Astorga(León), diciembre de 2009
El texto está siendo ahora estudiado por los responsables de la diócesis astorgana, titular del edificio, porque en el mismo se propone una reorientación del uso del mismo.
Más dificultades que las que ponga el Cabildo pueden presentarse por la financiación del proyecto, máxime en un momento de dificultades económicas, aunque lo más positivo del panorama es que este palacio es la joya más emblemática de Gaudí fuera de Cataluña, y la mejora de la misma puede tener atractivo para alguna empresa-mecenas, porque sin duda “da buena imagen”.
El Palacio fue construido entre 1889 y 1915, y ahora se pretende adecuarlo y sanearlo, sobre la base de un Plan organizado por la Fundación del Patrimonio de Castilla y León.
Los palacios anteriores.
La primera referencia de un Palacio episcopal se sitúa en el siglo X, en la época de San Genadio (898-920), obispo de Astorga, según puede deducirse de una escritura del propio obispo. En aquella época, el palacio y la catedral estaban “en los arrabales de la ciudad”, pero no se puede establecer el lugar exacto de esta antigua residencia episcopal.
Hacia finales del siglo XI, parece desprenderse de un privilegio de Alfonso VI fechado en 25 de abril de 1087 que la Catedral estaba ya dentro del recinto amurallado de la ciudad mientras que el Palacio Episcopal se mantendría en las afueras. En este documento el monarca se lamenta “de que la Catedral se hallase aislada dentro de los muros, sin casas ni moradores en sus inmediaciones” por lo que concedió especiales gracias a los clérigos que construyesen sus casas en las cercanías del templo.
La residencia episcopal pasaría a establecerse intramuros en el siglo XII, cuando en 1120 la reina Doña Urraca, dona a petición del obispo Don Pelayo un amplio solar donde hubo edificado en la antigüedad un templo pagano “para que si allí existían los ídolos de los demonios vos lo dediquéis a honra de Nuestro Señor Jesucristo”.
Según la escritura de donación, se cede el solar que está cercano a la iglesia de Santa María, la actual Catedral y colindante con la muralla abarcando cinco “cubos”. El lugar parece ser que coincide aproximadamente con el que ahora ocupa el palacio de Gaudí.
El antiguo palacio se iría modificando a lo largo del tiempo, con los sucesivos prelados. Un siglo más tarde de aquella donación, el Obispo Nuño I, (1226-1241) parece que encontró el palacio viejo y mal acondicionado, procediendo a su restauración “atendió a reparar hermosamente los muros de la ciudad astorgana, su residencia episcopal y el claustro de su iglesia”.
En el siglo XV, el obispo Don Álvaro Osorio (1440-1463) edifica una galería subterránea y lleva a cabo reformas en el Palacio. La existencia de dicha galería se pudo comprobar por un hallazgo arqueológico al realizar las obras del actual palacio “Al hacerse la excavación (...) se halló entre dos paredes paralelas más bajas que el nivel del terreno por ellas ocupado, una hermosa arcada con circo arcos, sobrepuestos a otros cinco con esbeltas columnas estriadas, en cuyos capiteles se veían las armas del obispo D. Álvaro Osorio”
En el siglo XVII, se producirán importantes transformaciones en el palacio por el propio deterioro del edificio y fundamentalmente por la necesidad de dotarlo de una mayor amplitud por la incorporación de oficinas, despachos y otras estancias.
En el siglo XVIII siguieron las reformas en el palacio que requería un cuidado continuo y que eran obligadas sobre todo cuando un nuevo obispo ocupaba la sede, siendo curioso constatar que dichas reformas se hacían a costa del obispo antecesor, del expolio de sus bienes, subastándose la mayoría de ellos y quedando así el edificio, en el momento de la vacante de la sede, prácticamente vacío.
Del siglo XIX constan documentalmente las obras realizadas en 1813 finalizada la Guerra de la Independencia, uno de cuyos ataques en abril de 1810 causó importantes destrozos en la catedral y que hemos de suponer afectaría igualmente al Palacio ya que se realizaron obras importantes y prolongadas por el maestro Lázaro Lorenzo, conocido por su actividad constructiva en la ciudad de Astorga.
A finales del siglo XIX, el antiguo Palacio se encontraba en un estado lamentable y en consideración a haberse nombrado un nuevo obispo para la Diócesis, Don Mariano Brezmes Arredondo (1875-1885), se iniciaría un expediente en el año 1875 para proceder a su reparación “al estar una parte del Palacio Episcopal en estado ruinoso, inhabitable y otras con necesidad de reparaciones
La historia de la construcción del antiguo Palacio episcopal va unida a los sucesivos obispos que readaptando el edificio sucesivas veces hasta que un incendio lo destruyera totalmente en 1886, a los dos meses de haber tomado posesión de la Diócesis de Astorga el obispo don Juan Bautista Grau y Vallespinós (1886-1893).
Al no tener ayuda de Astorga y sus ciudadanos, se demandó del Estado para hacer un palacio la cantidad de ciento cincuenta mil pesetas. El Ministerio de Gracia y Justicia apoyaría la obra dirigida por “el Señor D. A. Gaudí, Arquitecto residente en Barcelona”
El encargo de esta obra fue una iniciativa personal del Obispo Grau que pensó en su paisano de Reus al que le unía una antigua relación comenzada años atrás cuando era Vicario General de la archidiócesis de Tarragona.
Gaudí dirigiría este trabajo hasta 1893, cuando murió el obispo Grau, luego se enfrentó al cabildo y dejó la obra, que pasaría por varias vicisitudes hasta que la culminó en 1915 el arquitecto Ricardo García Guereta.
Los problemas siguieron afectando a la obra, que en la época de la Guerra Civil fue ocupada por fuerzas falangistas, que dejaron bastante deteriorada la instalación, en especial las vidrieras, y en fecha posterior se readaptó para Museo.
En la actualidad está allí el Museo de los Caminos, con buenos materiales pero sumamente heterogéneos. En el sótano hay epigrafía romana, en otras salas arte de varias épocas, especialmente medieval, y arriba hay incluso pintura moderna de la zona, de calidad muy desigual.
La Fundación del Patrimonio propone varias actuaciones:
En principio la idea de los redactores del Plan incide en la retirada de elementos actuales del museo para poder contemplar la magnífica obra arquitectónica, y transformar el equipamiento interior en una explicación de la obra de Gaudí y de sus sucesores.
La primera de las fases de actuación se refiere a la restauración de cubiertas fachadas y cimientos, con una valoración de 1,7 millones de euros. En la segunda, se adecuaría el interior del edificio y las instalaciones mediante otra inversión de 1,74 millones de euros.
Una tercera actuación se refiere a la dotación museística planteada sobre el propio edificio y las figuras de Antonio Gaudí y Ricardo Guereta, y supondría una inversión de 0,75 millones de euros. Y la cuarta afectaría a las vidrieras del edificio con una dotación de 1,015 millones de euros.
Una quinta propuesta va encaminada a la organización de un edificio anexo, para poner en él los elementos museísticos y los servicios que en la actualidad se presentan en el interior del palacio de Gaudí. Esta tarea quedaría ya a cargo del Obispado.
La Fundación del Patrimonio ya ha invertido unos 100.000 euros en los últimos meses en el edificio, destinados a hacer unas catas y estudios estratigráficos de los muros y revestimientos, un análisis sobre la estabilidad estructural y una cata en la cimentación.
Un privilegio: un palacio de Gaudí, una extraordinadia catedral y las murallas romanas juntas. guiarte.com
El palacio de Gaudí, visto desde un ventanal. imagen de guiarte.com