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Acercamiento a la cultura muisca

Bogotá, 29 de mayo de 2013
Los muiscas crearon ofrendas de oro y cobre que enterraron en lugares sagrados de Cundinamarca y Boyacá, para comunicarse con los dioses, pedir favores o dar gracias. Ahora, el Museo del Oro, a partir de investigaciones realizadas junto al Instituto de Arqueología del University College de Londres, cuenta la historia detrás de trece de ellas, al tiempo que le permite a sus visitantes descubrir la orfebrería, la cultura y la vida de este grupo indígena.

En 1625 Fray Pedro Simón, cronista de las Indias, narró la forma en que los muiscas hacían sus ofrendas: “cuando tenía alguna necesidad hombre o mujer, la comunicaban con el jeque (o sacerdote), él ordenaba a los que querían hacer la ofrenda los días que habían de ayunar. Cuando se iban acabando, mandaba el jeque se hiciese de oro, cobre, hilo o barro la figura que habían de ofrecer”. 375 años después, en 2001, en la vereda Charquira del municipio de Carmen de Carupa, al norte del departamento de Cundinamarca, un campesino encontró tres pequeñas figuras de orfebrería –ninguna supera los 1,5 cm de alto-, que por sus características iconográficas y el lugar donde se hallaron fueron identificadas como una ofrenda muisca. Hoy en día estas piezas, junto a otras 80 ofrendas más, se preservan en la colección del Museo del Oro.

Desde hace algunos años el Museo del Oro desarrolla con el Instituto de Arqueología del University College de Londres una investigación sobre las ofrendas muiscas, incluidos los tunjos de Carmen de Carupa y la balsa muisca. Un estudio científico que valiéndose de microscopios electrónicos, con mejor resolución que los ópticos, y de espectrómetros que determinan la composición química de los objetos de orfebrería, descubre las técnicas utilizadas por los artistas muiscas. Inclusive los estudios han logrado identificar el estilo personal de quince orfebres individuales, que crearon tunjos fundiendo a la cera perdida.

“El estudio detallado de varias ofrendas nos ha permitido a los investigadores develar factores simbólicos y culturales muiscas que determinaban los materiales y las técnicas con los que debían elaborarse los objetos. Es interesante ver cómo, aunque se trata de piezas muy pequeñas que podrían pasar desapercibidas para los visitantes del Museo, al mirarlas con suficiente atención descubrimos en ellas historias de caciques y sacrificios, de guerreros, madres y cunas, de momias ofrendadas”, explica María Alicia Uribe, directora del Museo del Oro y arqueóloga que lidera esta investigación.

Los muiscas fueron un pueblo religioso que hizo de las ofrendas su forma de relacionarse con los dioses. A diferencia de un regalo, la ofrenda es más cercana a la noción de sacrificio, pues implica el desprendimiento de algo para ser ofrecido a seres sobrenaturales de los que se espera un favor o a quienes se paga una promesa.

Como si se tratara de la libreta de un investigador, valiéndose de notas al margen y gráficas explicativas, esta exposición cuenta aspectos desconocidos del pasado prehispánico. “Todavía hoy hacemos ofrendas; es más, uno de los apartados de la exposición está dedicado precisamente a la formas de ofrendar en la actualidad, por lo que al visitar la muestra nos sentimos cercanos a los muiscas de hace 500 años”, afirma Eduardo Londoño, jefe de divulgación cultural del Museo del Oro.

La muestra tiene un gran carácter explicativo. imagen http://www.banrepcultural.org.

La muestra tiene un gran carácter explicativo. imagen http://www.banrepcultural.org.

La famosa balsa muisca. http://www.banrepcultural.org

La famosa balsa muisca. http://www.banrepcultural.org

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