Baruj Salinas es un auténtico artista crisol de culturas. De origen judío, nacido en Cuba(1938), estudiante de Arquitectura en Ohio, influido por corrientes pictóricas de Europa y Norteamérica, practica una arte abstracto cuajado de color.
En la Habana abrió sus ojos a la luz, una luz viva, llena de matices, que jamás habría de perder, aunque desde 1959 se alejara de su isla para asentarse en Miami. También residió algún tiempo en Europa. En Barcelona trabajó al lado de Miró y Tapies... y su pintura ha evolucionado desde inicios figurativos a un abstracto con reminiscencias cósmicas.
La obra de Baruj Salinas está en grandes museos e instituciones artísticas de Estados Unidos, Suiza, España, Francia, Italia Israel, México, Argentina, Colombia, etc. El autor continúa pintando, preparando una gran exposición en España, y dedicado a la docencia en Miami.
P.Con ese maremagno de historia personal y familiar... ¿Serás capaz de sentirte de algún lugar?.
R. .Maremagno es una palabra que define bien el recorrido histórico de mi familia y el mío. El judío es parte integral de una diáspora continua, y el caso mío forma parte de esa continuidad. Igualmente te diré que me siento cubano, aunque desplazado. Como artista me defino como pintor cubano, pero, en lo demás, siempre tiendo a adaptarme al lugar donde vivo.
P .Pero con ese bagaje histórico personal, podría esperarse una pintura dramática, de rupturas. Sin embargo sorprende una vitalidad expansiva y colorista. Pareciera que hay más esperanza y mañana que pasado. ¿Es así o es que yo lo veo así?.
R. Es acertada tu percepción sobre mi obra. Quizá el hecho de haber nacido en una isla tropical me influyó decisivamente a la hora de expresarme. Esa luz tropical, intensa, ha sido vital para mi pintura. Sin embargo no soy ajeno a las influencias externas. Fíjate en mi obra realizada en Barcelona, donde imperaban los grises y los blancos, quizá debido a la calidad de la luz, que para mí era tamizada. Aunque debo señalar que lo del color blanco fue influencia directa de María Zambrano, con la cual colaboré en un buen número de libros de artistas realizados con ayuda de Orlado Blanco, de Editart, en Ginebra. Allí conocí a María, en su exilio.
P .Hiciste Arquitectura y lo dejaste ¿Qué encuentras en la pintura que no pudo darte la arquitectura?.
R. Dejé la arquitectura por falta de espacio para maniobrar. Me refiero a la falta de libertad. Siendo arquitecto uno está supeditado a los asuntos de dinero, a los deseos de los clientes y otros muchos problemas que se te van presentando. En la pintura soy árbitro y ejecutor. Y es excitante ver cómo de un espacio blanco va surgiendo la obra que tienes en la mente. Aunque es cierto que casi nunca lo que tienes en tu mente se traduce en una fiel reproducción al pasarla al lienzo. Y es que el cuadro adquiere vida propia a medida que va desarrollándose.
P .Pero también desde la arquitectura se puede pintar, hacer arte ¿No? Frank Gehry lo hace...
R. Es cierto que algunos arquitectos lograran el privilegio de hacer arte con sus proyectos. Ese no fue mi caso. Claro que a veces se puede pintar haciendo arquitectura, aunque en el caso de Gehry estaríamos hablando de escultura. Es posible que tampoco tenga alma de escultor.
P .¿Cuál fue la razón para que te enfocases hacia la abstracción?
R. Me fui decantando hacia la abstracción por una razón básica: la libertad. Para mí fue una revelación temprana el ver la obra de un Pollock o la de Kooning. Sentí afinidad al enfrentarme ante sus obras.
ANGUSTIA Y ÉXTASIS
P .Es frecuente que el inicio de un trabajo sea un momento mágico o angustioso ¿qué sientes tú ante la tela en blanco?
R. Dices bien al hablar de angustia y magia cuando el pintor despliega un lienzo blanco. Angustia y éxtasis. Pintar, para mí, es un acto trascendente, una meditación. Y en esto no exagero: es un enfocar absoluto, y no uso esa palabra a la ligera. Meditación y concentración.
