Guiarte.com. 1/12/2018
Los glaciares andinos están en declive, y el fenómeno es especialmente rápido y visible en todo el ámbito de los Andes, desde su parte norte (Venezuela y Colombia) hasta el extremo sur (Chile y Argentina). Y así, mientras en el norte desaparece la nieve venezolana, en el sur, en magníficos espacios como la espectacular avenida de los Glaciares, en el entorno del Canal de Beagle, se comprueba también como las lenguas glaciares retroceden de año en año.
Se acaba de elaborar un “Atlas de Glaciares y Aguas Andinos” por la UNESCO y la Fundación noruega GRID-Arendal en el que se recoge cómo la mayoría de los glaciares de de la cordillera de los Andes languidecen.
Los Andes atraviesan siete países (Venezuela, Colombia, Ecuador, el Perú, Bolivia, Argentina y Chile) y abarcan tres grandes zonas climáticas, que suelen denominarse como Andes tropicales, Andes húmedos y Andes secos. Sin embargo, dentro de estas zonas existe una variación climática considerable que se refleja en múltiples subzonas complejas resultantes de la orografía, los patrones locales y regionales de circulación atmosférica y las corrientes del entorno oceánico
Los Andes tropicales van desde el punto más septentrional (incluye las islas elevadas en el Caribe) hasta la frontera boliviana en el sur. La parte septentrional es muy húmeda y está expuesta a una baja variabilidad térmica estacional. Las abundantes precipitaciones alimentan los densos bosques higrofíticos nubosos.
Los Andes tropicales del sur son más secos, con precipitaciones más abundantes en los meses estivales y una estación seca acentuada desde abril hasta septiembre.
Los Andes secos ocupan casi toda la zona occidental de Argentina y Chile central y se dividen en dos subzonas: los Andes desérticos, desde la frontera norte de Chile hasta la cuenca del Choapa y los Andes centrales, más pequeños. Debido a las escasas precipitaciones, no existen glaciares en los Andes desérticos, tan solo bancos de nieve permanentes o neveros y glaciares diminutos. En contraste, hay muchos glaciares grandes en los Andes centrales más húmedos, que presentan un clima mediterráneo con inviernos húmedos (abril-septiembre) y veranos secos (octubre-marzo).
Los Andes húmedos son la subregión meridional de Argentina y el sur de Chile. Se extienden por el sur del río Itata, donde la elevación de las montañas desciende de forma brusca, hasta el Cabo de Hornos. Esta zona incluye los Andes patagónicos, con multitud de glaciares, y el archipiélago subártico Tierra del Fuego, y se caracteriza por una mayor precipitación anual con un fuerte gradiente de oeste a este
En los Andes, la concentración más alta de glaciares (unos 4.000) se encuentra en la frontera entre Chile y Argentina. Aunque en números y concetraciones menores los glaciares localizados en los Andes tropicales conforman más del 95% de los glaciares tropicales del mundo. La mayoría está en los Andes peruanos. La calota glaciar Quelccaya, en la cordillera Vilcanota, es por sí sola la masa de agua más grande del Perú.
El cambio climático es un reto muy importante para la cultura y la economía del territorio. Los Andes ya han sufrido episodios críticos de cambio climático. Estudios arqueológicos han asociado la tensión climática con el comportamiento cultural de las civilizaciones de los Andes. El colapso de la civilización Tiwanaka, según se apunta en el Atlas, coincidió con un cambio climático importante y rápido, en el que las condiciones más secas habrían influido en la explotación de la tierra.
Por países, la situación de declive es general, especialmente en Venezuela que perderá ya su único glaciar; en Colombia, es probable que para mediados del presente siglo sólo resistan los glaciares grandes de los picos más altos; en Ecuador, la reducción de glaciares ha sido también enorme en los últimos cincuenta años, y en Perú, hogar del mayor número de glaciares tropicales en el continente, los glaciares de la Cordillera Blanca han experimentado un retroceso rápido en los últimos decenios.
Informa el Atlas, en Bolivia también han ido retrocediendo con rapidez desde la década de los ochenta, y algunos de e los glaciares han perdido dos tercios de su masa o más. En Chile y Argentina, el retroceso de los glaciares de baja altitud en la Patagonia y la Tierra del Fuego se está acelerando.
El agua del deshielo de los glaciares es precisamente un recurso fundamental para millones de personas, en especial para las poblaciones de las tierras altas andinas de Bolivia, Chile y el Perú. Representa aproximadamente el 5% del suministro de agua en Quito (Ecuador), el 61% en La Paz (Bolivia) y el 67% en Huaraz (Perú). En los años de sequía, esta proporción puede alcanzar el 15% en Quito, el 85% en La Paz y el 91% en Huaraz.
Hay un aspecto importante respecto al aporte hídrico de los glaciares. A corto plazo, no se produce una merma de los caudales de agua, sino un aumento temporal de la escorrentía por deshielo, que cuando llega a su nivel máximo se denomina “pico hídrico”. Tras este momento se produce un descenso continuado de los volúmenes de escorrentía anuales a medida que el glaciar continúa perdiendo masa. Esto provoca una caída del nivel de los ríos y posibles sequías, siempre que no se compense con un aumento de las precipitaciones. El pico hídrico se alcanza antes en las cuencas con glaciares pequeños y cubierta de hielo más fina. La mayoría de los estudios sugieren que el pico hídrico de los glaciares andinos ya se ha producido o se producirá en los próximos 20 años.
La situación es aún más preocupante si se tiene en cuenta que la temperatura media anual de la mayoría de los países de los Andes tropicales se está incrementando de forma acelerada. En Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, la temperatura todavía aumentar entre 2 y 5 grados Celsius antes de finales del siglo XXI. En los Andes meridionales podría subir, según las estimaciones, entre 1 y 7 grados.
El Atlas es una herramienta para abordar los desafíos de abastecimiento de agua de las poblaciones que dependen de los glaciares; a este respecto, ofrece una serie de recomendaciones para los responsables políticos de la región. Aboga en particular por una mejor integración de los datos científicos y los conocimientos de los pueblos indígenas y locales en la toma de decisiones políticas, la mejora de las infraestructuras de seguimiento del cambio climático, la implementación de una buena gestión del agua y el fortalecimiento de la coordinación entre los países andinos.
Los glaciares andinos están padeciendo un grave retroceso. Imagen del Atlas de Glaciares y Aguas Andinos
Glaciar Pia, en la Tierra del Fuego chilena. Imagen de Guiarte.com
Los glaciares andinos están padeciendo un grave retroceso. Imagen del Atlas de Glaciares y Aguas Andinos