El certamen poético de Versos a Oliegos, que ha celebrado este año su sexta edición, se ha consolidado ya como una de las manifestaciones más multitudinarias y populares de la cultura leonesa.
Varios cientos de personas participaron este año en el encuentro, en Villamejil. En el 2007 el acto será organizado en Quintana del Castillo. Será la séptima edición de este encuentro, emblema de la cultura de cepedana y modelo de lo que debe ser una cultura participativa y popular.
En agosto de 2001 el encuentro se inició en la vera del pantano de Villameca, no lejos de las ruinas del viejo Oliegos; en el 2002 tuvo lugar en una pinada de Morriondo; en el 2003 en Quintanilla del Monte; en el 2004 se celebró en las antiguas escuelas de Magaz; en el 2005 se trasladó a Foncastín (Valladolid), el lugar donde fueron ubicados en 1945 los vecinos de Oliegos cuando desapareció el pueblo bajo las aguas del embalse; finalmente, en el 2006, la reunión poética tuvo lugar en Villamejil, a la vera del río Tuerto. El testigo pasa ahora a Quintana del Castillo, donde siempre han tenido también vigor las actividades culturales.
Oliegos fue un pueblo que desapareció hace ya más de sesenta años, anegado bajo las aguas del embalse de Villameca; un pueblo sacrificado para dar vida económica al valle del río Tuerto, eje central de la comarca de La Cepeda. Su recuerdo permanece vivo entre las gentes; su nombre evoca un sentimiento de añoranza y de gratitud para todos los cepedanos.
Gentes de la comarca, escritores y poetas del territorio y de fuera del mismo, hacen anualmente poesías para la cita poética. El libro “Las aguas del paraíso” recoge este año la última cosecha de “Versos a Oliegos”. En él están trabajos de gentes como Gonzalo Rojas, Eugenio de Nora, Rogelio Blanco, Julio Llamazares, Juanjo Domínguez, Ricardo Magaz o Marifé Santiago ...pero también de otras gentes del territorio, de nombres no conocidos por el gran público, que concitan a las musas de la poesía para dar rienda suelta al escritor que todos llevamos dentro.
Es especialmente loable la participación de esas gentes dedicadas habitualmente a otras tareas -desde la docencia a la burocracia o las labores del hogar- que al menos una vez al año dejan traslucir sus sentimientos en texto y versos que en muchos casos tiene una alta calidad y –en todos- un mérito muy especial
Todos pueden ser poetas por un día, y recitar versos a la tierra, al amor, al agua, a Oliegos... Así, cada año, surge un libro poético y un encuentro en el que está y participa el pueblo. ¿Hay mejor definición para explicar lo que es la cultura popular?
El certamen poético está absolutamente consolidado. Unas trescientas personas participaron este año en el acto central del mismo. Unos recitaron versos, la mayoría en castellano, algunos en leonés; otros simplemente escucharon y gozaron con ellos... Cada dos o tres lecturas, Angel Casado, otro excelente poeta, puso música con su voz y su guitarra a distintas poesías de Nora. Luego, la mayoría de los asistentes acudió al ágape nocturno y campero, en el que se brindó por el encuentro y la amistad.
La presencia de decenas de personas oriundas del viejo Oliegos, llegadas desde Foncastín en un autocar y en coches particulares, dio al acto un tono especialmente emotivo. Hasta el calor del estío hizo más grata la llegada del atardecer en la ribera del río.
En el 2007, el acto será organizado en Quintana del Castillo. Será la séptima edición de este encuentro que no sólo es ya un emblema de la cultura de La Cepeda, sino un modelo de lo que debe ser una cultura participativa y popular.
El propio carácter itinerante de “Versos a Oliegos” es un acierto, puesto que consigue que en cada pueblo donde se celebra surjan nuevos autores que se unen a la gavilla de los que año tras año participa en este certamen en honor de un pueblo que ha entrado ya en la memoria colectiva de las gentes de este territorio leonés. Entre todos se hace posible así la utopía de que Oliegos y la cultura de La Cepeda sigan con vida.