P .¿Llegas a la tela confiando en un golpe de inspiración o ya tienes elaborado mentalmente el proyecto?
R. Para mí el acto de pintar tiene una relativa espontaneidad. Y hay accidentes controlados. Uno aprende con el paso del tiempo. Por lo general, tengo alguna idea de lo que voy a pintar y avanzo hasta que el cuadro adquiere vida propia. No creo que un pintor de vocación necesite de inspiración. Un cuadro genera ideas para muchos otros. Al principio de mi carrera hacía muchos bocetos e inclusive listas de temas y de cómo abordarlos. Hace tiempo que deje de hacer eso.
P .Abstracto... pero en tus cuadros hay aún un sentido arquitectónico, una corporeidad propia de quien ha hecho estudios en esa línea ¿no?
R. Sí. Sin duda, el que conoce mi trayectoria y sabe que fui arquitecto ve un orden (dentro del caos aparente) en mi pintura. Una especie de estructura subyacente a todos esos accidentes controlados.
P .A veces también podría pensarse que –lejos de una expresión abstracta- nos estás presentando un mundo al microscopio
R. Es curioso que menciones microcopio en relación a mi obra. Tiempo atrás pinté cuadros encerrados en círculos perfectos, ejecutados con compás, un compás enorme que me fabriqué yo mismo. Y lo que había en esos círculos eran como amebas o embriones, o sea, vida celular observada al microscopio. Lo hice durante poco tiempo; pintaba microcosmos...
P .No tienes tentación de retornar a lo figurativo.
R. No, al contrario. Lejos de retornar a lo figurativo, siento la necesidad de ser más libre, si se quiere.
P .Pollock... Rothko... A veces pienso que el camino de la abstracción rompió antaño los esquemas de la pintura moderna pero acaba encasillando en exceso a los autores, aunque temo que esto te parezca una herejía.
R. Pollock murió relativamente joven y Rothko se suicidó, quizás porque se encontraba en un callejón sin salida. Pollock era más intuitivo y Rothko cerebral. Dos personalidades diferentes por completo. Y la obra de cada uno de ellos está a 180 grados. Tiendo más hacia la obra de Pollock, evidentemente. Es inevitable ese encasillamiento, pero eso más bien lo hicieron los críticos Greenberg y Rosenberg, con lo del expresionismo abstracto. ¿Quién sabe qué dirección hubiese tomado la pintura de esos artistas en caso de que hubieran vivido más tiempo? Y es que el cambio es inevitable.
P .Personalmente, pienso que hay mucho humo vendido como arte y una confusión sobre la esencia del mismo. Hace pocos días estuve dando una conferencia en una universidad y me pidieron una definición del arte. Al final deduje que sólo hay una definición por acumulación (enciclopedia) o por dogma (dictamen de los sacerdotes del arte instalados en la crítica y en las instituciones). Me gustaría que te aproximaras a este tema
**R.**Acaba de pasar por Miami la feria del Arte de Basilea. Se supone que es la catedral del arte contemporáneo y de vanguardia. Y llego a la conclusión de que mucha de la obra que se está creando hoy está basada en la necesidad de dar un shock a la sociedad. Es posible que yo esté desfasado, pero mi pintura nunca ha sido de vanguardia. Duchamp dijo allá a finales de la década de los diez del siglo pasado que arte es todo lo que el artista dice que es arte, y apoyó esto en su famoso orinal. En estos momentos habría que definir primero qué es un artista. Y pienso en ese artista inglés Damien Hirts, que ha declarado que no sabe dibujar, aunque eso hoy no asusta a nadie... Y su obra se cotiza. Yo me acercaría a la definición de arte por acumulación; en nuestro mundo hace tiempo que no existen los parámetros. Hay, en mi opinión, mucha manipulación por parte de la crítica respecto a lo que se considera arte, ya sea debido a la cuestión crematística o al ego. ...Es posible que haya mucho humo. Lo que es sorprendente es ver cómo el coleccionista adquiere lo que le dice el “conocedor” (crítico)... y no estamos hablando de cacahuetes.
P .¿En qué trabajas ahora?
