Madrid, marzo de 2011
Hace un par de años los restauradores apreciaron que el barniz de la obra había perdido trasparencia en algunas zonas y que en el centro del cuadro aparecían craquelados, por lo que la obra fue trasladada al taller de Restauración el 8 de junio del 2009.
Tras un análisis radiográfico, el escáner dejó al descubierto que bajo las figuras del Café de Pombo hay —y se distingue con absoluta nitidez— una pintura de carácter religioso donde se aprecia un altar barroco y delante una penitente.
En la escena se observa un altar cubierto con un paño que cae por sus lados; sobre él, tres candelabros, varios objetos de culto, y dos cabezas que, por la expresión doliente de una de ellas, probablemente representen bustos relicarios de mártires.
En el fondo aparece pintado un altar con una figura en el centro, posiblemente una virgen Delante se ve con claridad una figura arrodillada, apoyada en una de sus manos y cubierta por ropajes de carácter religioso.
Además, los trabajos desarrollados en el Departamento de Conservación-Restauración han servido para conocer de forma exhaustiva el estado de conservación de la obra y la técnica pictórica del artista, que al parecer aplicaba colores en capas muy empastadas y trabajaba los fondos sumando capas que, en ocasiones, raspaba con una espátula. Esta forma de pintar, formando intensos contrastes de materia, color y sombras grasas, es característica de la técnica del artista.
La utilización de luz ultravioleta mostró las diferentes respuestas fluorescentes que dan los materiales presentes en las capas exteriores. Su intensidad cromática varía dependiendo de las distintas propiedades y de la antigüedad de la aplicación, y permite identificar la presencia de repintes o añadidos posteriores.
La Tertulia del café de Pombo fue realizada por José Gutiérrez Solana en el año 1920, a instancias del escritor Ramón Gómez de la Serna, personaje que está de pie en el centro de la composición rodeado de varios de los asiduos partícipes en la tertulia que los sábados por la noche dirigía desde 1912.
La obra muestra una extraordinaria galería de personajes, tras la naturaleza muerta reflejada sobre la mesa del Café. La composición es simple, equilibrada y estática, y las posturas de los personajes, rígidas. Solamente Ramón Gómez de la Serna y Solana muestran una leve sonrisa. La atmósfera es densa y opresiva, y el pintor hace uso de un clásico recurso, el espejo que cuelga sobre el grupo y que produce un efecto casi surreal y misterioso.
El lienzo retrata a algunos de los tertulianos más habituales y de esta forma nos traslada a un momento singular de la vida intelectual española de los años veinte y da a conocer los rostros de algunos de sus protagonistas: Ramón Gómez de la Serna, Tomás Borrás (1891-1976), periodista, comediógrafo, novelista y autor de cuentos; Manuel Abril (1884-1943), escritor, periodista y crítico de arte; José Bergamín (1895-1983), poeta, crítico, ensayista y autor teatral; José Cabrero, pintor santanderino y único de los personajes retratados por Solana sobre el que apenas se dispone de datos; Mauricio Bacarisse (1895-1931), poeta, novelista y ensayista; el propio autor, José Gutiérrez Solana (1886-1945); Pedro Emilio Coll (1872-1947), escritor venezolano, y Salvador Bartolozzi (1882–1950), pintor y dibujante.
La Tertulia del café de Pombo se muestra al público en la segunda planta del Edificio Sabatini del Museo Reina Sofía, una planta dedicada a la irrupción del siglo XX, más concretamente en la sala 201, titulada Modernidad. Progreso y decadentismo y, dentro de ésta, en relación a la generación del 98, la España negra y las contradicciones de una modernidad que no logra despegarse de los fantasmas del antiguo régimen.
El Antiguo Café y Botillería de Pombo, inaugurado a comienzos del siglo XIX, fue uno de los más conocidos locales de tertulia del Madrid del primer tercio del siglo XX. Este local se encontraba cerca de la Puerta del Sol, en el número 4 de la calle de Carretas.
Allí, en 1912, el escritor Ramón Gómez de la Serna decide fundar su tertulia literaria de los sábados, que se extendía hasta la una de la madrugada. La tertulia se denominaba "La Sagrada cripta del Pombo" y reunía a algunos de los intelectuales (jóvenes promesas) de la época. La botillería cerró definitivamente en 1942.
La Tertulia del café de Pombo. José Gutiérrez Solana