Para la comisaria, la muestra es un regalo de Navidad para la gente que se acerque a contemplar estas maravillas, que, dijo, están ahí merced a la generosidad de Lázaro Galdiano que donó al Estado español toda su colección así como su residencia familiar, edificio que abrió sus puertas como casa-museo en 1951 y que desde hace aproximadamente dos años se encuentra cerrado debido a unas obras de ampliación y reforma que está previsto finalicen en diciembre del próximo año.
Con esta exposición, la Fundación Santander Central Hispano quiere también rendir un homenaje a la figura y personalidad del coleccionista, bibliófilo y editor Lázaro Galdiano, (1862-1947), y reconocer su gran generosidad, afirmó el director de esta institución, Javier Aguado, quien lamentó que la colección aún no es suficientemente valorada ni conocida.
La muestra.
Se trata de una exposición muy singular en la que además de las obras siempre asociadas al Lázaro Galdiano, como, Las Brujas o El Aquelarre de Goya, El Salvador del círculo de Leonardo, el San Juan del Bosco, La Tienda de Paret, Doña Gertrudis Gómez de Avellaneda de Federico de Madrazo, El libro de Retratos de Pacheco, se exponen piezas que se han restaurado cobrando una nueva significación como el lienzo de Ana de Austria de Sánchez Coello, o la velazqueña Cabeza de Muchacha y otras que tras estas intervenciones han permitido confirmar atribuciones, como el Bodegón de Walscappelle y plantear nuevas autorias, como el Bautismo de Cristo de Orazio Samachini, cuestiones relevantes en una colección tan amplia y sujeta a un continúo proceso de revisión crítica.
Con las pinturas, entre las que cabe destacar también la pionera Colección de tablas de primitivos españoles, se contemplan una amplia muestra del resto de las artes, la bellísima escultura de la Madonna Cernazai, grabados de Goya, valiosos ejemplares de libros del siglo XV, piezas de platería española y europea de los siglos XV y XVIII, una espléndida selección de joyería, esmaltes de Limoges, tejidos del XIV y del XV y una pequeña selección de numismática nunca expuesta hasta ahora.
Escultura y platería
Además de la escultura de la Madonna Cernazai, atribuida a Niccoló di Giovanni Fiorentino y procedente de la Colección Hearst, otras piezas escultóricas de esta exposición son, el San Juan Evangelista de Juan de Bolonia y Antonio Susini, o La Fortuna de Ferdinando Tacca.
Entre las obras de platería es preciso resaltar la espada realizada por Giacomo Magnolino, que el Papa Inocencio VIII regaló en 1486 al segundo Conde de Tendilla, o la Taza Aldobrandini, pieza romana de hacia 1570, además de otros extraordinarios ejemplos que se exponen de platería española y europea abarcando desde el siglo XV al XVIII.
La joyería y el esmalte.
Dentro de la exposición destaca también una espléndida selección de joyería, con piezas como el medallón renacentista atribuido al taller de la familia Miseroni, dos hábitos y un pinjante de la segunda mitad del siglo XVII realizados por Giuseppe Bruno, piezas mallorquinas del siglo XVIII o un broche de cinturón francés de finales del XIX.
A las obras de platería y joyería se suman importantes muestras de esmalte de Limoges del siglo XIII y XVI, tejidos del XIV y XV, así como un cuenco de mayólica italiana, ejemplos que sirven para mostrar la riqueza y calidad de las colecciones que reunió Lázaro a lo largo de su vida.
Es de destacar el reducido pero selecto conjunto de iluminaciones, como la Sagrada Familia iluminada por Giulio Clovio en 1556-1557, que se encontraba en su día en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial entre las pertenencias de Felipe II. Dentro de las miniaturas, se han seleccionado piezas de algunos de los grandes artistas en ese género como Jeremiah Meyer, Jean-Baptiste Isabey o Antonio Tomasich y Haro.
