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Tàpies: 80 años de lucidez

Tàpies, reciente Premio Velázquez de las Artes Plásticas, nacido el 13 de diciembre de 1923 en Barcelona, ha llegado a la cifra mágica de los ochenta años, en medio de un prestigio internacional creciente y con una buena capacidad de trabajo.

Son más de sesenta años de práctica artística los que han llevado su producción a todos los lugares clave del planeta del arte. Antonio Tàpies, pintor, escultor, autor de litografías y grabados, está considerado hoy como uno de los mayores representantes europeos del arte abstracto de posguerra.

También se valora su elaboración teórica, que ha desgranado en publicaciones y artículos a lo largo de una vida en la que también ha figurado la polémica. En su ultimo ensayo L´Art i els seus llocs (El arte y sus lugares), de 1999, critica el canon artístico occidental y se muestra proclive al encuentro de las distintas culturas, en paridad.

Biografía

Nacido en el seno de una familia catalana de tradición liberal, cursó la carrera de Derecho, pero pronto la abandonó para dedicarse por entero al dibujo y a la pintura. En 1948 se unió al grupo de artistas y literatos fundadores del movimiento de vanguardia "Dau el set" y, dos años más tarde, obtuvo una beca para estudiar en París.

Tapies asegura que abandonó pronto el surrealismo, porque los artistas de este movimiento, "aunque cambiaron la situación, continuaban haciendo pintura académica" y él decidió tirar "por otros caminos". La beca en París abrió los ojos del joven Tapies a la libertad creativa. Allí conoció, además, centros como el Museo del Hombre, que le introdujeron en el arte africano y en la influencia del budismo en China.

En la capital francesa realizó su primera exposición en 1955, año en que recibió el Premio de la Bienal de Hispanoamérica de Barcelona y que el surrealista Dalí lo presentó en Estocolmo, donde Antoni Tàpies expuso junto al artista catalán Tharrats.

Ha cultivado diversas técnicas: dibujo, collage, pintura, escultura en cemento, bronce o cerámica, e incluso la combinación de estos materiales con objetos de la vida cotidiana, preludiando el arte povera.

Contra la dictadura

Influido por lecturas de carácter marxista y nacionalista, Tàpies se opuso al régimen franquista en defensa de la cultura catalana y participó, en 1966, en una asamblea que impulsó la fundación del primer sindicato democrático de estudiantes.

Inicialmente, inspiraron su obra Joan Miró, Paul Klee y Max Ernst. En esa primera etapa expuso en la sala especial de la Bienal de Venecia (1958), ganó el primer Premio Carnegie y, en 1962, el Premio del Museo Salomon Guggenheim. A partir de 1962 empezó un período de integración en la obra de objetos cotidianos -paja, cuerdas, platos ("Montón de platos", 1970) junto a signos antropomórficos (pie, mano, dedos)-, a la vez que su gama cromática se movía entre el monocromatismo y el colorido neutro (grises, negros, blancos y ocres) y entre la inclusión de colores más vivos (rojo, naranja, rosa, amarillo y azul); extremos que le caracterizan.

Desde la década de 1970, sus creaciones presentan heterogeneidad estilística sin dejar de lado el informalismo, según los expertos. Su obra siguiente incluye pinturas de gran formato y revela un cierto regreso al figurativismo, "más que evidente" en "Fertilidad", donde la materia dibuja una serie de pechos que remiten a la simbología prehistórica; en "Paisaje y taza", obra de 3 metros de altura que contiene un inmenso cráneo humano; o en "Figura sobre morado", en la que sobre una gran cruz blanca borrada aparece una desgarbada silueta humana sentada con una equis sobreimpresa.

Sus trabajos también reflejan la simbología recurrente de Tàpies, los signos más y menos, los números, las formas geométricas, las cruces y el uso del polvo de mármol, que el pintor después extiende sobre el lienzo o la madera, mezclado con barnices o resinas, como si fuera arena de playa.

Consagrado mundialmente

Presente en los grandes museos y salas de arte, principalmente de Europa y América, es uno de los grandes asiduos de los centros MOMA y Guggenheim neoyorquinos. En 2001, la Biblioteca Nacional de Francia realizó una exposición sobre la poética de la materia en la obra de Tàpies, artista que en ese año mostró varias esculturas y una docena de lienzos en la Waddington Gallery de Londres.

En 2002 expuso con el escultor vasco Chillida en la Academia de España de Roma y en el Museo Guggenheim de Berlín. En España, su obra "Rinzen" -merecedora en 1993 del León de Oro de la Bienal de Venecia y consistente en una enorme cama de la que penden cinco somieres, mantas, colchones y almohadas- presidió desde 1998 la entrada del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). Además, museos como el de Arte Contemporáneo y Reina Sofía de Madrid o el Guggenheim de Bilbao, entre otras instituciones, han organizado antológicas y retrospectivas.

