Madrid, 29 de mayo de 2013
Emmet Gowin está considerado uno de los fotógrafos más originales e influyentes de los últimos cuarenta años. Nacido en Danville, Virginia, hace setenta y dos años; su vocación artística estuvo marcada desde su niñez.
En 1955 comenzó a desarrollar un gusto espontáneo por el dibujo, animado por la belleza que encontraba en la naturaleza, en la flora y la fauna de su entorno. En 1961 comenzó una licenciatura en Artes Gráficas en Richmond. Se apasionó con diversas manifestaciones artísticas y cultivó con entusiasmo el dibujo, la pintura, y sobre todo, con la fotografía.
Sus primeras influencias fotográficas las recibió a través de libros y catálogos de grandes nombres como Robert Frank, Henri Cartier Bresson, Eugène Atget o Walker Evans. Pero tan sólo dos años después de empezar a trabajar con su primera Leica, una cámara de 35 mm adquirida en 1962, Gowin se planteó la necesidad de crear su propio estilo.
Los primeros porfolios que elaboró en 1965, antes de de ingresar en la Rhode Island School of Design se componen de imágenes técnicamente sencillas y de temática cotidiana: niños, jóvenes o adultos en escenas de la vida diaria, automóviles, iglesias antiguas, paisajes o retratos de su esposa, Edith Morris.
En 1967 Gowin cambió su cámara de 35 mm por una de fuelle de 4 x 5 pulgadas, que aportaba un punto de vista diferente, un trato de mayor consideración hacia el objeto y una mirada más paciente y acogedora sobre el mismo. Hay que destacar la influencia que en este proceso pudo ejercer sobre él Harry Callahan, quien dirigía el posgrado que Emmet Gowin estaba cursando.
Poco tiempo después le ofrecen un puesto de profesor en el Dayton Art Institute, por lo que Gowin y su mujer se mudan a Ohio poco antes del nacimiento de Elijah, su primer hijo. Como artista, los cuatro años en Dayton le permitieron una evolución conceptual intuitiva e introspectiva, una simplificación o reducción radicales, hasta detener su foco de atención directamente sobre Edith, protagonista de gran parte de su nueva obra. Las imágenes de esta época constatan ya una visión artística completamente propia y personal.
Más adelante, Gowin volvió a sentir la llamada de la naturaleza y los paisajes, y se interesó por la devastadora fuerza de la acción humana sobre la tierra: los círculos de irrigación en Kansas que consumen millones de litros de agua donde no la hay, los desiertos de Nevada que asemejan un paisaje lunar por la acción de las pruebas nucleares, o las minas de carbón a cielo abierto y las centrales térmicas de Checoslovaquia que contaminan un enorme territorio en rededor.
En los últimos años, Gowin ha reflejado también en su obra la fascinación que desde siempre han ejercido los insectos sobre él. Con el propósito de adquirir conocimientos en biología tropical y de realizar un trabajo científico de catalogación, viajó a Latinoamérica, donde ha fotografiado miles de mariposas nocturnas. A lo largo de este proceso, encontró una silueta de Edith en su cartera y decidió convertir de nuevo a su mujer en el tema central de sus creaciones. De esta fusión de dos de sus pasiones nace la serie Mariposas nocturnas: Edith en Panamá.
Por último, hace tan sólo unos meses, Emmet Gowin quiso detener su objetivo sobre las tierras andaluzas, dando lugar a algunas de las fotografías aéreas de la muestra, exclusivamente creadas para la ocasión.
SALA AZCA
Entrada gratuita
DIRECCIÓN
Avda. General Perón, 40. Madrid 28020
Teléfono: 91 581 16 28
Fechas
Del 29 de mayo al 1 de septiembre de 2013
HORARIOS
Lunes de 14.00 a 21.00 hrs.
De martes a sábado de 10.00 a 21.00 hrs.
Domingos y festivos de 12.00 a 20.00 hrs.
Edith, Danville. Virginia 1963. Emmet Gowin
Siena, Italia. 1975. Emmet Gowin
El monte St. Helens (Washington), 1980. Emmet Gowin
El Khaznhe desde el Siq, Petra (Jordania), 1985. Emmet Gowin