Un cepedano es un importante cargo del gobierno de Rodríguez Zapatero. Se trata de Rogelio Blanco, filósofo, autor de varios libros, persona muy amante de su tierra.
Rogelio Blanco, nacido en Morriondo en 1953, suele aparecer con frecuencia por la Cepeda y participa en sus movidas culturales, es –como muchos otros cepedanos- socio de la Asociación Cultural Rey Ordoño I, y suele participar en sus programas culturales. Este verano tambien lo hará.
Diario de León publicó (domingo 18 de abril) una nota de Verónica Viñas en la que se decía:
Rogelio Blanco Martínez (Morriondo de Cepeda, 1953) será el nuevo director general de Archivos, Bibliotecas y de las Letras Españolas. Con la prudencia de quien no ha sido nombrado aún oficialmente, confiesa que le propuso para el cargo la ex consejera de Cultura de Andalucía y futura ministra, Carmen Calvo. A su «paisano» José Luis Rodríguez Zapatero le conoció personalmente hace apenas cuatro años. Pero conectaron desde el principio. Todo -dice, con humor- por culpa de María Zambrano-; escritora que, según cuenta ya la leyenda, le valió a Zapatero ser secretario general del PSOE por un escaso margen de nueve votos. Y es que en aquel congreso general, el ahora presidente del Gobierno, llegó al corazón de varias militantes citando a su escritora favorita.
El cepedano Rogelio Blanco no llega vacío de equipaje a la Dirección General de Archivos, Bibliotecas y las Letras Españolas. Durante el anterior gobierno socialista, y por espacio de diez años, ostentó distintas responsabilidades técnicas, de personal y relativas al área del libro. «Voy a un sitio que no me es ajeno», reconocía ayer telefónicamente desde su refugio de Guadalajara, donde los fines de semana cultiva tomates y cuida de las abejas. No será la única pasión a la que tendrá que renunciar. Aún no sabe qué día tomará posesión; pero será pronto. Probablemente, este mismo mes, teniendo en cuenta que hoy los ministros juran su cargo ante el Rey. Hace apenas unas semanas Rogelio Blanco presentó en el Club de Prensa de Diario de León su libro Por un socialismo participativo , que ha sido citado en varias ocasiones durante los últimos días por Zapatero. Hombre de convicciones ideológicas profundas, Blanco Martínez asegura que «en todo lo que pueda ayudar a mi tierra, lo haré», en relación con dos temas que afectan a León y dependen directamente del Ministerio de Cultura: el arreglo de la muralla romana y la candidatura de las vidrieras de la Catedral como Patrimonio de la Humanidad. Rogelio Blanco, quien confiesa que cada vez que viene a León no se puede resistir al embrujo de la Catedral, es autor de más de media docena de libros y coautor de otros cincuenta, es editor, miembro del consejo de redacción de varias publicaciones y responsable de la obra de Zambrano, quien todavía en vida le encomendó a este leonés que se ocupara de su divulgación.
En un país que no lee... Le gusta hablar del proyecto socialista y del acento que ha puesto Zapatero en el terreno de la cultura. En su opinión, el PP ha dejado como un «erial» el ministerio, de forma que la cultura ha pasado a un segundo plano. Algo, subraya, «inaudito», teniendo en cuenta el rico Patrimonio de este país.
Si se le pregunta con que ánimo asume el cargo de director general de Bibliotecas en un país que tiene fama de leer poco, asegura de inmediato que eso «hay que cambiarlo». Recuerda que, entre los objetivos del Partido Socialista, está el de la promoción de la lectura. Pero, ¿cómo se consigue eso en la práctica». Rogelio Blanco dice que «desde la escuela». Una tarea en la que no estará solo. Tendrá cerca a otra leonesa, en el Ministerio de Educación, Amparo Valcarce; a quien califica como una persona «muy sensible» con estos temas. Catedrático de Historia en excedencia y profesor de Filosofía en la Uned, Blanco tiene varias licenciaturas, en Antropología, en Ciencias de la Educación y en Sociología y ha sido consejero del Instituto Nacional de Calidad de Enseñanza.
El intelectual cepedano tomó posesión de su nuevo cargo el martes 27 de abril, en la sede del Ministerio de Cultura, la antigua casa histórica de las "siete Chimeneas". Entre los asistentes también había amigos cepedanos, como el poeta Eugenio de Nora y el periodista y escritor Tomás Alvarez.
La información del acto de la toma de posesión.
El director general de Bellas Artes y Bienes Culturales, Julián Martínez; el director general del Libro, Rogelio Blanco y el subsecretario del Ministerio de Cultura, Antonio Hidalgo, tomaron hoy posesión de sus cargos en un acto presidido por la ministra de Cultura, Carmen Calvo.
También prometieron sus cargos, en el acto celebrado en la sede del ministerio, Adoración Herrador, como directora del gabinete de la ministra, y María Concepción Becerra, como secretaria técnica del Ministerio.
Carmen Calvo agradeció la presencia de los hasta ahora responsables de estos departamentos en este "relevo que no deja de ser una ceremonia normal de nuestra democracia". La ministra recordó que en muchas ocasiones ha trabajado con los que ahora se van "de una casa que sigue siendo vuestra. Conocéis muy bien el terreno y aquí estamos".
Sobre los que se incorporan, Calvo les agradeció el haber querido compartir con ella "esta aventura, que es un reto político y personal, ya que les he complicado la vida a todos ellos".
Afirmó ante el personal el ministerio que todos ellos llegan con muchas ganas de trabajar, "y vamos a echar muchas horas" para poner en práctica su programa, en un camino "que habrá luces y sombras, aciertos y errores, pero siempre intentando que las cosas salgan lo mejor posible en beneficio de los ciudadanos".
Antonio Hidalgo, en nombre de los altos cargos que tomaron posesión, agradeció a la ministra el haberles permitido participar en este proyecto "en el que estamos muy involucrados", y a las personas que trabajan en el Ministerio, por su enorme profesionalidad y capital humano. Consideró que es sano el contraste de pareceres que todos pueden aportar, para lo que "nuestras puertas están abiertas siempre".
Tras el acto orificial, numerosas personas testimoniaron a los nuevos altos cargos su felicitación personal por el nombramiento, en un encuentro cálido e informal.