Barcelona, 21 de enero de 2013
Son muchas las especies de loros que se usan como atracciones de feria. Un hecho que hace que estas aves, que pueden llegar a vivir décadas (de 40 a 65 años), sufran toda una vida de estrés y maltratos.
ENTRENAMIENTOS
Los métodos de entrenamiento que se utilizan con los loros suelen ser a través del castigo o el refuerzo negativo, métodos agresivos basados en amenazas y miedo que fuerzan al animal a cumplir con lo que se les exige. Los pájaros también pueden ser sometidos a la privación de alimentos durante horas antes del espectáculo. Así, durante el “show” las aves se ven obligadas a llevar a cabo los comportamientos que se le exigen con el fin de recibir alimento.
Estas aves se utilizan como objetos inanimados, "accesorios" para generar un ingreso a sus propietarios. Las aves exhibidas suelen estar desesperadamente hambrientas y no tienen otra alternativa que actuar para poder comer.
MUTILACIONES Y MALTRATOS
Salvo una sola excepción todos los loros son fundamentalmente criaturas voladoras. Utilizan el vuelo para escapar de cualquier amenaza para su seguridad. Cuando no se requiere que las aves vuelen como parte de un espectáculo, se les puede “desactivar” el vuelo a través de dos tipos distintos de mutilaciones. De forma permanente por pinioning, que implica la amputación de parte del ala en la articulación de la muñeca (cortando así la "mano" del animal), o "temporalmente" por un repetido recorte de las alas.
Como especies tropicales, los loros están adaptados a 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad cada día. Por lo general, pasan alrededor de 6 horas al día encontrando su comida y comiéndosela. El resto del tiempo lo pasan acicalándose, socializando y descansando (digiriendo los alimentos). La mayoría de loros salvajes vuelan entre 56 y 72 kilómetros por hora y cubren cientos de kilómetros de distancia cada semana de sus vidas en compañía de sus compañeros de banda. Las aves cautivas a las que se les impide llevar a cabo estos comportamientos naturales sufren frustraciones de comportamiento.
Cuando no están a la vista, estas aves suelen mantenerse en jaulas, que son tan restrictivas que los animales sufren una serie de frustraciones del comportamiento. Estos suelen incluir el daño de plumas y comportamientos neuróticos que incluyen auto-arrancarse las plumas, auto-mutilación, y el trazar estereotipados y repetitivos caminos dentro de la jaula. En estas jaulas en condiciones ajenas a sus hábitats naturales a estos animales no se les suele permitir socializar con los de su propia especie. En ocasiones no disponen de jaula sino que deben permanecer sobre un pedestal o una percha. En estas condiciones los animales no disponen de enriquecimiento ambiental, no pueden llevar a cabo comportamientos naturales como buscar comida ni realizar el ejercicio necesario.
SOBRE LOS LOROS
Recientes estudios han demostrado que los loros tienen una capacidad de aprendizaje similar a la de un ser humano de 3 años. De hecho, en el caso de los loros grises, éstos muestran un grado de inteligencia similar o mayor al de muchos primates superiores.
Los loros son también muy concientes de todo lo que sucede a su alrededor. Muchos son, por naturaleza, temerosos de situaciones nuevas (nuevas personas, objetos y sonidos). Esta neofobia es una adaptación para evitar amenazas a su seguridad en su estado salvaje, así que aquellas diariamente obligadas a estar en contacto con personas y objetos desconocidos sufren un considerable estrés.
Un infome de Greg Glendell para la Fundación Born Free. (http://turismo-responsable.com/s80)
Un loro patina para divertir al público en un espectáculo. Foto http://turismo-responsable.com