se aflojó el sentido provocador de la obra. En alguna medida, la inquietud y la rebeldía acabaron asimiladas por la gran maquinaria del capitalismo.

Los surrealistas alimentaron la vanguardia artística de Estados Unidos, pero cuando volvieron a Europa se encontraron con otros que ya habían esgrimido nuevas rupturas.

París retorna a ser durante esta primera mitad del 2002 la capital francesa del surrealismo, hasta que la exposición se traslade a Dusseldorf, donde se podrá admirar de julio a noviembre próximos. En uno y otro lugar, en torno a la exposición se programan películas y debates sobre el tema.

Datos adicionales:

Comisario general: Werner Spies; comisaria adjunta Isabelle Merly; coordinación Marie-Odile Peynet.

Itinerancia: centro Pompidou, París, del 6 de marzo al 24 de junio; Kunssammlung Norrheim-Westfalen de Dusselsorf, del 30 de julio al 30 de noviembre.

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