Urbanizaciones y negocios desarrollados mediante la apropiación de terrenos públicos o no urbanizables, pasarán a ser legales con el texto propuesto por el gobierno español. Se autoriza así el latrocinio de lo que es de todos.
Greenpeace, WWF y SEO/Bird Life han criticado esta reforma de la Ley de Costas, y han advertido que los beneficiados son los de siempre: los especuladores y los infractores.
Los ecologistas han calificado de "preocupante" la ampliación de la concesión a viviendas ilegales de 30 a 75 años, la rebaja la protección de 100 a 20 metros en algunos núcleos urbanos y la creación de territorios que estén fuera de esas limitaciones. En fin, beneficios para los constructores y urbanizadores… daño para la riqueza colectiva del país.
Este asolamiento progresivo de la costa española, ha causado indudables daños económicos y en el ecosistema. Greenpeace acaba de presentar en Madrid, Barcelona y Sevilla la duodécima edición del informe “Destrucción a toda costa”, que hace un análisis económico y ambiental de la actual gestión costera, y de las consecuencias de la inminente reforma de la Ley de Costas.
La organización ecologista ha comprobado cómo la mala gestión costera (con actuaciones como regeneración de playas, dragados, espigones y reconstrucción de paseos marítimos) supone un derroche constante de dinero público.
Esta nueva edición del informe Destrucción a toda costa cuenta con el testimonio de veinte personas que viven en las diez comunidades autónomas del litoral. Todas ellas muestran cómo se puede vivir gracias a una costa bien conservada y, por otro lado, cómo afecta convivir con un litoral destruido, contaminado o perdido para siempre.
Actualmente se ha perdido casi el 60% de la superficie de humedales costeros o el 70% de las lagunas costeras y sólo el 20% de los sistemas dunares está en buen estado.
La mala gestión también se traduce en pérdidas: Naciones Unidas estima que en España se ha perdido, debido al urbanismo, la contaminación y las infraestructuras, un 50% de los beneficios económicos y ambientales de la costa (pesca, turismo u otras actividades) y con ellos la capacidad del desarrollo económico futuro.
La reforma de la Ley de Costas avanza en el sentido opuesto: apoyo a la especulación, apoyo a la destrucción. Un paso de gigante para quitarle a la sociedad miles de kilómetros cuadrados de territorios costeros.
Paisaje costero en Benidorm