París, 30 de octubre de 2013
La muestra se titula “Goya y la Modernidad” y en ella el gran pintor español (1746-1824) se presenta como testigo de su tiempo; un testigo que vivió una época convulsa de transformaciones sociales, políticas y de enfrentamientos bélicos; un tiempo en el que tuvo la oportunidad de reflejar miserias, guerras y conflictos mediante sus pinturas y grabados.
La muestra de Goya forma parte de una trilogía dedicada a pintores que en sus épocas han sido claves por su testimonio. En un periodo de transformaciones, Goya vio el mundo con una mirada cargada de modernidad. “Su voluntad de denunciar y de sublevarse contra su tiempo obligó a Goya a elecciones estéticas drásticas, y le confirió un papel superior en la historia del arte” afirma Marc Restellini, directivo de la Pinacotheque e historiador de arte, en el catálogo de esta muestra, que reúne unas 180 obras en la sede Uno de la Pinacotheque parisina.
Goya –recuerda Restellini- mira de una forma nueva a esos niños de los pueblos españoles, cubiertos de andrajos; asume una nueva visión sobre la humildad y la miseria, es testigo de la pobreza y el hambre.
En la serie de los Caprichos, grabados publicados en 1799, se centra en aspectos como la crítica a la religión y al clero: “Goya utiliza esta serie para presentar una mirada crítica sobre sus contemporáneos, en la que no se olvida de la gente de la Iglesia (…) Goya expone sus quejas con respecto a la Iglesia, con la ayuda de un dibujo incisivo y satírico, denunciando el enriquecimiento y los comportamientos marginales, sin olvidar a la Inquisición”
Para Francia, un capítulo muy importante de la exposición es el relativo a la invasión napoleónica de 1808, que abrió cuatro años de lucha por la dignidad; cuatro años de lucha entre España y Francia. “Goya realiza una serie de grabados, los Desastres de la Guerra (...) donde revuelve la estética de la pintura de historia. La guerra, antes glorificada como una hazaña, se encuentra sumergida en un universo de brutalidad. La violencia es desnudada de toda justificación política”.
“A manera de un periodista moderno- añade Marc Restellini- en su serie de los Desastres de la Guerra, Goya inmortaliza la resistencia valiente de españoles frente a un ejército profesional, y particularmente la resistencia de las mujeres (…) Para exaltar la potencia de las imágenes, Goya se acerca a grabados de Rembrandt en la composición, jugando efectos de claroscuro. Esto le permite apoyarse en una teatralización que revela los horrores de la historia. La guerra encuentra aquí una nueva forma de expresión gráfica, más fuerte y más punzante que la de los grandes frescos neoclásicos.
El centro parisino aborda en su temporada de otoño-invierno a tres grandes sagas, en tres muestras distintas: Goya et la modernité, La dynastie Brueghe, y Chu Teh-Chun, Les chemins de l'abstraction, en las que se centra en el pintor español, los Brueghel y Chu Teh Chun, uno de los pintores chinos contemporáneos de más éxito.
Francisco de Goya. La oración en el Huerto de los Olivos. 1819. En la exposición de la Pinacotheque de París. Museo Calasancio, Madrid © Escuelas Pías, Betania
Francisco de Goya. Chitón. Capricho 28, 1799. En la exposición de la Pinacotheque de París. Colección particular, Madrid.
Francisco de Goya. Retrato de Pantaleón Pérez de Nenín, 1808. En la exposición de la Pinacotheque de París. Colección B.B.V.A.