R. Estoy en una serie basada en explosiones solares. Hace tiempo que leí un par de libros del astrónomo inglés Fred Hoyle, que fueron de influencia notable en mi obra de entonces. De allí surgieron cuadros de tema espacial: constelaciones, nebulosas... podría decirse que a pesar del tratamiento abstracto los cuadros eran realistas. Esta ultima serie es muchos más abstracta, con la particularidad de que estoy dejando el blanco de la tela visto; o sea, estoy trabajando mis grandes telas como si fueran acuarelas. También he vuelto a hacer grabado. Antes de que Joaquín González abriera su taller en Miami no existían talleres de grabado... de otros tipos de obra gráfica sí, pero de grabado no. Cuando estaba en Barcelona, la mitad del día la dedicaba al grabado en el taller de M. Yamamoto... un gran maestro.
P .¿¡Qué viejos maestros de la pintura te interesan más?
R. Me interesan Rembrandt, Velázquez, Goya, Vermeer, Boticelli y, desde luego, Turner. Siempre que voy a Londres es, para mí, una visita de rigor el Tate y los salones increíbles de los Turner.
P .¿Y entre los modernos?
R. También me entusiasman Cezanne, Van Gogh y sobre todo Monet. Los salones ovalados del Orangeríe de París me fascinan. Él y Turner son los padres del abstraccionismo.
P .¿Y Pollock?
R. Pollock es uno de mis mentores. Al igual que de Kooning, como mencioné más arriba Ellos abrieron puertas misteriosas que para mí han sido importantes. Tapies me influenció por su la materia y su fascinación con el muro. La de él es una obra que me llena, llena de signos arquetípicos.
P .¿Que opinas Wifredo Lam?
R. Lam, que como sabes es el icono de la pintura cubana, me gusta por su temática y colorido, a pesar de que el surrealismo está lejos de mi sensibilidad. Es una simbiosis de lo cubano y lo africano, llevada por su sabia mano... pero en el conjunto de pintores que hemos citado también quisiera evocar a Picasso y Matisse, que son dos pilares de la pintura moderna.
P .¿Añoras Cuba?
R. Añoro Cuba, en particular La Habana, y mi barrio Santos Juárez. Allí jugaba a la pelota, estudié bachillerato, comencé a pintar y deje muchos amigos. Añoranza y nostalgia.
P .¿Y Barcelona?
R. En Barcelona crecí artísticamente. Me encanta la ciudad. Es para mí mágica. Yo tenía mi estudio en el Barrio Gótico, cerca de la Plaza Real. Y cada día caminaba una hora de la casa al estudio. Me deleitaba ver a la gente, la arquitectura, el bullir de la ciudad... la extraño.
P .¿Crees que el origen, los paisajes y las ciudades determinan la obra?
R. Así como el escritor se nutre de lo que le rodea y de la vida cotidiana, así el pintor se apoya en los orígenes y en el paisaje, que es su patrimonio. Sabes que comencé siendo figurativo, que pintaba escenas callejeras en La habana y paisajes playeros y de la ciudad, que era lo que conocía. Con el transcurso del tiempo mi pintura se fue decantando hacia la abstracción. Sin duda alguna, lo cubano y lo judío convergen en mi obra. Por ejemplo, durante algún tiempo he estado trabajando en el tema de la palmera; más bien sobre la penca, que es una de sus ramas. Y mi amistad con escritores como María Zambrano, José Ángel Valente o Pere Gimferrer me impulsó a introducir una especie de caligrafía en mi obra, en la que intervienen letras como las del alfabeto hebreo. Con Valente realizamos un hermoso libro titulado "Tres lecciones de Tinieblas", basado en la Cábala, y que fue galardonado en 1980
P .¿Si tuvieras que salvar de un incendio media docena de obras cuales llevarías?
R. Un Turner, un Monet (uno de sus grandes nenúfares), el Guernica de Picasso, la habitación roja de Matisse, un cuadro de Goya, quizá Saturno devorando a su hijo; las Meninas de Velásquez; El jardín de las delicias de El Bosco, la primavera de Boticelli, uno de los increíbles autorretratos de Rembrandt... En fin, ya ves que tendría dificultades para decidirme.
Tomás Alvarez
Atolon Ocre, acrilico/papel, 1995
El Puente, oleo/tela, 1968