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Descubren una nueva especie de perezoso

Guiarte.com. Ciudad de México, 18/08/2017
Según informe el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) mexicano, los restos se han datado entre 10.647 y 10.305 a.C. Parece ser que el perezoso murió en un cenote profundo en Quintana Roo, y de ahí el nombre de Xibalbaonyx oviceps, en alusión al inframundo maya identificado en las cuevas (Xibalba). El hallazgo se efectuó en 2010 por el explorador de cuevas Vicente Fito, en el cenote Zapote, municipio de Puerto Morelos, en el área conocida como la Ruta de los Cenotes.

El cráneo, la mandíbula, nueve vértebras, tres huesos largos, tres costillas y siete garras fueron colectados en 2014, como parte de un rescate dirigido por la arqueóloga subacuática Carmen Rojas Sandoval, investigadora del Centro INAH Quintana Roo. El resto del esqueleto yace aún en el cenote y se planea continuar con su colecta y estudio en 2018. En el cenote se colectaron también cinco huesos largos de puma (Felis concolor), asociados al perezoso, así como dos fragmentos del maxilar y fémur del roedor endémico Peromyscus yucatanicus, extraídos del interior del cráneo del perezoso.

"Pote", el perezoso de Zapote, como se bautizó al individuo colectado pertenece al superorden Xenarthra, orden Pilosa, superfamilia Megatherioidea, familia Megalonychidae y su descripción se publicó el 22 de mayo en la revista PalZ Paläontologische Zeitschrift, en el artículo “Xibalbaonyx oviceps, a new megalonychid ground sloth (Folivora, Xenarthra) from the Late Pleistocene of the Yucatán Peninsula, Mexico, and its paleobiogeographic significance”.

Los tratamientos de conservación para deshidratar los huesos de “Pote” duraron dos años, durante el primero se hizo un cambio muy gradual del agua original de cenote (agua dulce) por agua destilada, para en abril de 2015 comenzar su deshidratación de manera muy lenta, en cámaras con condiciones de humedad, luz y temperatura completamente controladas.

El esqueleto se encuentra casi completo, distribuido entre 50 y 55 metros de profundidad, por lo que se cree que el animal cayó cuando el cenote se encontraba seco, o posiblemente con un poco de agua a mayor profundidad. La parte profunda del cenote comenzó a inundarse en el Holoceno Temprano (hace 10,000 años), cuando el nivel del mar Caribe se incrementó, y las cuevas de la península de Yucatán comenzaron a quedar sumergidas. Este proceso permitió la conservación extraordinaria de los esqueletos de animales y humanos que vivieron en el Caribe mexicano. Al día de hoy se han registrado catorce individuos de perezosos en once cuevas más, los cuales están aún por identificar.

Los perezosos gigantes han sido ampliamente documentados en Sudamérica, desde donde migraron hacia Norteamérica, arribando hace nueve millones de años. Su ruta a través de las islas Antillas e islas de la via maritima panameña (hoy Centroamerica), pues en el pasado, América estuvo dividida por este mar en dos continentes. A finales del Pleistoceno, en la península de Yucatán, el clima era tropical medio, siendo el agua dulce un factor crucial en la dispersión de esta megafauna. En México, el perezoso gigante con mayor distribución es el Nothrotheriops shastensis, si bien el sureste muestra una importante diversidad.

El Perezoso cayó al cenote cuando se encontraba seco, o con muy poca agua. Dibujo reconstructivo de Steve Radziwillowicz. Foto Cortesía: Carmen Rojas, INAH.

El Perezoso cayó al cenote cuando se encontraba seco, o con muy poca agua. Dibujo reconstructivo de Steve Radziwillowicz. Foto Cortesía: Carmen Rojas, INAH.

Cráneo de perezoso gigante in situ. Foto: Vicente Fito, INAH.

Cráneo de perezoso gigante in situ. Foto: Vicente Fito, INAH.

Recolectando los restos del perezoso gigante. Foto Cortesía: Carmen Rojas, INAH.

Recolectando los restos del perezoso gigante. Foto Cortesía: Carmen Rojas, INAH.

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