Muchas familias adquieren en esta época árboles que van a morir. Unos porque se extraen del terreno sin raíz; otros porque se llevan a interiores sin luz y con unas condiciones de calor que los acaban de destrozar. Millones de árboles perecen estos días por una costumbre expandida en las últimas décadas.
Desde algunos sectores se argumenta que esta costumbre de llevar árboles a nuestras casas genera empleo y beneficios…
La realidad es que hay otras alternativas que no pasan por la destrucción. Desde el árbol artificial a la creación artística. Pero en el caso de que queramos poner un árbol de verdad, hay que recordar algunos consejos:
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Intenta comprar un árbol con cepellón, que pueda ser replantado.
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Colócalo en un lugar donde las condiciones ambientales no lo hagan morir (evita un calefactor al lado, dale luz)
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No te olvides de regarlo.
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Procura devolverlo al ámbito natural. Los ayuntamientos a veces recogen las plantas vivas… Si tienes un campo, puedes plantarlo tú mismo, e incluso cabe el recurso de llevarlo a algún lugar afectado por los incendios forestales recientes (En España hay muchos lugares devastados por el fuego, en los que crecerá) Pero la Navidad es también época para practicar un consumo responsable. Hay que tener en cuenta lo que se consume y evitar un derroche alimenticio y de objetos inútiles que es injusto, intolerable, cuando hay en nuestra sociedad millares de personas padeciendo escasez e incluso hambre.
No comprar sin saber lo que tenemos en nuestras alacenas, considerar que no somos un ejército de comilones, sino personas normales: Reciclar, aprovechad los productos… Por favor. No pierdas el sentido común. En Navidad también hay otros.
Un artístico árbol hecho con luces de bajo consumo es una alternativa más ecológica.