Anglada Camarasa era en los inicios del XX uno de los artistas españoles más cosmopolitas. Entonces pintaba el ambiente nocturno de París, alumbrado por la incipiente luz eléctrica y oscurecido por el dolor y la droga. Luego se fue marginando de las vanguardias. Terminó relativamente olvidado, en Mallorca, pintando bodegones y bellos paisajes. La pintura de Anglada Camarasa pasó por alternativas absolutamente dispares, su prestigio y cotización internacional también. Inserto en la vanguardia pictórica y con altísima cotización internacional, Anglada fue dejando al hombre como protagonista de sus cuadros; se recluyó en territorios rurales y fue cayendo en un relativo olvido, a medida que las vanguardias introducían nuevos "ismos", mientras él, en solitario, profundizaba en el uso del color y en el goce del paisaje.
En los inicios del 2002, la Fundación Mafre presentó en Madrid una gran retrospectiva de Hermenegildo Anglada Camarasa, que sirvió para traer de nuevo a la palestra a este autor nacido en 1871 y muerto en 1959, y presentar una inmensa creación, desigual, en la que hay muchas obras de notable altura.
Las épocas del pintor
Nacido en Barcelona, Herman Anglada Camarasa, recibió formación en la Escuela de la Lonja, por Modest Urgell, a quien consideró siempre como su único maestro. Su primera etapa Цhasta 1894- se caracterizó por su iniciación en el paisaje.
Llegado en 1894 a París, siguió adquiriendo conocimientos en diversas escuelas, mientras que su pintura evolucionaba desde el verdeante paisajismo de antaño a una visión caracterizada por su fuerte y acusado colorido. Abundó en temáticas ecuestres, de vida nocturna y de danza y vida gitana, un tema demandado en aquel momento por el coleccionismo internacional, impregnado de la visión tópica de una España gitana y de toreros y majas.
Pero en lo que más profundidad alcanzó Anglada Camarasa fue en el retrato de la vida nocturna de la ciudad, los cabarets, el estrago de la droga, la mujer, y Цcurioso- en la captación de la novedosa luminosidad eléctrica.
Anglada fue en aquella época de inicios del XX uno de los pintores más prestigioso del mundo. Expuso en Munich, Venecia, Londres, ParísЕ y los grandes coleccionistas la pagaron a precios elevados. Participó activamente en la vida artística parisina Цfue un fundador de los salones de Otoño- y creó incluso una academia.
El pintor se adentró en el estudio de las figuras, con un estilo propio, permitiendo que el color fuera definiendo las figuras, la forma y la profundidad, e incorporando a la temática anterior los temas valencianos Hay en esta época una referencia ineludible a Sorolla, el otro valenciano que triunfaba, sobre todo en Estados Unidos.
Pero en pleno éxito, Anglada dio otro cambio. En 1914 deja el bullicioso París de la preguerra y se instaló en Pollensa, Mallorca; sin participar en exposiciones institucionales, aunque con buenos contactos en Estados Unidos. A su taller llegaban coleccionistas y burgueses de Europa y América para ser retratados o comprar obra.
Fue en esta época cuando Цen una naturaleza plácida y con sabor a eternidad- volvió la mirada al paisaje y alejó de forma casi progresiva a la figura humana de sus lienzos. Esa temática del paisaje no solo se ciñó a los ambientes campesinos y costeros mallorquines. Anglada incluso preparó un sistema óptico para observar los paisajes marinos y sacar los brillantes coloridos de algas y peces, así como el temblor de la luz en los fondos rocosos.
Durante la Guerra Civil española (1936-39), Anglada se refugia en el Monasterio de Montserrat. Luego, tras el triunfo del general Franco, se exilia a Francia, donde vive momentos de dificultades económicas y de salud.
Volvió a España en 1948, en una época de poco producción aunque sí de ciertos reconocimientos. Falleció en Pollensa el 7 de julio de 1959.
Anglada, medio siglo más tarde.
Se inició con el paisaje y retornó al paisaje, y entre una visión y otra evolucionó en el tratamiento del color y de la luz, y en unas temáticas en las que destaca la mujer; mujer valenciana, mujer parisina, mujer belleza y mujer desecho.
Se inició con un registro impresionista, pasó a un vigoroso expresionismo (se relacionó también con las escuelas centroeuropeas) para volver a un paisajismo con ecos de Monet y de Pisaro.
Anglada fue uno de los grandes hombres surgidos en el modernismo catalán, encumbrado en los momentos en que sintonizó con la vanguardia parisina y luego olvidado. La caída de su fama del pintor tuvo que ver con las guerras que lo apartaron de la nómina de los comerciales. Porque al ostracismo de Montserrat, durante la guerra española, sucedió el ostracismo de Pouges-les Eaux, Francia, en la II guerra Mundial. Además, él no estuvo en primera línea en las oscilaciones del arte de entreguerras. Cayó víctima de una ley no escrita que viene a decir "lo que no es vanguardia es desprestigio, es pasado". Y esa ley es injusta.