En 2000, los Reyes de España inauguraron una retrospectiva de su obra en el Centro de Arte Reina Sofía. En 2001, la Fundación Caixa de Gerona presentó "Materias, signos, evocaciones y poemas", unas 40 piezas inéditas de la colección privada de Antoni Tàpies y efectuadas entre los años 1991 y 2000 y en 2002 y dentro del 256 aniversario del nacimiento de Goya, la Sala Ignacio Zuloaga de Fuendetodos acogió la exposición "Tàpies. Obra gráfica".

Desde el 5 de junio de 1990 el artista catalán cuenta en Barcelona con la fundación que lleva su nombre. Ubicada en el edificio modernista Montaner y Simón alberga un conjunto de 2.300 pinturas y esculturas y unos 3.100 dibujos, grabados y litografías legados por el artista catalán.

Considerado uno de los diez mejores pintores vivos, entre sus obras destacan: "Gran pintura gris" (1955), "Ovalo blanco" (1957), "Puerta gris" (1958), "Cuadros grises sobre marrón" (1959), "Forma triangular sobre gris" (1961), "Gran equis" (1962), "Relieve ocre y rosa" (1965), "Incrustación y cifras" (1974), "Huella de silla" (1980), "Díptico de campaña" (1991), "Inspiración" (1991), las xilografías de 1995 "Nocturn" y "Gest", "Rinzen" (1998) y el cartel del centenario del Fútbol Club Barcelona (1999).

Además, ha realizado cerámicas y tapices; también ha ilustrado el poemario de Jorge Guillén "Repertorio de junio" (1980) y escrito los libros "L´art contra l´estética", "Memoria personal", "Per un art modern i progressista", "La práctica del arte" y "Serra D´Or". Es académico de Bellas Artes de Berlín (1982) y honorífico de la Kunstlerhans de Viena (1989), la fundación artística más antigua de Europa, así como honorario de Bellas Artes de San Fernando (1989) y académico de Bellas Artes de Francia (1994), y tiene diversos doctorados "honoris causa”.

Ha recibido numerosos galardones como: Premios de la UNESCO y Príncipe de Asturias de las Artes (1990), Medalla de Oro de Bellas Artes (1981), "Premium Imperiale de Pintura" de la Asociación Japonesa de Arte (1990), Premio Wolf de Israel (1982), Premio Rembrandt de la Fundación Goethe de Basilea (1984), Premio Nacional de Pintura de Francia (1985), Premio Herbert Boeckl de Austria (1994), Premio Nacional de Cultura de la Generalitat (1995), Gran Oficial de la Orden de Santiago (1996), Premio Nacional de Grabado y Arte Gráfico (2002) y Premio Velázquez de Artes Plásticas (2003), entre otras distinciones.

Povera

Considerado también precursor del "arte povera", del italiano "arte pobre" o de materia pobre, ha definido su trabajo como un medio de búsqueda espiritual y una meditación sobre la condición humana.

Ese carácter “povera” de la obra de Tapies se puso de manifiesto con una de las mayores polémicas sobre su obra. En el final de 1991 y los inicios del 92 se generó el debate cuando el artista propuso una maqueta con un gran calcetín usado, agujereado, sostenido por una cruz.

La maqueta tenía 18 centímetros y era la propuesta para una escultura de 20 metros con destino al Museo Nacional de Arte de Cataluña. Desde el propio museo se calificó de aberración tal propuesta. Hubo defensas y críticas; se calificó lo propuesto por Tapies de sublime y de abyecto... el caso salió en la prensa internacional. ¿Quiere Barcelona realmente un calcetín agujereado por estatua? Se preguntó el Herald Tribune. Al final no hubo valor para llevar adelante tal obra... El calcetín sirvió para medir la frágil voluntad rupturista de una sociedad con fuertes componentes tradicionalistas..

Ochenta años. Y Tapies se consagra, con toda su lucidez creativa. El mismo ha madurado –dice- en su propia universidad. Junto a la lectura y el coleccionismo de libros esenciales. El artista destaca la importancia de los viajes en su maduración personal y artística, al permitirle conocer personalidades de otras civilizaciones y estudiar mejor los grandes modelos de sabiduría que nos enseñan a vivir y a aspirar a una humanidad mejor.

Todo ese bagaje –comenta- va formando los posibles contenidos de la obra de arte y es fundamental para cualquier actividad humana, especialmente cuando llega el momento en que el artista queda absolutamente solo ante la tela en blanco, en una misteriosa interioridad, ese momento en el que las manos y el espíritu del pintor evolucionan bajo el dominio de unos dictados tremendamente complejos, íntimos y hondos.

Tomas Álvarez

 

 

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