Por Tomás Alvarez.
En el árido panorama del comercio exterior español hay un oasis: es el epígrafe 4901 del listado de Aduanas, en el que se incluye el comercio de libros.
Año 2004: Exportaciones españolas de libros 697.670.000 euros; importaciones 199.148.000 euros. Un buen dato económico y cultural.
Pocos negocios pueden ser tan satisfactorios como el editorial, porque éste contribuye al goce espiritual y al fomento del conocimiento. "Las ciencias y las letras son el alimento de la juventud y el recreo de la vejez; ellas nos dan esplendor en la prosperidad y son un recurso y un consuelo en la desgracia", argumentaba hace dos milenios Cicerón
El año del Quijote.
Las nuevas tecnologías no están deteriorando el ámbito del libro; es más, el año 2005 será posiblemente en España un excelente ejercicio para el sector, y en buena medida por el impulso de las celebraciones del IV centenario del Quijote, hidalgo que de haber sido coronado por la santidad hubiera sido nombrado patrono de los libreros, pues no en vano "vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos".
Sólo de la famosa novela de Cervantes se venderá este año en España un millón de ejemplares, según estimaciones de Antonio Avila, director ejecutivo del Gremio de Editores de España, quien calcula en unas cuarenta las ediciones y reediciones de la obra cervantina presentadas en el ejercicio.
Recientes estadísticas situaban al Quijote como el segundo libro más vendido en el trimestre... pero los datos anuales pueden ser aún mejores, porque el libro clásico mantiene una venta continua, frente a la eventualidad de los éxitos editoriales de temporada.
Las celebraciones del Quijote han tenido gran calidad. Promociones como las llevadas a cabo por el Ministerio de Cultura o la comunidad de Castilla-la Mancha, muestras como las de la Biblioteca Nacional de España o las organizadas en Barcelona (El Quijote y el mar) animan a la lectura o relectura de la obra cervantina universal... Además, en multitud de colegios de toda España se ha puesto este libro como elemento especial de análisis.
La inversión cultural es muy rentable económica y socialmente. Opina Antonio Avila que "con 20 millones de euros se hacen sólo unos kilómetros de autopistas... pero en cambio, ese mismo dinero invertido en política de bibliotecas supone un impuso cualitativo histórico".
La inversión cultural es rentable hasta para la atracción de capitales exteriores, que a la hora de invertir en un país no miran sólo aspectos legislativos o estratégicos sino la calificación cultural de la sociedad.
El negocio del libro.
Lejos están aquellos tiempos en los que para hacer un buen libro hacía falta mucho tiempo y notables artesanos. Para hacer una obra maestra, como "Las muy ricas horas", el Duque de Berry contrató a los tres hermanos Limburgo, oriundos de Nimega, Holanda. Los tres fallecieron, sin acabar el trabajo, en 1416; Otro artista, pintó algunas escenas entre 1438 y 1442, hasta que Jean Colombe, terminó la tarea hacia 1485.
Ahora estamos en otra dimensión productiva. Cada año aparecen en España 70.000 nuevos títulos según las estadísticas del registro bibliográfico oficial de España ISBN (International Standard Book Numbering), aunque realmente "nuevos" puede considerarse que aparecen "sólo" unos 20.000 títulos.
¿Cuál es la explicación de esa diferencia tan grande? Hay muchos títulos que aparecen con tapas de lujo, en edición de bolsillo, en fascículos, o en distintos idiomas del país... Y eso por no hablar de los libros de texto que a veces tienen ediciones distintas para determinadas autonomías o que se hacen en distintas lenguas (y distinto ISBN).
La industria editorial española tiene pujanza notable y competitividad. Por cierto, a mucha gente le asombrará saber que las mayores exportaciones se efectúen hacia el Europa, cuando parecería lógico que el mercado editorial estuviera básicamente en la América hispana.
Los grandes clientes de la industria editorial española son Francia (109.783.000 euros), Reino Unido (101.165.000), México (92.186.000), Portugal (62.081.000), Italia (55.580.000), Alemania (49.375.000) y Estados Unidos (33.320.000), según los datos de Aduanas de 2004.
Hay una explicación para ello. En toda Europa se comercializan con gran éxito las ediciones en fascículos realizadas en España y luego vendidas en los distintos idiomas europeos, en función del destino geográfico.
También hay una explicación para que países como Argentina no estén mejor situados en el listado de los grandes clientes de la edición española. Muchas editoriales no exportan libros sino "proyectos editoriales". Es decir, envían el texto y la maquetación e imprimen al otro lado del Atlántico. De esta forma, se puede decir que además del saldo favorable en el epígrafe 4901 de Aduanas (balanza de bienes) hay otro saldo positivo similar en la balanza de servicios, debido al sector editorial.
Si España representa aproximadamente al uno por ciento del total de las exportaciones mundiales, en el ámbito lo editorial el país representaría al 3 por ciento. Esa, la del libro, es la bella industria del Quijote.
...Y es una industria que difícilmente quebrará, porque "un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo" (proverbio árabe).