Marfiles mortales.
Por Artemio Artigas
Chile. 25 de octubre de 2002. Guiarte.com.
El tema del comercio internacional del marfil vuelve a estar de actualidad. En noviembbre se puede revisar el estatus actual de este comercio, en una reunión que se celebrará en Chile. El tema tiene una notable complejidad y afecta a la supervivencia de los elefantes. Las posiciones de los países están enfrentadas.
Desde 1989, el comercio de marfil está totalmente prohibido en el territorio de los países pertenecientes a la Convención Internacional para el Comercio de Especies de Fauna y Flora en Extinción (CITES). Esta decisión fue ratificada en Kyoto (Japón) en 1992, y en Miami, Estados Unidos en 1994, sin embargo, no todas las naciones de acuerdo ahora.
Cinco países de Africa del sur intentan conseguir que la reunión internacional en Santiago de Chile legalice parcialmente el comercio de marfil.
En una reunión preparatoria de la cumbre que celebrarán en Chile, del 3 al 15 de noviembre, los integrantes del Convenio Internacional de Comercio de Especies en Peligro (CITES), representantes de tres de estos cinco países demandaron ya que se les permita vender sus existencias de colmillos de elefantes.
Los representantes de Botsuana, Zambia y Zimbabue, respaldados también por Sudáfrica y Nambia, argumentaron en la pre-cumbre de en Antigua y Barbuda, que que necesitan vender las aproximadamente 87 toneladas de marfil que tienen almacenadas para poder financiar la conservación de los elefantes.
"El propósito es impulsar allí nuestra campaña de comercio en marfil, antes de la cumbre", comentó el director sudafricano de Naturaleza y Parques Naturales, Joseph Matlhare.
Según informaciones de la agencia EFE, la propuesta al respecto que presentarán formalmente en Santiago de Chile -que prevé la venta de colmillos confiscados a cazadores furtivos o recogidos de los cadáveres de elefantes muertos por causas naturales- es rechazada tajantemente por la India y Kenia.
Tampoco convence a otros países africanos, del centro y oeste del continente, que tienen poblaciones menguantes de paquidermos y que previsiblemente se pronunciarán en Santiago a favor de mantener la prohibición del comercio de marfil que CITES impuso en 1989.
La India y Kenia, al igual que las organizaciones no gubernamentales que se dedican a la protección de la naturaleza, sostienen que al permitir la venta de colmillos de elefantes, por muy limitada que sea, se impulsará la caza furtiva y el tráfico ilícito en marfil.
El director del Servicio de Conservación Keniano (KWS), Joe Kioko, como ejemplo, insiste en que "al reanudar el comercio legal se abriría la veda al ilegal", y que "un minuto después de la legalización habría cazadores furtivos por dondequiera".
Kenia y la India propondrán en Santiago que, lejos de legalizar parcialmente el comercio en colmillos, se aumente la protección de los elefantes en el marco de CITES, elevando los paquidermos del "Apéndice II" al "Apéndice I" del convenio.
El Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW, en inglés), al igual que otras ONGs, apoya la propuesta de la India y Kenia y condena las intenciones de los países del sur de Africa de levantar la prohibición del comercio de marfil.
El director del Fondo en Sudáfrica y jefe de su departamento dedicado a los elefantes, Jason Bell-Leask, no niega que las poblaciones de paquidermos en Africa austral se han recuperado bien en los trece años desde la imposición de la prohibición.
Sin embargo, en una rueda de prensa en Pretoria insistió en que "si el marfil vuelve a estar en el mercado, el marfil legal no será suficiente para hacer frente a la demanda" y por tanto es inevitable que haya más caza furtiva y contrabando de marfil.
"Es cierto que en Sudáfrica hemos protegido bien nuestras poblaciones de elefantes, pero otros países no tienen los mismos recursos ni la misma capacidad de luchar contra la caza furtiva", continuó Bell-Leask.
"Se trata de una cuestión mundial", resaltó el representante del Fondo para la Protección de Animales, ya que las acciones de unos países, con abundantes poblaciones de elefantes, pueden perjudicar a otros países, en peligro de quedarse sin ejemplares en un futuro próximo.
La población de elefantes en toda Africa se vio reducids de unos 1,2 millones en 1980 a sólo 600.000 en 1989, cuando se introdujo la prohibición al comercio de marfil.
La legalización ahora del comercio amenazaría sobre todo al elefante asiático, del cual existen menos de 50.000 ejemplares.
Bell-Leask señaló que los catorce países de la Comunidad de Desarrollo de Africa del Sur votarán en bloque a favor de la legalización en la cumbre del CITES en Santiago de Chile, aunque, afirmó, "algunos de los miembros han expresado sus reservas, al igual que algunos países de Africa central y occidental".
Los proponentes de la legalización podrán contar, evidentemente, con el apoyo de los países consumidores de marfil, como la China y Japón.
Por tanto, dijo Bell-Leask, "será clave la posición de la Unión Europea, que con quince países miembros puede dirigir el debate".
CITES
El 3 de marzo de 1973, 21 países suscribieron la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) que entró en vigor el 1º de julio de 1.975. actualmente aceptan la convención unos 150 países.
La CITES reglamenta la exportación, reexportación e importación de animales y plantas vivos o muertos y de sus partes o derivados mediante un sistema de permisos y o certificaciones.
La extinción de las especies es una característica natural de la evolución de la vida en la tierra, pero en los últimos años se responsabiliza al hombre por la desaparición de una gran parte de animales y plantas, tanto por sus actividades industriales como por la sobreexplotación de los recrusos y el tráfico de animales y plantas. El comercio internacional de especies de fauna y flora silvestres ha sido responsable de una considerable disminución del número de muchas de estas especies. La conciencia de la sobreexplotación y su daño a la supervivencia de las especies, propición un tratado internacional con el fin de proteger a las especies silvestres de una explotación desmedida e impedir el comercio internacional de aquellas en peligro de extinción.