De nuevo las costas gallegas son azotadas por la tragedia. El accidente del Prestige –un petrolero grande, viejo y en mal estado- ya ha ocasionado una invasión de crudo en las costas. La consecuencia: un daño gran ecológico y pérdidas para las gentes de la zona.
El día 13 de octubre, el petrolero "Prestige", cargado con 77.000 toneladas de fuel, sufrió una vía de agua frente a las costas de Galicia, en un día de temporal.
La noticia fue “endulzada” diciendo rápidamente que el barco y la marea de crudo se alejaba de las costas gallegas hacia alta mar. Todo era confiar en los vientos y en que los remolcadores y el propio navío pudieran llevar la “bomba” ecológica hacia el interior del océano.
Pero la marea negra causada por los vertidos de fuel-oil tras la rotura del casco del petrolero acabó llegando a la costa, aún cuando se informaba que el buque estaba a 55 millas de la costa.
Las autoridades seguían dando noticias dulces el día 16. El delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa, informó de que las manchas contaminantes se encuentran "muy fragmentadas" y eran "la estela que deja el barco”, cuando algunas fuentes informaban de que había abundante crudo en 35 kilómetros de costa. Olas de cinco metros y vientos fuertes complicaban la situación en la costa gallega ante la llegada de restos de fuel.
Esto es un "desastre ecológico y pesquero", dijo la asociación ecologista WWF/Adena tras la llegada de las primeras manchas de fuel del petrolero a la Costa da Morte. La organización pidió extraer "cuanto antes" el combustible que queda en el buque para que no contamine la costa durante décadas.
La situación diez días después
Las playas de no huelen a salitre, sino a petróleo, tras la marea negra que soltó el petrolero “Prestige” durante seis días, hasta que se hundió a unos 250 kilómetros de la costa portuguesa; en sus tripas lleva una auténtica bomba ecológica: unas 70.000 toneladas de crudo que podría arruinar por completo la fauna marina y a economía de la zona.
Tras su larga agonía de seis días, navegando auxiliado frente a las costas gallegas, el petrolero “Prestige”, propiedad de una empresa griega y que navegaba bajo bandera de conveniencia de Bahamas, se partió en dos en la mañana del 19 de noviembre y se fue a pique, derramando otros tres o cuatro mil toneladas de combustible.
La brecha de 50 metros de largo y 10 de ancho que se podía observar en el centro del buque en los últimos días se agrandó definitivamente a primeras horas de la mañana. Los remolcadores que seguían al “Prestige” consiguieron mantener a flote la proa y la popa durante unas horas, antes de que se hundieran definitivamente a media tarde.
La fuerza del mar había ganado definitivamente la partida al desvencijado casco del buque, fabricado para que el acero de su casco resista veinte años, pero que ya llevaba 26 en servicio.
A lo largo de varias semanas se ha asistido a una lamentable serie de desbarajustes que no han hecho sino empeorar la situación. Las autoridades faltaron de la zona, nadie quería der la cara; luego faltaron sistemas de control de los vertidos, se envió el barco en un absurdo peregrinar por las costas del NO, y –sobre todo- ha faltado estrategia
Los medios de comunicación han tratado de ocultar la tragedia, en sintonía con una autoridades que han actuado de forma lamentable. El sábado 23 de noviembre, el vicepresidente Rajoy negaba que hubiera habido “marea negra”, y en el mismo telediario (Antena3) la presentadora decía que los marineros de Galicia “estaban contentos”... un espectáculo de alucine.
Un triste sino.
Situada en el extremo occidental de Europa, en un lugar por el que discurre un gran tráfico marítimo, las costas gallegas no tienen suerte.
El accidente más grave, por el número de muertos que causó, se registró el 1 de enero de 1979, cuando se produjo un incendio en el petrolero griego "Andros Patria" en la zona noroccidental de La Coruña que causó la muerte de 34 tripulantes y el derrame de parte de las 208.000 toneladas de crudo que transportaba.
Otro de los accidentes más graves fue el registrado el 3 de diciembre de 1992 frente a la Torre de Hércules de La Coruña, donde embarrancó el buque griego "Mar Egeo", que derramó las casi 80.000 toneladas de crudo que transportaba provocando una marea negra que afectó a 200 kilómetros de costa coruñesa.
En mayo de 1970 el petrolero noruego "Polycomander" chocó también con unas rocas a la altura de Isla Norte (Islas Cíes) y murieron sus 23 tripulantes y se vertieron al mar cincuenta mil toneladas de crudo que ocasionaron enormes daños en la fauna y flora de las Rías Bajas.
El petrolero bilbaíno "Urquiola" explotó en mayo de 1976 tras colisionar su fondo con una "aguja" a la entrada del puerto de La Coruña, y el derrame de las cien mil toneladas de petróleo que transportaba desde el Golfo Pérsico provocó una marea negra que impidió la actividad de pesca de bajura durante tres meses.