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Los buques “arrastreros” diezman los delfines

Por Artemio Artigas

Las técnicas de pesca de arrastre en las costas del planeta ponen en grave peligro a los delfines según denuncian Greenpeace y otros grupos ecologistas en un extenso informe titulado “El efecto red”.

La organización no pare de alertar de este problema. En su web se leía el 6 de febrero la siguiente nota:

“Cinco delfines muertos han sido observados hoy en las proximidades de dos parejas de arrastreros pelágicos a 20 millas de las costas de Plymouth por observadores a bordo del buque de Greenpeace Esperanza.

Presentaban daños tales como cortes en el morro, daños en las aletas dorsales y ventrales, que indicaban su captura en artes de pesca. Un trozo de red se encontró cerca de los delfines.

Después de avistar los delfines a las 11.10 de la mañana, Greenpeace lanzó una de sus lanchas rápidas para recuperar los cuerpos de los delfines y llevarlos a bordo, donde fueron examinados. Los delfines presentaban signos de haber muerto muy recientemente.

Observadores a bordo del MV Esperanza pertenecientes a la Sociedad para la Conservación de Ballenas y Delfines (WDCS) han avistado en los últimos días más de 1.000 delfines frente a la costa sudoeste de Inglaterra, una zona en la que arrastreros pelágicos con enormes redes, a menudo con una boca del tamaño de dos campos de futbol, y arrastradas por dos buques a la vez, faenan regularmente.”

EL VIAJE DEL ESPERANZA

Al inicio de 2004, el barco de Greenpaece “Esperanza” inició un viaje de cinco semanas para investigar la muerte de estos ejemplares de la fauna marina. La organización estima que unos diez mil delfines y marsopas mueren en artes de pesca destructiva en aguas europeas. El problema estudiado se refiere básicamente a Europa, pero tiene alcance universal.

La Sociedad para la Conservación de Delfines y Ballenas, junto con numerosas organizaciones ecologistas, considera que las poblaciones delfines y ballenas en aguas comunitarias pueden derivar en su completa extinción si se siguen permitiendo este tipo de prácticas pesqueras. El informe demuestra que la pesca con enormes redes, a menudo con una boca del tamaño de dos campos de fútbol, y arrastradas por dos buques al mismo tiempo, provoca la muerte de miles de delfines cada año. Ello puede representar la muerte del cinco por ciento de su población cada ejercicio.

Los científicos opinan que la pérdida anual de tan sólo el uno por ciento de una población constituye una amenaza para la viabilidad de una especie.

Este azote sobre las poblaciones de delfines y marsopas tendrá un efecto devastador en los ecosistemas marinos. Cada invierno, cientos de estos animales muertos llegan a las playas británicas y francesas. Estos son tan sólo una parte de los miles de ejemplares que mueren en el mar y no arriban a las costas. Se estima que unos diez mil de ellos perecen en artes de pesca destructiva. El llamado “arrastre pelágico”, arte de pesca empleado para la captura de lubina, jurelo, caballa, merluza y bonito en verano, están amenazando particularmente a los delfines comunes y a los delfines listados, pero también afecta a otras especies como delfines mulares y calderones.

Buques pesqueros británicos, franceses, irlandeses, holandeses, daneses y españoles que faenan en el Canal de la Mancha, el Golfo de Vizcaya y el Mar Céltico se encuentran entre los responsables de este problema.

El barco ecologista “Esperanza” partió con el objetivo de denunciar estos abusos e insta la Comunidad Europea a cumplir la Directiva Hábitats, que prohibe las capturas accidentales de delfines y cetáceos para asegurar que la actividad pesquera no suponga riesgo negativo sobre las poblaciones marinas, obligación que, según Greenpaece, claramente se incumple. La crisis pesquera, la actitud de los gobiernos y la propia industria del sector se niegan a colaborar, según estima la organización ecologista.

A su juicio, las prácticas pesqueras están muy por encima de los niveles sostenibles permitidos, por lo que sería necesario una reducción de flotas muy calculada con ligero impacto sobre la biodiversidad marina, uno e los mayores problemas que afecta en estos momentos al ecosistema marino, ya de por sí muy dañado por otros factores ambientales. Globalmente, consideran que un veintitrés por ciento e las capturas es devuelta, ya sin vida, a los fondos del mar.

Delfines y ballenas han sido, a lo largo e la historia, ejemplares emblemáticos y legendarios. Los espectáculos de corrillos de delfines nadando en grupo, con su comprobada repercusión en la salud humana, y las gigantescas ballenas que han dado lugar a todo tipo de literatura, son imagen viva en la cultura de nuestra civilización. Los mamíferos marinos han dado lugar en las aguas del planeta a juegos de contraluces casi mágicos, mientras la mano del hombre ha querido combatir sus piruetas, su paz en las inmensidades del océano.

Según todas las estadísticas, el mayor depredador de estos cetáceos es, sin duda, el hombre. La progresiva extinción de las ballenas y la captura de delfines para exposición en cautividad, ha mermado seriamente la reproducción de estas especies de alto valor ecológico. Numerosos científicos y organizaciones llevan muchos años movilizándose para adecuar medidas de protección.

Delfín atrapado en una red . Imagen de Grenpeace

Delfín atrapado en una red . Imagen de Grenpeace

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