Humanismo para el Camino de Santiago

Crónica de Gregorio de Zaragoza

Santiago de Compostela, 24 de julio de 2001.

Estoy ilusionado por poder participar en estas páginas con algunas reflexiones sobre actitudes de las personas que hacemos y vivimos el Camino de Santiago. Me declaro peregrino de corazón y no sólo de credencial oficial, (por cierto que en Castrojeriz y en algunos albergues más, únicamente admiten la credencial oficial y si no la tienes ¡a la calle!), con esto quiero decir que amo profundamente el Camino, su espíritu y a los peregrinos, y por añadidura a todos los que nos ayudan, apoyan y nos facilitan las cosas cuando, necesitados al menos de comprensión, acudimos a ellos, pues los peregrinos salimos al Camino con lo puesto y a veces sin saber si nos llegarán las fuerzas.

No soy joven pero pongo, en las cosas que hago, el apasionamiento y la ilusión de los veinte años y puede resultar que a veces use un tono o unas expresiones que pueden resultar fuertes. Perdón de antemano pero no es mi intención insultar a nadie. Los insultos se los dejo a otras personas tan apasionadas como yo.

Tengo puntos de vista distintos de los defendidos en distintos artículos que aquí se publican y mi intención no es revanchista sino enriquecer el Camino intentando mejorarlo si es posible. El hecho de haber tenido, este año, una experiencia negativa en el albergue de Castrojeriz no es lo que me ha movido a participar con escritos, mas o menos acertados, sobre el Camino de Santiago, algunas publicaciones españolas y extranjeras han tenido a bien recoger alguna de mis aportaciones. Si que es cierto que, este año, es la primera ocasión en la que me acerco a Internet, pero más por no conocer el medio que por descuido. Y sin más dilación paso a expresar mis reflexiones, más que opiniones.

El Camino de Santiago lo hacen los peregrinos.

Para mí es indiferente que lo hagan andando, en bici, en coche o bus, en avión, a caballo, en volandas o como puedan, porque para mí lo importante es ir a Santiago a venerar al Santo y de paso impregnarte de los valores humanistas y cristianos que anidan en cualquier rincón del Camino.

Es para los peregrinos, para los que personas de buen corazón o instituciones, han ido habilitando lugares de descanso que a lo largo de los años se han ido sofisticando, y no porque los peregrinos lo exijamos, ya que paramos igual en un local sin agua, ni caliente ni fría, y sin ninguna o pocas comodidades, que en lujosos albergues como el nuevo de Ponferrada. Todos los agradecemos por igual ya que no solo los usamos para dormir o asearnos, sino también, y esto es lo importante, para conocernos e intercambiar ideas y experiencias.

Es cierto que con la publicidad turística e institucional sobre el Camino, se han acercado a la ruta, personas e instituciones que no viven el Camino como un peregrinaje a Santiago para venerar al Santo. Los hay que potencian las experiencias místicas e incluso extrasensoriales, otros proponen aventuras turísticas con sentido humanista, otros el arte o la cultura; hay quién lo afronta como un reto personal, hay quién pretende ganar dinero o autoestima ... ¡PERO TODOS VAN A SANTIAGO! y opino que cualquiera que ame el Camino debe de animarles a venir, con independencia de su etiqueta. ¿Porqué? Porque lo más probable es que las personas de buen corazón admitan y potencien los valores humanistas/cristianos que para mí son el fundamento del Camino y lo impregnan de principio a fin, y los que no lo hagan no será por no haberlo intentado. No es proselitismo puro y duro, es divulgación y ejemplo lo que necesitamos.

¿Qué es lo que ha impulsado a instituciones y particulares a hacer y mejorar los albergues?. Opino que además de dar un servicio, a veces altruista otras no, lo hacen para ATRAER AL PEREGRINO QUE VA A SANTIAGO y por supuesto que no solo para difundir los valores que he expuesto.

La recuperación de los pueblos del Camino ha sido espectacular, han llegado algunas ofertas económicas, culturales y sociales a zonas deprimidas hasta la extenuación, también se han acercado los servicios a veces sociales otras pura y simplemente por dinero, los hostales, bares, algunos albergues, empresas turísticas, etc. siguen los postulados puros y duros de la Oferta y la Demanda, pero tampoco me parece mal, porque cada cual es libre de elegir y es más fácil elegir si hay donde hacerlo, además que, a través de estas empresas, se ha creado tejido económico que hace más fácil la vida a los lugareños del Camino. Pero son los negocios del espíritu los que más me ocupan.

En mi opinión, y por lo que puedo leer en publicaciones y foros sobre el Camino de Santiago, está muy extendida la idea de que los albergues y los hospitaleros son los que hacen el Camino. NO ESTOY DE ACUERDO, EL CAMINO LO HACEN LOS PEREGRINOS Y SANTIAGO.

Los albergues y las personas que los cuidan, son puntos de referencia para los peregrinos y dependiendo de los fines y carácter que tengan, atraerán a más o menos, a unos u otros, si no quieren acoger a algún tipo de peregrino que lo hagan público para no levantar expectativas que luego no se cumplen. Pueden anunciar Solo peregrinos de pago o Abstenerse franceses o Albergue para peregrinos cristianos o Albergue sádico para peregrinos masoquistas. Va, venga, seamos serios y recordemos la máxima escrita en Roncesvalles, donde se dice que el Camino admite a todo tipo de personas, incluidos ociosos, vanos, y vagos.

Digo que los albergues y hospitaleros son puntos de referencia, también son lugares de solidaridad y encuentro y cómo no, lugares de caridad; pero perdonarme si a alguno os resulta duro, el Camino sería igual Camino sin albergues y no sería Camino sin peregrinos. De hecho muchos años hemos estado peregrinado sin tener tantos ni tan bonitos albergues, nos hemos conformado con lo que nos han podido proporcionar las buenas gentes o con las estrellas, pero si hay un albergue destinado a peregrinos, es para uso de los peregrinos y no para satisfacción de su cuidador.

Hay algún hospitalero que pretende que todo el mundo lo conozca, lo adule, le estemos infinitamente agradecidos y lo demostremos con una total sumisión a sus manías, y ocurre que no tienen razón en despreciar nuestra posición alegando que somos caraduras con mochila, peregrinos de segunda y otras lindezas. Vamos a tratar el tema en iguales términos.

La mayoría de los hospitaleros lo son voluntarios por quince días y de la misma forma que en estas páginas se acusa a los peregrinos de ir al Camino a pasar unas vacaciones baratas, podemos opinar que los hospitaleros van a pasar unas vacaciones gratis en los albergues, sin la incomodidad de tener que andar todos los días, ocupando los mejores sitios de los albergues e imponiendo sus gustos y manías a los peregrinos que por allí caemos. A que es injusto. Pero no lo es menos que vuestras opiniones sobre los que hacemos el Camino.

Otro tratamiento me merecen los hospitaleros que lo son a tiempo total. Yo los veo como personas de buen corazón que de forma altruista dedican sus vidas a ATENDER A LOS PEREGRINOS y para ESO mantienen, cuidan, mejoran o amplían los locales e instalaciones que les ceden instituciones, asociaciones o ayuntamientos.

MIL VECES UN MILLÓN DE GRACIAS POR VUESTRA ENTREGA, gracias a vosotros es más fácil el Camino y también es más enriquecedor. Pero si la esencia del peregrino es ir a Santiago creo que la del hospitalero, más aún si lo es por vocación, es acoger y ayudar al peregrino. Por eso y solo por eso sois hospitaleros y no mesoneros.

Gregorio de Zaragoza.