Japón aplicó una política de férreo control a las centrales nucleares tras el desastre de Fukushima, y ha tenido que acudir a la importación de fuentes energéticas para paliar el déficit derivado del corte de sus suministros anteriores (Era uno de los países con más centrales nucleares)
De momento, el cierre de la última instalación es para un periodo temporal, con objeto de revisar el reactor y someterlo a pruebas de resistencia, pero lo deseable es que no se vuelva a abrir este tipo de centrales, que son un peligro a medio y largo plazo.
La crisis de Fukushima está en la mente de todos, pero mientras los amantes de la naturaleza y el desarrollo sostenible están alborozados, los buscadores de los beneficios rápidos -aún a costa de los peligros atómicos- no cejarán en su objetivo nuclear.
La única razón que esgrimen los pronucleares es que la energía atómica es más barata. Sus detractores recuerdan que es una hipoteca para siempre.
Desde guiarte.com estamos a favor de las energías renovables y limpias, aún a costa de sacrificios
Plantaciones de té en Japon. Al fondo el monte Fuji. Imagen de la Oficina de Turismo de Japón