Lázaro Galdiano fue un apasionado bibliófilo y editor, aspecto que también está reflejado en la presente exposición con obras como L´Antiquité Judaique de Flavio Josefo, fechada entre 1460 y 1470, el Libro de horas de Gian Giacomo Trivulzio, obra milanesa de hacia 1500, o el Tratado de la Pintura Sabia de Fray Juan Ricci, sin olvidar una de las joyas bibliográficas que reunió: el Libro de descripción de verdaderos Retratos, de Ilustres y Memorables varones, manuscrito autógrafo de Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez y uno de los grandes teóricos españoles del siglo XVI.
Lazaro Galdiano y su precocupación cultural.
Nacido en Beire (Navarra) en 1862, José Lázaro cursó Derecho en Valladolid y Barcelona y ejerció el periodismo en esta última ciudad antes de establecerse en Madrid en 1888. La tragedia de 1898 y la reflexión que ésta provocó sobre la identidad de España y su cultura y acerca del nivel cultural de la sociedad, pronto marcarían su trayectoria personal y profesional.
Su espíritu inquieto y emprendedor, su pasión por la literatura y su afán de abrir España a Europa, pronto cuajaron en dos de las más importantes empresas culturales de la época: una editorial y una revista que compartían el nombre, bien significativo, de La España Moderna. Unamuno, Clarín, Zorrilla, Pérez Galdós o Menéndez y Pelayo fueron algunos de los autores que publicaron entre sus páginas, al tiempo que en ellas ofrecía al público español traducciones de obras extranjeras de diversas materias que tenían un objetivo común, el conocimiento.
De forma paralela a su actividad editora, y entendiendo el coleccionismo artístico como una misión restauradora de los valores estéticos de la nación, Lázaro pronto comenzó a forjar la que con el tiempo iba a convertirse en una de las colecciones particulares de arte y bibliofilia más notables de la época, que se vería muy favorecida tras su boda en 1903 con doña Paula Florido, dama argentina propietaria de una elevada fortuna.
No sólo fue un incansable coleccionista de obras de arte y un gran bibliófilo y editor, sino que además entre los años 1912 y 1918 fue miembro del patronato del Museo del Prado y llevando a cabo una importante actividad en defensa de la institución. Su figura destaca también entre los defensores del patrimonio artístico español, centrando su actividad en la recuperación de obras que habían salido de nuestras fronteras y oponiéndose con firmeza al expolio.
Tras la muerte de su esposa en 1932 se acentuaría su frenética actividad coleccionista, viajando por toda Europa y estableciéndose durante la Guerra Civil española en Nueva York, donde, al igual que en París, conservaba parte de sus colecciones. Mientras, la Junta de Incautación retiraba de Parque Florido sus bienes, que fueron devueltos parcialmente tras la contienda por el Servicio de Recuperación Artística. No volvería definitivamente a España hasta 1945, dos años antes de su muerte.
Todas sus pertenencias, incluyendo su suntuosa residencia familiar que albergaba sus colecciones, fueron cedidas en su testamento al Estado español, que creó por Decreto de 1948 la Fundación Lázaro Galdiano y abrió al público la casa-museo de Parque Florido en 1951.
Catálogo
El catálogo editado para esta exposición recoge un texto introductorio de la directora de la Fundación Lázaro Galdiano y comisaria de la muestra, Letizia Arbeteta Mira, titulado Obras maestras de la Colección Lázaro, una exposición conceptual; texto de Juan Antonio Yeves Andrés sobre José Lázaro: Su pasión por los libros y su labor editorial; El entorno de la colección: Parque Florido, de Carlos Saguar Quer y Aproximación a una colección pionera: Las pinturas sobre tabla de José Lázaro, de Amparo López Redondo. Asimismo, junto a la reproducción de todas las obras y de determinados detalles de las mismas, se recoge el estudio pormenorizado de las piezas llevado a cabo por varios autores de reconocido prestigio
Lugar: de la muestra:
Sala de Exposiciones Fundación Santander Central Hispano
Calle Marqués de Villamagna, 3. Madrid.
EL Aquelarre, de Goya, una de las excelentes obras de la colección Lázaro Galdiano. guiarte.com