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Reflexiones sobre los hospitaleros y peregrinos

El Camino es de todos; no es monopolio de nadie; son muchos los que muestran su amor por él, pero pocos los que se <i>mojan</i> para defender sus valores, costumbres y tradiciones.

Por H. Trigo

Castrojeriz, Burgos, 10 de julio de 2001

Cuando uno es peregrino ocupa una posición dinámica en el Camino, en la que según su personalidad y carácter va filtrando sus relaciones con unos peregrinos de su ámbito diario y rechazando el trato con otros (en unos casos sutilmente y en otros abiertamente) sin que sea motivo de escándalo para nadie.

El hospitalero ocupa una situación más estática y su atención a los peregrinos no es en base a la personalidad individual de cada uno o a la suya propia. Una de sus funciones es propiciar armonía en la convivencia colectiva de los peregrino acogidos en su refugio, con el handicap de que el peregrino siempre es considerado por todos como una víctima.

Cuando una persona elige libre y voluntariamente peregrinar a Santiago caminando o en bicicleta, eligiendo cada uno la manera que mas se amolda a sus necesidades particulares y con la decisión de las etapas, número de kilómetros, etc. etc., no es de recibo que sus exigencias se confundan con las demandas de personas necesitadas; sirva como ejemplo la crónica de Roberto Araujo un peregrino que entendiendo que la hospitalidad no es un derecho y conociendo sus limitaciones se planteo el Camino como un reto y compromiso personal donde él era el que tenía que superar las contrariedades que surgen con el mejor de los ánimos, sin perder la compostura y sin caer en el fatalismo.

Yo, después de haber hecho el Camino en varias ocasiones, tenía la inquietud y curiosidad de sentir el Camino como hospitalero, este año se me ha presentado la ocasión y después de analizar las posibilidades me decidí por circunstancias de tiempo y disponibilidad por hacerlo en la Asociación de Amigos de los Refugios en Castrojeriz.

Allí he estado recientemente una semana para adaptación y volveré en el mes de Agosto otras dos semanas.

La experiencia me ha parecido positiva pero tengo que concretar algunos aspectos no tan positivos. Para empezar es un trabajo agotador, existen ocasiones de desanimo por la rutina que se ven acrecentadas con la indiferencia por parte de muchos peregrinos que ven en la labor de los hospitaleros voluntarios obligación, o la creencia de que estos no tienen otra cosa mejor que hacer. El de hospitalero es un compromiso donde se paga uno todos los gastos y se realiza un trabajo por amor y solidaridad al Camino, pero donde conviene tener claro que los beneficiados no son ni mucho menos necesitados o desheredados del mundo, todo lo cual hace que personalmente me cuestionara el valor real del esfuerzo que supone ayudar a personas que realmente (y salvo excepciones) no tienen necesidad de ello.

Al hacer balance evidentemente hay momentos muy gratificantes, y donde he tenido ocasión de conocer y tratar a una persona excelente, con un gran corazón, y un gran amor por el Camino y los peregrinos; una persona con una claridad de ideas y una personalidad arrolladora que puede causar rechazo o admiración, pero nunca indiferencia...... se llama Resti y para los peregrinos es el alma de Castrojeriz, para los hospitaleros un entrañable amigo y profesor.

En los pocos tiempos muertos me he entretenido leyendo los ejemplares de la revista Peregrino que edita la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, que hoy por hoy y por su antigüedad tiene un gran peso especifico en todo lo relacionado con el Camino de Santiago. En varios números de esta revista se pueden ver (con cierta frecuencia y desde hace unos cuantos años) artículos donde se reflejan los problemas de la evolución y masificación del Camino.

A finales del año 1.994 en una reunión de hospitaleros voluntarios de la Federación se planteo la posibilidad y conveniencia de no otorgar Credenciales a los peregrinos en bicicleta (revista Peregrino).

En la revisión de la campaña del 95 a finales de Octubre los hospitaleros voluntarios de la Federación demandaban la conveniencia de que los albergues fueran gratuitos y se quejaban de la mentalidad hotelera que se va difundiendo entre los peregrinos (revista Peregrino).

En un suplemento este colectivo publica unas conclusiones en la que manifiestan la no conveniencia de ofrecer comidas o desayunos que puedan representar una competencia con establecimientos de hostelería locales (suplemento revista Peregrino).

En una carta del director de la revista y anterior presidente de la Federación ( Sr. Barreda ) expone un trabajo ejemplar con el titular : albergues del Camino; hay confusión entre lo que es hospitalidad jacobea y gratuidad aprovechada.

Mas recientemente el Sr. Arribas presidente de la Asociación de Burgos publica en esta misma revista un articulo titulado TURISTAS GO HOME ; en el que arremete sutilmente contra los ciclistas y expone la conveniencia de establecer una hora mínima para abandonar los albergues para evitar las molestias de los peregrinos que se levantan mas temprano molestando por doquier, llegando al siguiente albergue a las 9 o 10 de la mañana interrumpiendo las labores de limpieza de los hospitaleros, habiendo andado entre 2 y 3 horas de noche, todo con tal de conseguir un lugar privilegiado para poder descansar. Quejándose también de los que regatean kilómetros para conseguir la Compostela, del aumento de coches de apoyo, etc. etc.

También en las editoriales de esta revista Peregrino es normal títulos como.... LOS DERECHOS DEL PEREGRINO, LA AUSTERIDAD COMO OBJETIVO, ALBERGUES CON ALMA........ En todos estos artículos se repite lo mismo, la perdida del encanto en los albergues del Camino con las nuevas instalaciones, planteamientos sobre el tema de si el objetivo es hospedar peregrinos u ofrecer hospitalidad, la no conveniencia de instalaciones de acumulación-ordenada-de peregrinos, etc.

Es evidente que estos problemas están detectados desde hace años, y que en la actualidad, con el aumento de peregrinos se han multiplicado. El Camino no es monopolio de nadie; son muchos los que manifiestan su amor e interés por él, y pocos los que realmente deciden mojarse por mantener sus costumbres y tradiciones.

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