Pese a la merma poblacional de los pueblos de La Cepeda, es frecuente que vaya creciendo una preocupación por mantener el patrimonio común, y acrecentarlo con novedosas aportaciones, como ocurre en Villarmeriel, donde la iglesia parroquial ha sustituido el abandono de sus cristales por una colección de vidrieras.
“Es frecuente entre los cepedanos que se han visto obligados a emigrar de nuestra tierra en busca de mejores perspectivas económicas o profesionales una nostalgia del terruño y un amor al mismo mayor, si cabe, que el de quienes nunca lo han visto desde la distancia.
Durante el pasado verano la iglesia parroquial de Villarmeriel ha sido objetos de especiales atenciones:
1.- Las ventanas de la iglesia tenían los cristales en estado lamentable. Ahora lucen unas vidrieras que dan prestancia al templo, obra de los artistas Mireya Fernández León y sus padres, descendientes de Villar y afincados en La Felguera (Asturias).
2.- El palio usado en la procesión de la Fiesta Mayor, con el Santísimo, el 15 de agosto estaba muy deteriorado, con desgarrones incluso en las telas. Ahora luce espléndido gracias a la reconstrucción del mismo a cargo del profesional de la alta costura, ya jubilado, Tomás Suárez Carcedo, ayudado por sus familiares y por gentes que viven en el pueblo como Argentina León
Existe la intención de acometer durante el verano próximo una importante reparación en la cubierta de la iglesia”.
Germán Suárez