A los 95 años de edad, el ex presidente de Sudáfrica y premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela, ha fallecido en su casa de Johannesburgo, y deja para la historia un ejemplo de lucha por una sociedad más vivible.
El cambio vivido en Sudáfrica ha sido histórico. Allí, la exigua minoría blanca formada básicamente por gentes de origen holandés y británico había creado un modelo social absolutamente impresentable, el apartheid, que dividía a los habitantes en función de su raza, y los confinaba en lugares distintos tanto para vivir, estudiar y hasta para hacer las necesidades higiénicas. La injerencia del Estado llegaba hasta tener fichados a los ciudadanos y prohibir los matrimonios interraciales. Incluso las relaciones sexuales entre personas de distinta raza eran delito.
La segunda mitad del siglo XX fue en Sudáfrica una permanente lucha por la igualdad, y Mandela lideró ese cambio, que cristalizó en los años noventa.
En esa segunda mitad del siglo, otro líder, Martin Luther King, también premio Nobel de la Paz, lideró en Estados Unidos la lucha contra la segregación racial y por la justicia social; y en la India, una sencilla mujer, Teresa de Calcuta, mostró cómo hay que trabajar en la lucha contra la marginación y la pobreza absoluta...
Ejemplos como estos han sido claves; han permitido alcanzar una mejora de la sociedad y un entendimiento mayor entre los hombres de todas las razas y creencias. El mundo es más habitable gracias a ellos.
Los retos de futuro son grandísimos en materia de justicia social y de libertad. La propia industria cultural y las tecnologías están facilitando una pérdida de la capacidad de discernimiento del hombre y un proceso de dominación del mismo por las elites... Esas elites tienen a su alcance más medios que nunca para controlar y manipular la opinión y los recursos, para ejercer un poder omnímodo. Esto no sólo conlleva una gran injusticia social y económica, sino que hace inviable una auténtica democracia.
Por todo ello es necesario destacar el valor de quienes en esta sociedad siguen enarbolando banderas éticas y despertando a la sociedad de su letargo.
