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Visiones del Quijote

En La Pedrera, Barcelona, se puede ver hasta el 12 de junio la muestra “VISIONES DEL QUIJOTE. Hogarth, Doré, Daumier, Picasso, Dalí, Ponç, Matta, Saura”. Luego se podrá ver en el Convento de Santa Inés de Sevilla.

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Esta exposición, organizada por Fundació Caixa Catalunya, se ha planteado como una crónica reflexiva sobre los modelos de representación que ocho artistas han propuesto a los lectores de El Quijote, a lo largo de más de tres siglos, centrada en las figuras de don Quijote y Sancho, como expresión de la mirada barroca, ilustrada, romántica, moderna y contemporánea.

El recorrido de la exposición se inicia con la mirada satírica de William Hogarth (1697-1764), cuando ya se ha consagrado y fijado para la posteridad el canon de un Quijote, alto, delgado y de cierta fragilidad asténica, frente a las imágenes de los primeros ilustradores en las que aparecía un caballero robusto y cómicamente airado junto a su escudero (pechicorto y patilargo al decir de Cervantes). Pese a que la creación de Hogarth fue rechazada por sus editores, quienes la juzgaron social y políticamente incorrecta, obtuvo una notable difusión y prestigio póstumos.

El canon de la iconografía quijotesca da una revolucionaria vuelta de tuerca con Gustavo Doré (1832-1888), cuya obra, muy popular pese a no gozar del favor de los críticos, ennobleció la figura del caballero, convirtiéndolo en un protomártir de la lucha contra la obscenidad de la realidad conforme al paladar romántico de la época y a la «moda española» de los viajeros franceses —sobre todo escritores y artistas— por las ciudades y paisajes peninsulares. Fue, sin embargo, su contemporáneo, Honoré Daumier (1808-1879), quien instauró algunos de los rasgos recurrentes en la mirada de los artistas y por tanto en el arte del futuro, al estilizar las figuras del caballero, del escudero y de sus respectivas cabalgaduras, tan atento al dibujo como al óleo, insertándolas, además, en un paisaje desolado.

La exposición abre aquí un paréntesis sobre la abultada producción decimonónica del costumbrismo casticista, para enlazar a Daumier con la modernidad de Pablo Picasso (1881-1973). Su genio no sólo rescata en los años 50 la iconografía del Quijote y de Sancho para una sensibilidad «progresista», públicamente antifranquista, sino que, con una extraordinaria imagen emblemática, inaugura un nuevo canon quijotesco: el de las formassilueta esenciales, vaciadas de representación superflua.

Visiones del Quijote muestra luego la recreación de arquetipos cervantinos por parte de tres genios surrealistas: el revolucionario renovador del primer surrealismo, Salvador Dalí, y dos parasurrealistas posteriores de obra extremadamente personal, Joan Ponç y Roberto Matta. Así, Salvador Dalí (1904-1989) ofrece una inolvidable lectura paranoico-crítica de escenas cervantinas junto con dibujos de provocadora perfección neoclásica, en aquella famosa primera serie de trabajos realizados en 1946 para Random House. El chileno Roberto Matta (1911-2002) recrea, en cambio, autenticas visiones interiores de una materia o energía en movimiento, más allá de la realidad aparente, como homenaje a un Quijote valeroso y justiciero, en una lectura política y moral similar a la de Picasso.

Por su parte, el catalán Joan Ponç (1927-1984), retoma una iconografía cervantina de engañosa representación, que es la de un irrepetible universo interior, transido de unamuniano dolor existencial y nihilismo.

La exposición se cierra con la obra de Antonio Saura (1930-1998), como muestra de la indiscutible maestría en la recreación del código moderno inaugurado por Picasso, pero cuyo desarrollo expresivo, conforma una proyección de la propia sombra y de obsesiones íntimas en las que un cuadro o un libro pueden propiciar el mismo tratamiento artístico que una profunda experiencia autobiográfica.

De este modo, la muestra pasa revista crítica a ocho modelos de representación de los personajes cervantinos, desde la crítica social de raíz ilustrada, pasando por la visión sacralizadora del romanticismo, para concluir con los códigos expresivos de la modernidad, tanto en su vertiente picassiana como en los universos interiores del surrealismo y su herencia en la segunda mitad del siglo XX.

Como complemento de la exposición, se ha editado un catálogo en catalán y castellano que documenta las obras expuestas e incluye el ensayo de José Luis Giménez-Frontín "De la pedagogía al signo. A propósito de Visiones del Quijote: Hogarth, Doré, Daumier, Picasso, Dalí, Ponç, Matta, Saura" y una antología comentada de textots de diferentes pensadores, a cargo de Ramón Andrés y Rosa Rius.

El comisario de la exposición, José Luis Giménez-Frontín, ha explicado que no se trata de un recuento crítico de las ediciones ilustradas del Quijote, ni tampoco una miscelánea temática, sino de "una crónica reflexiva sobre los modelos de representación que ocho artistas han propuesto a los lectores del Quijote a lo largo de más de tres siglos”

Fuera de la muestra han quedado trabajos de numerosos artistas con una o dos obras sobre el tema del Quijote, tales como como Archimboldo, Goya, Cezanne o Gauguin.

HONORÉ DAUMIER. Don Quijote y Sancho Panza c. 1866-1968. Óleo sobre tela.Hammer Museum, Los Ángeles, California

HONORÉ DAUMIER. Don Quijote y Sancho Panza c. 1866-1968. Óleo sobre tela.Hammer Museum, Los Ángeles, California

JOAN PONÇ.  / De la serie "Don Quichotte", 1979. Aguafuerte. Musée d´Art moderne de la Ville de Paris

JOAN PONÇ. / De la serie "Don Quichotte", 1979. Aguafuerte. Musée d´Art moderne de la Ville de Paris

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