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La Diosa de la Lluvia vuelve a Astorga

Como en los años de una sequía inusual, la Virgen del Castro, la diosa astur de la lluvia, vuelve a ser sacada por sus devotos y paseada desde su refugio de Castrotierra hasta la catedral de Astorga.

Porque en esta tierra de lluvias irregulares, hay algunos pantanos que están mal aprovechados. El de Villagatón no se utiliza y sus aguas se han dejado marchar tradicionalmente durante todo el tiempo, por el Porcos hacia el sur, y el de Villameca, tiene una tradicional mala administración, que permite que en épocas en las que no se riega, se dilapide el agua río abajo, como es bien sabido en la vega del Tuerto.

Pero aparte de estas circunstancias –que serían graves en un país con mayor nivel de crítica- hay que confiar en la eterna patrona de las aguas, un grandioso mito para todos los leoneses, mito cuyos orígenes se hunden en la oscuridad de la historia.

El programa:
Según recoge la prensa leonesa, la Virgen de Castrotierra será procesionada en mayo desde el santuario hasta Astorga, donde se le ofrecerá un novenario para rogar la lluvia. La patrona partirá el 10 de mayo, tras la misa que se celebrará a las 14.30 horas en el castro, y se prevé su llegada a la capital maragata no antes de las 21.00 horas, confirmó ayer el presidente de los procuradores de la tierra, Jesús Nistal.

Los procuradores mantuvieron reuniones para acordar la fecha de inicio de esta tradicional rogativa. La novena será en la Catedral, y la patrona partirá el 20 de mayo de regreso al santuario.

La preparación de la rogativa se completará con la elección por el Obispado del sacerdote que predicará la novena, y la solicitud por parte de los procuradores de los permisos necesarios para que la procesión discurra por la N-VI a partir del término municipal de Valderrey, así como la elaboración de las estampas de la patrona.

Si el viajero quiere huir del tráfago de la antigua Vía, ahora sepultada bajo la del ferrocarril, la carretera Nacional y la autopista 6, puede tomar un trayecto ameno desde Palacios de la Valduerna hacia el oeste, unos cuatro kilómetros, hasta el pueblo de Castrotierra, girando de nuevo hacia el norte para reencontrarse con la vieja Vía a la altura de Riego de la Vega.

El trayecto es muy tranquilo, pasa primero por la vega del Duerna y luego avanza en medio de un paradisiaco monte bajo, básicamente de encinas.

En Castrotierra se encontrará ante el castro de la Edad de Piedra, que corona una ermita solitaria, rodeada de una noble pared de piedra. Es uno de los puntos mágicos de León, tal vez entroncado con las civilizaciones precristianas y cultos a dioses y elementos vinculados a la naturaleza.

La Virgen de Castrotierra es la Diosa leonesa de la Lluvia.

En el templo, sencillo pero poderoso, se halla una talla de románico tardío, reina del santuario mariano, que atrae a una amplia feligresía de toda la región.

La vinculación de esta advocación de Castrotierra hacia la lluvia se remonta a tiempos de la historia profunda; algunos citan los origenes en época de Santo Toribio, en los días de las invasiones bárbaras, en un mundo astur aún a medio cristianizar.

Ahora, cada siete años, o antes si la sequía es intensa, los "procuradores de la tierra", representantes de concejos del territorio, deciden el momento en el que la Virgen va de peregrina hacia Astorga, para recibir culto en la catedral.

El viaje es épico. Las gentes sencillas caminan, entre rezos y flamear de decenas de pendones, a lo largo de cerca de veinte kilómetros, por rutas que se entroncan en los días de Roma.

La grandeza de esta manifestación religiosa es inmensa, y la fe de los campesinos en que esta reina de la lluvia aplaque la sed de los campos también.

Si la ida es grandiosa, la vuelta, nueve días más tarde, no deja de serlo, y termina con fiestas y bailes de pendones en el viejo castro de la Edad del Hierro.

Es el mundo astur que está ahí cerca, bajo la epidermis de nuestra civilización... y que debe mantenerse.

La visión de los pendones y el otero de Castrotierra, en una pintura del pintor y poeta astorgano Alonso Guadalupe.

La visión de los pendones y el otero de Castrotierra, en una pintura del pintor y poeta astorgano Alonso Guadalupe.

El Santuario, en la cima del viejo castro astur.

El Santuario, en la cima del viejo castro astur.

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