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El Camino de Santiago ha pasado por vicisitudes históricas absolutamente dispares.
Puede decirse que el periodo de esplendor coincidió con la Edad Media. En aquel tiempo, la población padecía hambrunas y guerras que generaban migraciones amplias. Multitudes desarraigadas estaban dispuestas a partir en busca de luz espiritual o campos de batalla donde ganar la muerte o la riqueza.
La vida era tan corta y frágil, la tragedia estaba tan encima que muchos elegían el Camino como sistema de penitencia, purificación y acercamiento a las reliquias de los santos patronos.
Pero este espíritu fue variando a lo largo de los siglos. Hacia el XV creció la motivación caballeresca. Después, el peregrinaje fue trocándose en pícaro y pedigüeño.
Cluny, templarios y órdenes militares llenaron el Camino de monasterios, castillos y hospitales, para atender a la caterva de peregrinos.
El esplendor de la ruta jacobea perduró desde el siglo X al XV. Luego, con la reforma protestante y las guerras de religión, empezó a descender el número de peregrinos. El Camino entró entonces en una decadencia imparable. En el siglo XVIII y XIX la idea peregrina prácticamente se abandonó.
A mediados del siglo XX se produjo un nuevo interés de Europa por la vía de Compostela. Nacieron grupos de Amigos del Camino en varios países y determinadas instituciones de la política y la cultura española se centraron en la recuperación de la vieja senda.
Las iniciativas para la rehabilitación del Camino de Santiago empezaron a plasmarse en acciones concretas en la década de los 80.
En 1982, y coincidiendo con la concesión del Premio Europa a la ciudad de Santiago, la delegación española en el Consejo de Europa presentó una recomendación sobre la revitalización del Camino de Santiago.
En el 1987 el Consejo de Europa designó al Camino de Santiago Primer Itinerario Cultural Europeo. Gestiones gubernamentales, regionales y locales, visitas del Papa, denominación de Santiago como capitalidad europea, etc., han fortalecido desde entonces esa labor de recuperación.
Otro hito en esta etapa es, en 1993, la declaración del Camino de Santiago como Patrimonio de la Humanidad.
Con todo ello se ha logrado algo que era impensable hace medio siglo: comprobar que de forma habitual un abundante número de personas avanza, a pie, en bicicleta o en otros medios de transporte, por la vieja senda medieval en dirección a Compostela. Es un turismo que crece de año e año, una hermosa pasión para gentes amantes de la cultura, el arte y la naturaleza.
Paso nevado por manjarín, entre Astorga y Ponferrada. Foto guiarte
El crucero de Roncesvalles se confunde entre el verdor del entorno. Foto guiarte