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Cepeda y Literatura

Resumen de la conferencia de Tomás Alvarez, titulada “Fuera de las Murallas”, en la que repasa la actividad cultural surgida en La Cepeda, en la época dorada de la llamada “Escuela de Astorga”

Astorga, 17 de enero de 2012

Mαs allα de las murallas de Astorga habνa vida y cultura. Lo digo porque en mi opiniσn, la ciudad ha sido escasamente receptiva a la ruralidad que la rodea. Es un hecho histσrico. Surgiσ como como centro administrativo y viario de la romanidad y continuσ siempre siendo centro de dominio seρorial y religioso.

Los campos del entorno fueron percibidos como cotos de caza de los dominadores y semillero de siervos para los marqueses de Astorga y el episcopado.La burguesνa de Astorga ha estado siempre mαs pendiente de la conservaciσn de los beneficios y de Madrid, que de promover el desarrollo del entorno rural, ignorando que el bienestar y progreso de ese entorno es base del bienestar de la ciudad.

Hay datos que reflejan ese sentido de avasallamiento, por ejemplo recordarι como en 1725 Astorga pleiteσ contra Zacos, Vega de Magaz, Otero, Villlaobispo La Carrera, Fontoria, Quintana y Revilla “porque utilizaban y distraνan el agua para riegos y praderνas”. La justicia, obviamente, les quitσ los riegos a los campesinos. Es –insisto- sσlo un detalle.

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Ese divorcio ha tenido un paralelismo en la cultura porque ha faltado sintonνa. Astorga se ha mitrado a sν misma, sin dar importancia a que afuera habνa vida, y muy interesante.

Los Bardσn

Me ceρirι bαsicamente a dos personajes, el primero Cayetano Bardσn, quien, justamente en 1907, el aρo que nacνa Luis Alonso Luengo, habνa dado a conocer sus cuentos en dialecto leonιs. Tenνa entonces el escritor 25 aρos.

Bardσn –nacido en Carrizo- aprendiσ el leonιs en Quintana del Castillo, de donde era natural su madre y en cuya casa familiar pasaba los veranos.

Ramσn Menιndez Pidal, presidente de la Real Academia Espaρola de la Lengua, estaba recopilando material lingόνstico sobre la lengua tradicional del Reino de Leσn y contactσ Emilio Bardσn Sabugo –otro cepedano muy vinculado a Astorga- y este le pidiσ ayuda a su sobrino, el joven Cayetano, quien respondiσ creando estos cuentos en el habla cepedana y entregando una buena documentaciσn, en la que habνa aspectos etnogrαficos, diαlogos, etc.

Los cuentos tuvieron una segunda ediciσn –aumentada- en Oviedo, en 1920. La muerte prematura de Cayetano Bardσn en Oviedo (1924), con poco mαs de 40 aρos, impidiσ la realizaciσn del proyecto en el que trabajaba, un estudio pluridisciplinar sobre esta tierra en la que ιl viviσ sus primeros aρos.

La tercera ediciσn de los cuentos la organizσ un primo de Cayetano, Wenceslao Bardσn, de quien oν hablar en numerosas ocasiones a mis padres, pues era sacerdote y regentaba las parroquia del lugar en que nacν.

Vemos pues, en los Bardσn un “interιs por lo popular” que por desgracia no fue impulsado por nuestra ciudad de referencia, mαs embebida en otras preocupaciones.

Eugenio de Nora

El segundo ejemplo, de fuera de las murallas, tambiιn presenta unas caracterνsticas especνficas. Es Eugenio de Nora. Y me voy a detener en Eugenio porque considero que no puede pasar este congreso sin una referencia nνtida a uno de los poetas clave –insisto- poeta clave de la literatura espaρola de la mitad del siglo XX.

