Armando Ramos, un capedano de origen (Benamarías) acaba de publicar su libro “Sociedad avestruz”, en el que refeja cómo la gente pasa por la vida sin prestar atención a los problemas, mirando al “otro lado”
Armando ha sido un viajero incansable. Salió de su pueblo a los doce años para realizar estudios en Tarragona. Siguió después a Francia y más tarde a Italia. Terminada la Licenciatura en Ciencias Humanas en la Universidad de Lyon, se instaló como profesor en centros occidentales del Cercano Oriente: Beirut, Jerusalén, Trípoli de Líbano. Durante varios años amplió sus conocimientos históricos, geográficos y humanos por toda esta zona rica en recuerdos, monumentos y restos del pasado: Egipto, Siria, Palestina, Irak, Turquía, etc.
De vuelta a España se ha dedicado al mundo editorial con la redacción, maquetación, corrección y, sobre todo, traducción de libros (más de un centenar) de todos los estilos y temáticas -Historia, Arte, biografías, guías de viajes, novela, etc.- en colaboración con diversas editoriales.
Armando, con el seudónimo de Savio Ramogar, es miembro de CiÑe (Círculo independiente Ñ de escritores), asociación de artistas y escritores que trabaja en la independencia del pensamiento, el arte y la cultura.
Sociedad avestruz
El libro Sociedad avestruz trata de reflejar ese tipo de gentes que prefiere mirar hacia otro lado antes que admitir sus deficiencias y hacer algo al respecto. Armando Ramos analiza los diversos aspectos de esta sociedad avestruz en la que vivimos haciendo un auténtico estudio sociológico sobre la manera que tenemos de conducirnos, abarcando aspectos muy dispares, desde el fenómeno de ese arte callejero llamado graffiti hasta el uso desmedido actual de los teléfonos móviles que está creando una cultura nueva con su propia semántica, pasando por la lamentable actualidad del terrorismo -tanto el fanático a que puede conducir cualquier ideología como el de estado- sin olvidar otros muchos aspectos de la convivencia cotidiana; pequeños gestos que nos hacen la vida más fácil o mucho más engorrosa; la inmigración que está desbordando todas las previsiones y muchos otros comentarios de orden ético o político que harán reflexionar al lector, aunque no coincida necesariamente con las opiniones vertidas por el autor.
El autor se sirve del género literario conocido como epistolar. Se dirige a un amigo africano, llamado Lamboni, y le cuenta lo que observa en la calle, lo que oye y lee en los periódicos y medios audiovisuales. Reflexiona y saca conclusiones (opiniones personales) sobre la ciudadanía, la administración local, la política nacional e internacional, la inseguridad ciudadana y muchos otros aspectos de la vida diaria de los españoles.
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