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El encanto de la pintura holandesa del XVII

Vermeer y el interior holandés es el título de la muestra que presenta del 18 de febrero al 18 de mayo el Museo del Prado. En ella se recoge buena parte de la obra del mítico pintor y de otros de los maestros de su tiempo.

Es la primera vez que se realiza una muestra en torno a Vermeer en España, y eso confiere al evento un carácter de histórico. se trata de una de las exposiciones más interesantes de los últimos años alrededor de dicho creador. Pero, junto a la excelente selección de pinturas del prestigioso artista, está un conjunto de obras magníficas de sus contemporaneos: Gerrit Dou, Gerard ter Borch, Jan Steen, Pieter de Hooch, Gabriël Metsu, Frans van Mieris, Nicolaes Maes y Emanuel de Witte.

Del 18 de febrero al 18 de mayo del 2003, y por primera vez, se muestran nueve pinturas de Johannes Vermeer. Es todo un récord, dada la exigua obra de éste, uno de los artistas más enigmáticos y míticos de la historia del arte, dada la escasísima producción que dejó (sólo 35 obras) y su extraordinaria calidad, sensibilidad y exquisitez; características que, en realidad, comparte toda la selección de obras que compone la gran exposición.

El museo del Prado plantea un recorrido por las delicadas escenas domésticas de los grandes maestros holandeses del siglo XVII, algunos de los cuales gozaron incluso de mayor fama y reconocimiento que el propio Vermeer en su época.

A través de cuarenta pinturas, la exposición profundiza en las relaciones artísticas que existieron entre Vermeer y algunos de sus contemporáneos, como Gerard ter Borch, Gabriel Metsu y Pieter de Hooch, centrándose en la comparación de sus escenas de interiores. Es esta una muestra de la variedad de la pintura de género en los Países Bajos en el siglo XVII y la gran calidad individual de los pintores seleccionados.

La muestra pretende contribuir a una mejor comprensión del arte del maestro de Delft, cuya trayectoria resulta bastante enigmática debido a la escasa huella y producción que dejó. Por otra parte, constituye una oportunidad única para profundizar en el conocimiento de la escuela holandesa del siglo XVII, en la que Vermeer destacó por su extraordinaria calidad.

Las pinturas de Vermeer proceden de ocho colecciones distintas de Europa y Estados Unidos, entre las que se incluyen algunas de sus obras maestras, como “El Arte de la Pintura”, del Kunsthistorisches Museum de Viena; “Mujer con Balanza”, de la National Gallery de Washington, o “Mujer con Aguamanil”, del Metropolitan Museum de Nueva York.

Junto a estas, reúne otras muchas obras representativas del interior holandés, como “Mujer escribiendo una carta”, de Gerard ter Borch, Mujer y “Niña ante la despensa”, de Pieter de Hooch; “Mujer ante el tocador”, de Gerrit Dou o “Mujer leyendo una carta”, de Gabriël Metsu; todas ellas evocan con gran elocuencia la intensa comunicación artística que existió entre los contemporáneos.

UNA MUESTRA EXCEPCIONAL
La calidad global del conjunto y la delicadeza de las escenas representadas parecen razón suficiente para atraer la atención sobre esta muestra, que presenta una pintura poco presente en las pinacotecas españolas. Todo invita a presagiar una extraordinaria acogida.

Precisamente las exposiciones organizadas en torno a la obra de Vermeer figuran entre las de mayor éxito internacional de público hasta la fecha: la monográfica “Johannes Vermeer”, celebrada en 1995-96, en la National Gallery of Art de Washington y en La Haya; y la muestra “Vermeer y la Escuela de Delft”, celebrada en el 2001 en el Metropolitan Museum de Nueva York. Ésta exposición es en alguna medida heredera de aquellas, pero incorpora una visión adicional, la de los artistas de los Países Bajos en el inicio de la segunda mitad del siglo XVIII.

Alejandro Vergara, comisario del evento, destacó en la presentación la vitalidad de la pìntura holandesa de aquel tiempo y la razón de que abundasen tanto las pinturas de interior. Mientras en Italia o España los mecenas eran el clero, la aristocracia o las monarquías, en el entorno de los Países Bajos existía una notable vida urbana, unas pujantes clases medias, que reclamaban cuadros para los domicilios burgueses. Así, en España o Italia abundaban los temas religiosos, mitológicos e históricos, y en la mercantil Holanda proliferaban las imágenes de la vida burguesa y los formatos de menor tamaño.

Justificó tambien Vergara que no hubiesen trabajos de Rubens o Rembrandt, el primero por ser de una generación anterior, y el segundo por no encuadrar en la temática de la magnífica exposición.

