Madrid, 10 de julio de 2013
El pasado 8 de julio, tuvo lugar la presentación en el Museo del Prado del nuevo acuerdo entre Iberdrola y la institución madrileña. Esta colaboración permitirá una mejor presentación y conservación de las colecciones del Prado, con la sustitución integral del actual sistema de iluminación de sus salas expositivas por uno con tecnología led. Este nuevo sistema de iluminación permitirá a la institución incorporarse en políticas sostenibles. Esta nueva iuminación intensificará el color y provocará la correcta sensación de volumen, generará efecto de profundidad sin distorsionar la composición y mejorará la nitidez de la visión. La ejecución del proyecto se realizará en doce fases de trabajo y se prolongará hasta mayo de 2017.
Durante el acto, la institución presentó un San Jerónimo, recientemente atribuido a Ribera, que se muestra por primera vez en sus salas tras su restauración, realizada también con el apoyo de la Fundación Iberdrola. Así mismo, se han destacado otras dos importantes restauraciones recientes: la de El triunfo de San Hermenegildo de Herrera el Mozo, y la de María Luisa de Parma con tontillo de Goya. También se anunció la próxima intervención sobre El expolio del Greco, procedente de la Catedral de Toledo.
Restauraciones recientes
El San Jerónimo escribiendo, de José de Ribera, se encontraba depositado en la Casa-Museo Colón de Las Palmas de Gran Canaria, atribuido al pintor valenciano Esteban March. Recientemente, Gianni Papi, especialista en pintura caravaggista, lo identificó y publicó como obra temprana de José de Ribera. Las razones que avalan esa atribución se basan en sus estrechas similitudes compositivas y estilísticas con varios cuadros realizados por ese pintor en torno a 1615, como alguno de los que integran la serie de “Los Sentidos”. Con ellos comparte una precisión descriptiva y un uso muy tenebrista de la luz, que tiene su origen en una asimilación muy personal de los modelos de Caravaggio.
El cuadro llegó al Museo con problemas en todo su perímetro, debido a humedades y a un antiguo ataque de xilófagos, y con una superficie pictórica de aspecto anómalo, debido a la oxidación de sus barnices, a las irregularidades de su superficie que produjo una antigua forración, y a una limpieza anterior. Durante su proceso de restauración se han asentado y regularizado sus bordes, se han eliminado la polución y los barnices oxidados, se han reintegrado algunas faltas puntuales, y se ha sometido el cuadro a una limpieza que ha dado como resultado la recuperación de numerosos planos espaciales y, con ella, de la corporeidad del santo.
El triunfo de san Hermenegildo, de Herrera el Mozo, es una de las obras fundamentales de la historia de la pintura española del Siglo de Oro. Pintado en 1654 para el altar mayor de la iglesia de los Carmelitas Descalzos de Madrid, inaugura en la pintura española la tendencia hacia un dinamismo y un cromatismo plenamente barrocos, que marcará decisivamente la obra de los artistas madrileños y sevillanos de la segunda mitad del siglo.
Se trata de una de las primeras obras adquiridas para el museo del Prado, en el que ingresó en 1832. Su estado general de conservación es bueno, pero el tiempo había oxidado sus barnices, que recubrían a su vez una capa de polvo y colas incrustadas entre el relieve de la pincelada. Todo ello había dado como resultado un ensombrecimiento general de la obra, lo que afectaba vivamente la lectura de una pintura que su creador concibió como un alarde lumínico, cromático y espacial.
María Luisa de Parma con tontillo, de Goya, es uno de los retratos reales más pensados y técnicamente más elaborados de Goya. Realizado en diciembre de 1789, inmediatamente después del acceso al trono de los nuevos monarcas, presenta a la reina a la manera francesa con una amplia falda o tontillo y un espectacular tocado que cubre su cabeza con gasas y plumas.
La obra ha mantenido la perfecta conservación de los empastes, que han conservado todo su relieve y con ello procuran la sutil distribución de la luz pensada por Goya. Con la limpieza de la gruesa capa de barnices amarillentos, se ha recuperado la belleza del colorido y sus gradaciones e intensidades, como en las telas o en la delicadeza de las carnaciones. Goya demuestra aquí toda su capacidad para representar la realidad de todas las materias: sedas, oros, joyas…, en una de la obras de mayor modernidad en la variedad y abstracción de las pinceladas.
San Jerónimo (después de la restauración) José de Ribera. Siglo XVII
El triunfo de san Hermenegildo (después de la restauración) Francisco de Herrera el Mozo. 1654
María Luisa de Parma con tontillo (antes y después de la restauración) Francisco de Goya. 1789