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Antológica de Dario de Regoyos

Este excelente paisajista no fue un triunfador del mercado del arte, pero sí un personaje íntimamente vinculado a la renovación artística europea, e impulsor del arte moderno en España.

La obra de Darío de Regoyos(1557-1913) ha vuelto a la palestra a la actualidad artística merced a una magnífica exposición antológica que organiza la Fundación Mapfre en Madrid (hasta el 6 de enero), entidad que recientemente hizo otra buena muestra de otro pintor importante de la misma época Anglada Camarasa.

Regoyos es el introductor del impresionismo en España, y lo hizo por su inquietud artística, que le llevó a entablar contactos con las vanguardias de toda Europa, lo que hizo de él un artista en el que se pueden encontrar retazos del puntillismo o simbolismo, por ejemplo.

El artista, nacido en Asturias, a la orilla del cantábrico, en 1857, ya andaba recién cumplida la veintena por los ambientes artísticos de Bruselas, donde conoció al mecenas Edmond Picard, que tenía en su casa una tertulia literaria, donde no faltaba ni el diálogo ni la música, y donde surgiría en 1881 la revista l´Art Moderne.

En la academia de Bellas Artes de Bruselas intimó con el pintor Thêo van Rysselberghe y trabó amistad con otros artistas del grupo L´Essor, del que fue el primer miembro extranjero, y donde defendió la lucha contra el mercantilismo y el academicismo de la pintura, aunque acabó saliendo del mismo en 1883.

Los escindidos crearon, en el mismo año de 1883, el grupo Los XX, con propuestas renovadoras y radicales en la escultura y la pintura. En los diez años que estuvo en el grupo contactó con gentes como Ensor, Rodin, Pisarro, Seurat, etc. Los XX fueron un grupo entusiasta que enseguida se adhería a las nuevas vías del arte posimpresionista.

Regoyos vivió hasta 1893 –cuando se disolvió el grupo de Los XX- entre España y Bruselas, con estancias en Londres y París. Participó en 1888 en la elaboración de un libro, “España negra”, donde ahondó las identidades oscuras del país, en una posición que le acercó a la generación del 98. En la “España negra" Regoyos aparece como traductor e ilustrador, aunque posteriormente se le ha atribuido un papel más importante como coautor.

Posteriormente a partir de la década de los noventa–y sin dejar de tener contactos y exposiciones en distintos puntos de Europa- participó activamente en los ambientes culturales del País Vasco, donde realizó una notable actividad de impulso del arte moderno, en colaboración con una pléyade de grandes artistas, en una sociedad que estaba en pleno desarrollo industrial, Falleció en 1913 en Barcelona.

Los Regoyos
No es un pintor encasillable en una faceta o un estilo; fruto, sin duda de su ansia por conocer. Hay un Regoyos impresionista y un Regoyos expresionista, sobre todo en ciertas interpretaciones de la España negra, donde une el costumbrismo español al expresionismo.

Pero también hay un Regoyos divisionista, puntillista, en el que se aprecian sus contactos con las vanguardias europeas. Por los lienzos de Regoyos desfila hasta el simbolismo.

Su última etapa refleja una vuelta naturalista con resabios puntillistas, en la que pinta los paisajes de su geografía vital con una paleta en la que destila dulzura, a veces nostalgia, casi siempre poesía. Es una época que se caracteriza por una paleta más clara y luminosa.

Su obra, desigual, refleja sobre todo en sus etapas primeras una inquieta personalidad y la lucha contra el aburguesamiento en el que adormecía la pintura tradicional española del momento.

La muestra
Ciento tres óleos, nueve acuarelas, tres pasteles y veinte dibujos, procedentes en su mayoría de colecciones privadas, muestran las múltiples vertientes que existen en la obra de este artista.

De las obras exhibidas, cincuenta y ocho se exponen por primera vez en Madrid y contribuyen a aportar una imagen más clara y abierta de Regoyos.

Pablo Jiménez, director de la Fundación Mapfre, organizadora del evento, considera que se trata del pintor moderno español más cosmopolita del siglo XIX y el único que participó directamente en los grandes movimientos internacionales.

Preocupado por la idea del espacio y por la luz, su trayectoria puede parecer desigual, "ya que en una misma época se pueden ver obras de gran finura junto a otras que parecen ingenuas. Esta paradoja es precisamente lo que le hace más interesante". Para él, la pintura "es un instrumento de la realidad, en el que no valora el estilo y ahí radica uno de los aspectos más modernos de este artista".

Juan San Nicolás, uno de los máximos especialistas en Regoyos y comisario de la muestra que estará abierta hasta el 6 de enero, afirmó en el acto de presentación que se trata de un artista "que se merece el que la gente se familiarice con él", a través de esta antológica que permite conocer con más detalle la sensibilidad de un artista al que "nunca importó el aspecto comercial de sus obras y en el que los estilos se entremezclan"

A pesar de ser más conocido por sus paisajes, en los que intenta captar los efectos de la luz y las sombras así como los reflejos producidos por la luz artificial, realizó numerosos retratos, "que contienen un espíritu intemporal y mágico", en opinión de San Nicolás.

En la exposición se pueden observar tanto sus paisajes y sus temas rurales y populares, como obras en las que aparecen las grandes urbes, donde están presentes los avances tecnológicos del momento, que utilizó como elemento de confrontación al mundo rural.

Cucaña en el Urumea, de Regoyos.

Cucaña en el Urumea, de Regoyos.

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