Recordarι algunos datos. Nacido en Zacos, en 1923; tenνa apenas dos aρos, cuando en Astorga unos adolescentes –Luis, Ricardo, Juan y Leopoldo- sacaban la revista La Saeta. Como estos cuatro, Eugenio tambiιn tuvo una actividad precoz. En 1944 era fundador de la revista Espadaρa, junto con Crιmer y Gonzαlez de Lama, tuvo una activνsima labor de creaciσn poιtica hasta 1955, con una serie de libros de los que hablarι brevemente, y algϊn reconocimiento importante como el premio Juan Boscαn (1953) antes de su marcha a Berna en 1953.

Me detendrι en dos αmbitos de Nora.

El primero, su adscripciσn a la tierra madre, el segundo su compromiso social y su preocupaciσn por el destino del hombre

La Tierra Madre

Aϊn cuando gran parte de su vida transcurriσ en αmbitos urbanos de Espaρa y Suiza, Nora tiene en su alma el paisaje cepedano, un paisaje que se escruta entre sus textos y que tiene tres referencias: Zacos, Vega de Magaz y Villamejil, con los rνos Porcos y Tuerto y la chana que los separa.

Se trata de un paisaje que es ya esencia de la memoria del poeta, y que expresa en libros como Espaρa pasiσn de Vida:

*Recordarι primero
lo que mis ojos vieron en la aurora;
un cielo azul y un rνo profundo
pasando arriba, abajo, como horas
de la vida serena de la tierra
en medio, quieta y sola.

Eran verdes los prados,
con rocνo las manos misteriosas
del alba, y las montaρas
con un azul de mϊsica remota
vibrando en el extremo
de la luz; era toda
la hierba en flor para los pies desnudos
de un niρo sin memoria.

El vio los dulces tallos
del trigo abrir la tierra*
Otras veces es el paisaje seco de las chanas, que le hace rememorar esa infancia-patria En Siempre, hay un poema dedicado a las viρas de Currillo, en el camino de Villamejil a Zacos. Allν dice

(Siempre;
hace mucho, percibo
en lo sensible, idea, y pienso,
pienso con luz, y ardo, abrazado
a las cosas que tengo.) Miro,
pues estas viρas y recorro
tiempos y caminos.
Mucho amo,
con mi ternura antigua,
esta tierra tan seca: limpia y αspera,
y humilde, y propia como el alma,
‘Tierra mνa del anhelo!
Ese paisaje estα en sus distintos libros reducido a veces a un sνmbolo –el cielo, la hierba, el rνo- estα incluso esbozado cuando el dolor de la tragedia le atenaza. En el doliente Pueblo cautivo lo muestra como contraposiciσn de dos mundos: Yo fui aquel que silenciosamente
besa las rosas y contempla el cielo;
pero ahν estαn los aρos enemigos
Compromiso personal y polνtico

El segundo αmbito que quiero destacar de Nora es su compromiso personal, social y polνtico, enraizado con los valores de la libertad y la justicia.
Me encantan los escritores que son coherentes con lo cνvico y a los intelectuales a los que les duele el alma por los sufrimientos de su pueblo. Ha conocido a varios, tales como el recientemente fallecido Ernesto Sαbato o Nora.
En Pueblo Cautivo, con sus recientes 20 aρos, Nora hace una declaraciσn de compromiso:

Yo soy un hombre, y canto
con los ojos abiertos. Digo cosas que veo,
no los αngeles puros ni su oscuro mensaje,
las cosas que yo he visto sobre la tierra dura,
voz a voz, llanto a grito las irι declarando.
Pueblo Cautivo es un mito. Fue el primer poemario desgarrado que ponνa voz a los sufrientes de una guerra facciosa, y que –aϊn anσnimo- mereciσ elogios de Aleixandre, Max Aub o de Ricardo Gullσn. Fue una anticipaciσn crνtica en medio de la complacencia o el disimulo.

