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Juan Muñoz: retrospectiva

Bilbao, junio 2008
El Museo Guggenheim Bilbao presenta, del 27 de mayo al 5 de octubre, la retrospectiva más importante dedicada en España a Juan Muñoz (Madrid, 1953 – Ibiza, 2001), considerado uno de los artistas contemporáneos más relevantes en el campo de la escultura y la instalación.

Comisariada por Sheena Wagstaff, Curator Jefe de la Tate Modern, esta muestra, organizada por la Tate Modern de Londres en asociación con el Museo Guggenheim Bilbao, reúne en la segunda planta del Museo los trabajos más destacados de la trayectoria de Muñoz, y se implementa con nuevas obras en la presentación de Bilbao, favoreciendo lecturas inéditas de la compleja naturaleza de su proyecto artístico.

Con una selección de cerca de 80 obras —esculturas, instalaciones, dibujos, obras radiofónicas y escritos—, la exposición revela algunos aspectos poco estudiados del extenso e innovador registro de este creador madrileño, que cursó estudios de arte en Londres y Nueva York, ciudades en las que residió varios años tras interrumpir sus estudios de arquitectura en Madrid.

A mediados de los años ochenta y principios de los noventa, y tras importantes muestras que exhibe por todo el mundo, Muñoz se consolida internacionalmente como uno de los escultores más relevantes de las últimas décadas. En España, sin embargo, el verdadero reconocimiento le llegaría en el año 2000, cuando recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas.

Desde sus primeras obras arquitectónicas —escaleras, balcones y pasamanos— situadas en ubicaciones imposibles, pasando por sus suelos ópticos en los que se desdibujan los límites del espacio y el tiempo, hasta sus instalaciones, dramáticas y teatrales, formadas por grupos de figuras humanas que evocan la soledad del individuo ante la sociedad, las obras de Muñoz juegan con el espectador, invitándole a relacionarse con ellas, aun creándole sentimientos de desasosiego y aislamiento. Muñoz se definía a sí mismo como “un narrador”, y su capacidad para proponer nuevas formas de contemplación y reflexión, para crear tensión entre lo ilusorio y lo real, le ha convertido en uno de los renovadores de la escultura contemporánea.

En 1984 una pequeña escalera de caracol con una balaustrada en la parte superior y apoyada en una pared, fue presentada en Madrid en la primera exposición individual de Juan Muñoz. Esta obra es la primera pieza de la que el artista recuerda “tener una cierta sensación de identidad”. A lo largo de su carrera este motivo arquitectónico se repetiría. Más de dos décadas después, una pequeña escalera de caracol relacionada directamente con aquella pieza ( Escalera de caracol ( invertida) [ Spiral Staircase ( Inverted)] 1984/99) abre la retrospectiva de este artista en Bilbao.

Un extraño lugar desde el que mirar y ser mirado como los balcones deshabitados de la serie Hotel Declercq I-IV (1986), que, junto a piezas como Doble balcón ( Double Balcony 1986), transforman el espacio en un pequeño e inquietante barrio urbano que se alza en un entorno arquitectónico que le es completamente ajeno.

Se trata de elementos que han sido privados de su funcionalidad, ventanas que no se abren, pasamanos que no nos sirven de apoyo, y trabajos en los que Muñoz inserta objetos cotidianamente ocupados por el hombre en paisajes que normalmente son habitados por él.

En los años noventa la figura humana de Muñoz deja de asemejarse a la realidad, creando conjuntos e instalaciones de una complejidad creciente. Sus célebres Escenas de conversación ( Conversation Piece, 1994) son auténticos estudios escultóricos de interacción social donde los personajes, de pequeño tamaño y con una base esférica, se relacionan entre sí en un mudo diálogo en el que el espectador se siente como un intruso.

La exposición descubre también el interés de Muñoz por el cine, y la influencia que éste tuvo en su obra plástica. Junto a sus obras escultóricas se presenta una nutrida representación de sus dibujos, especialmente su serie Dibujos de espalda ( Back Drawings), 1990, Dibujos de bocas ( Mouth Drawings),1995, y sus Dibujos-gabardina ( Raincoat Drawings), 1989. En estos últimos, realizados con carboncillo blanco sobre tela de gabardina negra, Muñoz representa estancias escasamente amuebladas que normalmente contienen escaleras o puertas que conducen a espacios desconocidos, al tiempo que dejan abierto el camino para imaginar un antes y un después de cada imagen, como si de una instantánea fotográfica se tratara.

Otro de los campos que Muñoz exploraría en su trayectoria son las obras sonoras y radiofónicas. Todas ellas podrán escucharse en el Museo Guggenheim Bilbao.

La muestra se completa con algunos ejemplos de la obra literaria de Juan Muñoz, cuyos ensayos y escritos completan el retrato de un gran narrador, un artista cuyo lenguaje conecta con lo más recóndito de la condición humana y con el que, en escasos veinte años de producción, desarrolló una de las obras más sólidas de nuestro tiempo.

Más información: Museo Guggenheim Bilbao

Juan Muñoz: retrospectiva
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