Tras la catástrofe nuclear japonesa, se han hecho pruebas de resistencia para las centrales y se está poniendo una mayor exigencia en el control de las mismas. Sin embargo, en el caso de Garoña parece que el cese de actividad se vincula a aspectos económicos.
La renuncia deja en mal estado al gobierno español, que había dado a entender su buena voluntad para prolongar la vida de esta central. Han sido las empresas Iberdrola y Endesa las que anunciaron que no optan a la ampliación de vida de la central, porque no están muy seguros de la política energética estatal.
Por ello, hablan de una “incertidumbre regulatoria” del Gobierno y dicen que de eliminarse esta “podrían solicitar la renovación del permiso”, algo que parece que no es posible, ya que el plazo para pedir la prorroga ha finalizado.
En consecuencia, el 6 de julio del próximo año, vencerá el permiso de explotación de Garoña, central similar técnicamente a la de Fukushima y a los reactores nucleares de Doel 3 y Tihange 2, en Bélgica, que recientemente han sido noticia por problemas técnicos.
Desde guiarte.com sostenemos que este cierre es positivo porque mejora la seguridad de nuestra tierra. No cabe hacer demagogia diciendo que la energía nuclear es barata y segura. No lo es. Lo saben bien quienes poseen la propiedad de las centrales… ¿Quién gestiona los peligrosísimos residuos en el resto de la historia? Ese es el mayor costo… que no se refleja en sus cuentas. De reflejarlo, ahí si que habría un déficit tarifario.
Por cierto. Los ecologistas piden que el cierre de Garoña sea inmediato, y recuerdan los fallos detectados en Bélgica. Ante esto, lo que cabe es pedir que las autoridades de la Administración permanezcan vigilantes del estado técnico de Garoña.
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