Campeche, 1 de julio de 2014
El sitio de la “Antigua Ciudad Maya y bosques tropicales protegidos de Calakmul, Campeche (México)”, ya había entrado en parte en la lista del Patrimonio Mundial en el 2002. Situado en el sector central y meridional de la Península de Yucatán, al sur de México, incluye los vestigios de la importante ciudad maya de Calakmul, situada en la selva tropical de las Tierras Bajas mexicanas.
La ciudad desempeñó un papel de primer plano en la historia de la región durante más de doce siglos. Sus imponentes estructuras y su trazado global característico se hallan en un estado de conservación admirable y ofrecen una vívida imagen de lo que era la vida en una antigua capital maya.
Calakmul alberga también un importante santuario de biodiversidad de Mesoamérica, que conjuga todos los ecosistemas tropicales y subtropicales existentes desde el centro de México hasta el Canal de Panamá.
México es el país con más bienes inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial en toda América con un total de 32; 26 en la categoría de patrimonio cultural, 5 en la categoría de patrimonio natural, y uno en la categoría de Bien Mixto (cultural y natural).
Según recuerda el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH), el área inscrita en la Lista de la UNESCO, que se ubica en la parte sur de la Reserva de la Biosfera de Calakmul, es considerada la segunda mayor extensión de bosques tropicales en América y los mejor conservados de la región, con un total de 723.000 hectáreas.
La nueva inscripción se logró bajo los criterios naturales (ix) y (x), y fortalece los criterios culturales (i), (ii) (iii) y (iv) con los que en 2002 se inscribió a la Antigua Ciudad de Calakmul como un Bien Cultural. De tal manera que la inscripción ahora otorgada es una extensión de la anterior, que amplía el área de protección a 331,397 hectáreas, donde se ubican 38 centros arquitectónicos mayas que forman parte del Bien Cultural de Calakmul.
La zona inscrita por la UNESCO como Bien Mixto muestra una ocupación humana continua por más de 1500 años, representando un ejemplo único para la formación y construcción de un grupo cultural en el que Calakmul puede tomarse como eje rector con respecto a todos los sitios con evidencia arqueológica circundantes. La información que contiene esta serie de sitios es de gran importancia para la comprensión de la cultura maya y su evolución.
Según informa el INAH, el bien comprende 12 centros arquitectónicos mayores: Calakmul, Altamira, Balakbal, Champerico, Dos Aguadas, El Gallinero, El Zacatal, La Muñeca, Los Hornos, Oxpemul, Uxul y Yaxnohcah; 9 centros medianos: Candzibaantún, Cheyokolnah, Chicaanticaanal, El Laberinto, Las Delicias, Las Tuchas Bravas, Los Tambores, Olvidado y Pared de los Reyes; 6 centros menores: Buenfil, Chanarturo, El Chismito, La Retranca, Los Escalones y Marihuana; y 11 sitios pequeños: Aguada Laberinto, Aguas Amargas, Cerros de Yeso, Chilar, Chumbec, Dos Caobas, El Cerrón, Naachtún Noroeste, Piedra Rota, Puerto México y Villahermosa.
Asimismo, el área inscrita incluye un mosaico de comunidades de bosque tropical con redes ecológicas y tróficas complejas. De acuerdo con estudios recientes, las condiciones actuales del suelo, en áreas particulares, están relacionadas con los cambios que hizo la cultura maya para el uso de agricultura intensiva, la absorción de agua fresca para evitar o prevenir las inundaciones, y la construcción de centros urbanos y ceremoniales, lo que indica grandes y sofisticadas formas de adaptación del medio kárstico.
Destaca la conservación de la biodiversidad, algunas de cuyas especies fueron favorecidas en su recuperación por la presencia de aguadas y chultunes, reservas de agua utilizadas por los mayas y que hoy constituyen elementos vitales para especies de estos bosques tropicales.
La zona es testigo del crecimiento de una civilización que llegó a un abrupto final en las postrimerías del periodo Clásico (siglos IX y X). Desde entonces prácticamente deshabitada, sólo con una intervención contemporánea (limitado a la explotación de madera y savia del chicle en el siglo XX), lo que garantiza los criterios de autenticidad e Integridad y representa un testimonio excepcional de una civilización y posibilita la comprensión tanto los fundamentos de su florecimiento como las causas de su colapso.
También contempla, además de los restos de asentamientos, los caminos (sacbeob) que comunicaban los centros arquitectónicos al interior y al exterior, los sistemas de defensa, las canteras, las características de manejo del agua (como embalses y aguadas, modificados artificialmente o estanques de agua), las terrazas agrícolas, así como otras modificaciones del terreno relacionadas con las estrategias de subsistencia, todo ello formando parte del paisaje extremadamente rico y notablemente bien conservado.
Los bosques tropicales maduros de Calakmul proporcionan una evidencia de la larga interacción entre el hombre y la naturaleza, en la medida en que muestran una composición florística y una estructura que en gran parte es resultado de mil años de prácticas agrícolas y forestales por los mayas, entrelazando los procesos de selección humana y la regeneración natural del sistema, así como en las prácticas de manejo tradicional consideradas entre comunidades nativas que aún habitan en la zona de amortiguamiento y las zonas circundantes.

Antigua Ciudad Maya y bosques tropicales protegidos de Calakmul, Campeche (México). Vista aérea de Calakmul. © Archivo/RBC-CONANP

Antigua Ciudad Maya y bosques tropicales protegidos de Calakmul, Campeche (México). Ruinas de Calakmul entre la foresta. © Archivo/RBC-CONANP

Antigua Ciudad Maya y bosques tropicales protegidos de Calakmul, Campeche (México). Cyanocompsa parellina (realejo azul o piquigrueso azul) © David Simá Pantí/UNESCO

Antigua Ciudad Maya y bosques tropicales protegidos de Calakmul, Campeche (México). Pájaro carpintero. © RBC-CONANP/UNESCO