Se toma una decena de cebollas. Se pican finamente y se cuecen. se las mezcla con pan de hogaza bien migado. El producto se vierte en agua a la que se añade ajo machacado y pimentón(como si tratara de cocinar unas espesas sopas de ajo). Se añade un poco de aceite y de manteca de cerdo(ésta cortada muy fina y frita ligeramente en la sartén sin que llegue a derretirse). Se incorpora la miel, preferentemente de brezo, en la cantidad que se desee (de ésta medida personal dependerá el dulzor de las morcillas). Finalmente se añade un litro de sangre de cerdo (si se puede que sea sangre recogida del interior del animal y una vez abierto en canal). Todo se remueve y se calienta. El producto se embucha en las tripas y se atan. Es preferible que los atijes sean de escaso tamaño.
Finalmente, se introducen las morcillas durante 5 minutos en una olla con agua caliente en punto de ebullición. Una vez sacadas se ponen a secar durante 24 horas entre una manta, a fin de que se conserve el calor y el secado sea lento. Luego se cuelgan en varales y se ahuman hasta que se estime que están duras. Para comerlas es necesario cocerlas previamente durante 10 minutos. Se pueden consumir calientes o frías. El producto es sumamente delicioso, más gozoso para el estómago que para la vista.