Para este evento se ha elaborado un catálogo con textos de Alejandro Vergara, comisario de la exposición y Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo, y de Mariet Westermann, Directora del Institute of Fine Arts de la New York University.

UN ARTISTA INSÓLITO
Johannes Vermeer (1632-1675) es el más conocido de todos los pintores de género holandeses y el segundo en fama sólo después de Rembrandt. Su obra es admirada sobre todo por su maestría en la representación ilusionista de la realidad, por la quietud y el misterio que emana de sus cuadros y por la pureza geométrica de sus composiciones. La mayoría muestra una o dos figuras en una habitación iluminada desde la izquierda del espectador, enfrascadas en tareas domésticas o recreativas.

Se trata de un personaje especial que estuvo alejado de los grandes centros culturales. Residió siempre en la pequeña localidad de Delft, donde nació, y de él se saben muy pocas cosas. Se sospecha que fue discípulo de Carel Fabritius, del que captaría su análisis de la luz y el ambiente.

Casado y con once hijos, parece que vivió como vendedor de obras de arte. No hay pruebas documentales que vendiera alguna obra suya. En su primera época gustó hacer temas mitológicos y religiosos, luego se centró en esos interiores característicos, donde la luz entra por un lateral, inundando una escena cargada de belleza y serenidad.

LOS OTROS MAESTROS
Gerrit Dou (1613-1675) fue alumno de Rembrandt y es el iniciador de un estilo de pintura de género que se caracteriza por su pequeño formato y por la representación minuciosa de los detalles y las texturas, estilo que tuvo mucha repercusión en artistas posteriores.

Gerard ter Borch (1617-1681), aparte de ser un gran retratista, se especializó en pintar escenas de género que muestran a personajes de la clase media dedicadas a actividades domésticas o a figuras de aspecto contemplativo vestidas con trajes elegantes en ricos interiores. Su obra tuvo mucha influencia en artistas como Pieter de Hooch y Gabriël Metsu y en su principal discípulo, Caspar Netscher (1639-1684).

Jan Steen (1626-1679) fue un pintor muy prolífico y de mucha personalidad, cuyas obras se distinguen fácilmente de las de sus contemporáneos tanto por la forma en que trata los temas como por la factura inusualmente abocetada de sus obras. La mayor parte de sus pinturas son escenas de género llenas de detalles humorísticos que suelen ilustrar proverbios y que contienen mensajes moralizantes.

Pieter de Hooch (1629-1684) se especializó en pintar escenas de género cuidadosamente ordenadas y pobladas por unas pocas figuras generalmente de cuerpo entero. Son características de su arte, su forma de tratar la luz, la geometría de sus composiciones y las vistas de interiores que incluyen varios espacios. Con él, así como con Vermeer, la representación de un interior o de un patio se convierte en algo tan importante como las figuras humanas que lo pueblan.

Gabriël Metsu (1629-1667) se formó como pintor en su Leiden natal y desarrolló la última fase de su carrera en Amsterdam. Sus cuadros de género, que constituyen la mayoría de su producción, recrean de forma sencilla y directa la vida de la burguesía holandesa del siglo XVII. El peculiar encanto de la pintura de Metsu emana no sólo de su forma de tratar los temas, sino también de la armonía de los colores y de la sensibilidad del artista hacia las calidades táctiles de la pintura.

Frans van Mieris (1635-1681) es el principal discípulo de Gerrit Dou y el vínculo entre el estilo miniaturista de este y las exquisitas y elegantes escenas de género de Vermeer y Ter Borch.

Nicolaes Maes (1634-1693) es una figura clave en la historia de la pintura de interiores por su forma de representar el espacio, cuya influencia alcanza a Vermeer y De Hooch. Se formó con Rembrandt en Ámsterdam, del que heredó el gusto por los efectos de trampatojo. En el contexto de esta exposición, la fase de su carrera que más nos interesa se desarrolla entre los años 1655 y 1658 aproximadamente, periodo en el que realizó unos cuarenta cuadros de género que suelen mostrar interiores domésticos y que contribuyeron a popularizar el espacio cúbico e ilusionista al que se dedicarían pocos años más tarde Vermeer y De Hooch.

Emanuel de Witte ( h. 1617-1692) es conocido sobre todo por sus cuadros de interiores de iglesias en los que predominan los fuertes contrastes entre zonas de luz y sombra. De Witte dedicó una única composición al tema del interior doméstico, Interior con una mujer al virginal de hacia 1665-1670, que sin embargo constituye uno de los ejemplos más característicos del género.

Tomás Alvarez

Vermeer. Mujer con aguamanil

Vermeer. Mujer con aguamanil

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