En Amor prometido (1939-45) recoge poesνa de ensoρaciσn, pero se intuye el compromiso en poemas de los Tres reyes y Profecνa

“ yo soy de plomo, mi palabra es brasa
y canto asν porque me da la gana”
En Cantos al destino(1941-46) destaca una filosofνa mαs existencial. Asν, en Palanquinos, evoca una tarde festiva de mala mϊsica, vino y muchachas que no le impiden pensar asν:

Es penoso el destino. Es terrible ser αrbol
descuajado en su viento,
ir ciego en su torrente
alzado a su arrebato.
Es de nuevo una lνrica mαs intimista Contemplaciσn del tiempo (1946-47)

En Espaρa pasiσn de vida (1945-50) y No he de callar (1944-51) hay compromiso y testimonio; hay tambiιn esperanza

Cito uno fragmento del poema “Un deber de alegrνa” “ todavνa
algo queda en el alma, y si aprietas los ojos
por despertar, por no creer la sombra,
aϊn fragmentos de aurora la sangre nos darνa”
Una esperanza que late dolorida en Angulares (1955-64), pero es una esperanza cansada (sempiterno paνs inmσvil) (paνs viejo, padrastro inmisericorde)

Es la esperanza de un poeta silente: *nunca tuvo el corazσn la vida
tan rebosante; nunca las palabras
me fueron tan frutales en los labios.
Pero callo como la tarde, ancha
sobre los montes

Antes cantι, cuando la vida era
arbol huracanado, rabia y trueno.
Cantι, gritι. Quise romper la aurora
contra la noche.* Ese agotamiento consciente, ese silencio, tal vez define el mutismo poιtico del Eugenio de Nora de los ϊltimos 50 aρos,

En Angulares, Nora es un viajero que aϊn cruza un territorio de “negrura enconada de odio” en una “noche que no amanece, noche carbonizada”. Pero en ese trance aϊn encuentra el misterio del agua cantarina de sus paisajes de infancia: “Y el agua pasa, lenta, verdecida,
el agua clara.
Como la onda que el silencio riza,
pasa mi alma
dejαndose ir del ritmo repetido
igual que el agua”.
Nora y la escuela de Astorga

Aϊn cuando la obra de Nora estα transida de compromiso social –elemento que la distingue y destaca en su edad temprana- el poeta siempre tuvo un gran respeto a la Escuela de Astorga.
Eugenio me confesaba la semana pasada que valoraba a Panero como un maestro entraρable, y que mantuvo una cercanνa y una amistad personal, pese a la decepciσn de su viraje polνtico, que “le decepcionσ”. A pesar de todo siempre siguiσ siendo un amigo entraρable.
Esas relaciones fueron menos entraρables –pero tambiιn buenas- con los Alonso Luengo y Ricardo Gullσn.

Angel Gonzαlez

No quiero cerrar esta corte exposiciσn sin hacer referencia a otro de los mαs relevantes intelectuales de la comarca en el siglo XX. Αngel Gonzαlez Αlvarez nacido en Magaz de Cepeda en 1916. Filσsofo y catedrαtico de Metafνsica, que ejerciσ tareas docentes en Argentina y Espaρa. Sucesor de Ortega y Gasset en la cαtedra de Metafνsica de la complutense.

Αngel Gonzαlez fue tambiιn director General de Enseρanza Media, presidente de los patronatos Raimundo Lulio y Menιndez Pelayo del Consejo Superior de Investigaciones Cientνficas; secretario General del CSIC, Rector de la Universidad Complutense; director del Instituto «Luis Vives» de Filosofνa del CSIC, director de la Biblioteca Hispαnica de Filosofνa publicada por la editorial Gredos; miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Polνticas, etc. Falleciσ en 1991 Dejσ escrita una abundante bibliografνa..

y dejo aquν el relato insistiendo en esa comarca, patio trasero de la urbe provinciana, corral de graneros, siervos y ganados, crecνa la semilla del saber y florecνa el genio creativo.

Sencilla, pero bella, es esta ermita de Zacos, que se halla a la entrada de la población.

Sencilla, pero bella, es esta ermita de Zacos, que se halla a la entrada de la población.

Cuentos de Cayetano Bardón... en el leonés que se hablaba antaño en La Cepeda

Cuentos de Cayetano Bardón... en el leonés que se hablaba antaño en La Cepeda

Cayetano Bardón

Cayetano Bardón

Eugenio de Nora

Eugenio de Nora

Angel González Alvarez

Angel González Alvarez

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