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Sin Santuarios Balleneros

No hubo santuarios de ballenas

Por Artemio Artigas

Tokio, 25 de mayo de 2002

En Tokio se ha celebrado del 20 al 24 de mayo la reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) que ha rechazado la creación de santuarios balleneros en aguas del océano Atlántico Sur y del Pacífico Sur. La CBI, fundada a raíz de una convención de 1946, está integrada por 42 países, 35 de ellos con derecho a voto, y tiene como misión regular y proteger a los cetáceos.

La propuesta brasileña para establecer un santuario en el Atlántico Sur logró una mayoría simple con 23 votos favorables y 18 en contra, pero quedó muy alejada de la mayoría cualificada de tres cuartos de los 48 votos que convertirían en vinculante la decisión. La idea de crear un santuario de ballenas en el Atlántico Sur, desde las costas occidentales de Africa a las orientales de Sudamérica y hasta el santuario del océano Antártico, fue planteada el año pasado por Brasil en la asamblea general de Londres, pero no fue votada.

También fue rechazada la creación de otro santuario en el Pacífico Sur que, de manera similar a la propuesta brasileña, no consiguió la mayoría cualificada. La Comisión acordó, sin embargo, mantener los dos únicos espacios de protección para las 12 especies de grandes cetáceos, el del océano Antártico, que fue creado en 1994 en la reunión de Puerto Vallarta (México), y el del océano Indico, situado entre Australia y la costa oriental de África y creado en 1979, ambos de altisimo interés por ser zonas de cría

Desánimo conservacionista.

"Lamentamos que los votos de los países comprados por Japón durante los últimos años hayan impedido que las poblaciones de ballenas del Hemisferio Sur gocen de una mayor protección", afirmó un responsable de la Campaña de Ballenas de Greenpeace.

Los votos en contra de Antigua y Barbuda, Benin, Dominica, Granada, Guinea, Mongolia, Palau, Panamá, Kitts&Nevis, Santa Lucía o las Islas Salomón, identificados por Greenpeace como países cuyo voto Japón ha conseguido a cambio de fondos de ayuda al desarrollo, han resultado decisivos.

Las propuestas de nuevos santuarios cuentan con el firme apoyo de la industria de observación de ballenas de diferentes países, un buen ejemplo de que es posible un aprovechamiento de las poblaciones de ballenas más rentable que su caza a la vez que compatible con su conservación efectiva.

"Una vuelta a la caza comercial de ballenas como la que intentan Japón y Noruega es una amenaza para la única industria sostenible basada en las poblaciones de cetáceos, la industria de observación de ballenas", declaró Sebastián Losada, de Greenpeace. Ésta industria –dijo- está presente actualmente en 87 países y genera beneficios por valor de 1000 millones de dólares anuales. En Japón esta industria mueve a unos 100.000 turistas japoneses cada año y está experimentando un gran crecimiento. En Islandia, otro país partidario de la caza de ballenas, los ingresos de esta industria son más elevados que los que corresponderían a su antigua flota ballenera en caso de reanudar la caza comercial.

Brasil lamentó tambien el rechazo de la Comisión Internacional Ballenera a la creación de un nuevo santuario de protección de cetáceos en el Atlántico Sur. Ministerio de Medio Ambiente de Brasil emitió una nota en la que ratificó sus intenciones de "seguir defendiendo la creación del Santuario del Atlántico Sur, ahora con entusiasmo redoblado".

Alerta ante el declive de los cetáceos

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) alertó pocos días antes de la reunión de Tokio sobre los riesgos que pesan sobre las grandes ballenas. "Casi un cuarto de las 80 especies de cetáceos (ballenas y delfines), incluida más de la mitad de las grandes ballenas, están clasificadas como en peligro o vulnerables", indicó un comunicado divulgado por el WWF en su sede de Gland (Suiza).

Precisó que las ballenas corren el riesgo de "chocar con barcos, resultar atrapadas en las redes de pesca o sufrir una contaminación tóxica" además de los "efectos de los cambios climáticos y la degradación del hábitat".

El WWF recordó los efectos devastadores de la caza de ballenas y subrayó que pese a que la mayoría de especies están actualmente protegidas, serán necesarias varias décadas para poder recuperar niveles satisfactorios y evitar su desaparición.

Dieciocho países miembros de la CBI, entre ellos Brasil, Chile, España, México y Perú, han criticado recientemente a Japón por intentar ampliar unilateralmente su programa científico ballenero y querer capturar más cetáceos

Imagen de www.Greenpeace.org. C. Greenpeace

Imagen de www.Greenpeace.org. C. Greenpeace

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