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Adios a Luis

Porfirio González García, originario Vega de Magaz, a donde regresa cada estío, escribe un texto en el que recuerda al comercio de Luis y a sus propietarios.

Vega de Magaz, 1 de agosto dse 2011

NOSTALGIA DE UN CEPEDANO EN EL VERANO DE 2011

Soy natural de Vega Magaz, y hasta los trece años vecino del Barrio Rincón. Llevo cincuenta años viviendo el verano en el pueblo y en ninguno faltó la visita al comercio de Luis; si no había necesidad me la inventaba, porque además de encontrar casi de todo, era una satisfacción visitarlo.

Este será el primer verano que veré el comercio cerrado, un comercio con sabor a tradición e historia, comercio con precios justos y generosidad de sus dueños, ya que después de la compra que realizabas te podías encontrar con algún regalo de calcetines, paños o cualquier objeto útil para la casa. Luis es un comerciante de raza, el comercio lo lleva dentro como algo natural.

El comercio de Luis y familia se adelantó a los modernos supermercados e hipermercados. En él podías encontrar desde un alfiler a una viga de construcción, o unas galochas fabricadas en Sajambre, cualquier objeto de labranza, o de cocina y telas de todo tipo. Por eso la gente de la Cepeda decía cariñosamente: Vamos al “Corte Inglés de Vega”, refiriéndose a dicho comercio.

Pero lo mejor, sin duda, son sus dueños, tanto los fundadores, como los herederos: Luis y hermanos han dado a todos los clientes un trato amable, de confianza y asesoramiento. Debido a estas atenciones se han ganado la simpatía de todos los cepedanos. Reconocer hoy su labor y la de su familia es para mi una obligación. Y aunque siento la falta del comercio reconozco que Luis y familiares se han merecido una buena jubilación por el servicio que tan profesionalmente han prestado a todos los cepedanos.

Y ahora que está el comercio cerrado, me gusta imaginármelo como un museo del comercio tradicional, por haber desempeñado un papel importante en el desarrollo de los pueblos de la comarca hasta nuestros días. Quizá sería un atractivo para visitar el pueblo de Vega.

El cierre del local, para los que conocimos la próspera actividad económica de Vega, es motivo de nostalgia. He tenido la oportunidad de consultar el Catastro del Marqués de la Ensenada y comprobar como Vega, a finales del siglo XVIII, era un pueblín que vivía del autoconsumo; nada que ver con el Vega comercial que conocí en los años 1950-1960. Esa transformación que comenzó a finales del siglo XIX estaba relacionada con la llegada del ferrocarril. Es sabido que el transporte acerca las mercancías a los consumidores y que es un factor imprescindible para fomentar el comercio, pero se necesitaron personas emprendedoras que aprovecharan esta coyuntura proporcionada por el ferrocarril. La familia de Luis es una de las artífices de aquel cambio que transformó a Vega hasta nuestros días.

En esta ocasión mi reconocimiento es para Luis y familia, porque para un pueblo, tener personas que fomenten el desarrollo y la convivencia son un tesoro que debemos valorar. En Vega existieron y existen más ejemplos de emprendedores que han contribuido y contribuyen en la actualidad a crecer y prosperar, con el fin de que nuestro pueblo sea el que todos deseamos,

Porfirio González García

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