Madrid, 26 de abril de 2017
El estudio, realizado por el área de Restauración en colaboración con el de Pintura Moderna, presenta un exhaustivo análisis de los materiales, la radiografía, la reflectografía infrarroja del lienzo y una minuciosa documentación fotográfica. Los resultados permiten descubrir interesantes aspectos del proceso creativo de la pintura, cómo fue concebida por Picasso, las variaciones y rectificaciones realizadas, la forma de trabajar del artista, la composición de los materiales utilizados y sus estratos, etc.
Las conclusiones de este estudio, realizado con motivo de su 25 aniversario del Museo, se mostrarán en la sala donde se expone habitualmente el cuadro, del 28 de abril al 8 de octubre de 2017.
Arlequín con espejo
Concebido inicialmente como un autorretrato, Arlequín con espejo combina elementos del mundo circense y de la Commedia dell´arte por los que Picasso sintió fascinación a lo largo de su carrera.
La Europa de entreguerras hizo emerger una nueva mirada realista del mundo. Este generalizado «retorno al orden» despertó una imperiosa necesidad de volver al objeto real, de recuperar la durabilidad de la pintura clásica, pero sin renunciar a los temas artísticos modernos.
La figura de Arlequín, que cubre la mayor parte del lienzo, presenta claramente el nuevo lenguaje artístico inspirado en las obras de los grandes maestros clásicos que Picasso había comenzado a utilizar tras su viaje a Italia en 1917. Aunque su experiencia italiana supuso una vuelta a los planteamientos clásicos, su interpretación partió de la libertad que le otorgaba su anterior experiencia cubista, que le permitía tratar de forma diferente los distintos elementos de un cuadro y trastocar las leyes de la perspectiva para compaginar en una misma obra varios puntos de vista.
Arlequín con espejo es una pintura representativa de este periodo, en la que se conjuga la presencia de tres personajes del mundo del circo y de la commedia dell´arte: el atuendo de acróbata nos traslada al mundo de los saltimbanquis; el sombrero de dos picos es una clara referencia a Arlequín; y la máscara en la que Picasso convierte su rostro es Pierrot, el desairado galán de Colombina, que recrea su melancolía y desengaño en la contemplación de su imagen en el espejo.
Junto con La flauta de Pan, Arlequín con espejo fue la culminación y punto final de la etapa clasicista de Picasso. A finales de 1923, el artista se concentraría en una serie de naturalezas muertas dentro de un estilo que se ha calificado como cubismo curvilíneo, que después desembocaría en su etapa surrealista.
Pablo Picasso. Arlequín con espejo. 1923. Óleo sobre lienzo. 100 x 81 cm.